De las cenizas surgió todo un movimiento

El estudio, titulado From the Ashes, examina el surgimiento de un movimiento de justicia social en Los Ángeles en las últimos dos décadas

La líder sindical María Elena Durazo escucha la presentación del profesor Manuel Pastor del estudio.

La líder sindical María Elena Durazo escucha la presentación del profesor Manuel Pastor del estudio. Crédito: Aurelia Ventura / La Opinión

En vísperas del 20 aniversario de los disturbios de LA, varios académicos y activistas se reunieron para divulgar y discutir las conclusiones de un estudio sobre el surgimiento de movimientos sociales tras los sucesos de la primavera de 1992.

Más de 400 miembros de la comunidad interesados en el evento histórico asistieron ayer a la conferencia en la Universidad del Sur de California (USC), ubicada muy cerca de donde surgió la violencia y destrucción en reacción al veredicto de que los cuatro policías que abatieron a Rodney King no eran culpables.

El estudio, titulado From the Ashes, examina el surgimiento de un movimiento de justicia social en Los Ángeles en las últimos dos décadas y afirma que el levantamiento ayudó a crear una comunidad más multicultural.

“Pienso que las relaciones raciales han mejorado en Los Ángeles por la infraestructura de organización que ha surgido”, declaró Manuel Pastor, un autor del estudio y profesor de Estudios Americanos y Etnia de USC. “Los disturbios animaron a la gente a que empezara a pensar en nuevos modos y estrategias”.

Otro orador, Anthony Thigpenn, presidente de la organización California Calls , dijo que “todavía hay problemas enormes y similares a los del 1992, pero hay varias organizaciones y proyectos que datan del 1992 que están haciendo buen progreso al cambiar la escena en Los Ángeles”.

Líderes de muchas de esas organizaciones, basadas en el Sur de Los Ángeles y Koreatown, adonde llegaron los disturbios, dieron ejemplos del progreso ocurrido.

Entre ellos la Koreatown Immigrant Workers Alliance (KIWA), formada un par de meses antes de los disturbios para traer igualdad y justicia a la comunidad. La organización comenzó con una mayoría de miembros coreanos, pero ahora la mitad son latinos porque muchos de ellos trabajan con coreanos y tienen buenas relaciones, relató el director ejecutivo retirado Danny Park.

“Las tensiones raciales fueron la chispa para los disturbios, pero la base de la tensión fue frustración por la escasez de trabajos”, dijo Park.

En otra conversación, Angélica Salas, directora ejecutiva de la Coalición para Derechos Humanos de los Inmigrantes de Los Ángeles (CHIRLA), amplió la discusión en torno a los derechos civiles al hablar sobre el movimiento proinmigrante y la situación inestable que existe por as deportaciones que están dividiendo a las familias.

“Tenemos que tomar carta en el asunto para que lo del disturbio del 1992 no se repita”, indicó Salas. “Fue en el 1992 que se descubrió que había tantos inmigrantes en Los Ángeles, pero en los últimos 20 años hemos visto leyes restrictivas y punitivas que han creado problemas para la comunidad y tenemos que cambiar esa situación”.

Entre los muchos asistentes a la conferencia que fueron afectados directamente por los disturbios estuvo Juan Venegas, de 30 años, que todavía vive en la misma casa del Sur, en la calle 53 entre Figueroa y Hoover.

Sólo tenia 11 años y estaba en el sexto grado cuando se realizaron los disturbios, y dijo que fue bueno ver que ha habido progreso por los esfuerzos de organizaciones multirraciales, pero buscaba más respuestas.

“Sentí que podría haber sido más pertinente a lo que sucedió esos días y los eventos antecedentes que lo causó”, dijo Venegas. “Estoy seguro que mucha gente que asistió todavía no había nacido o estaba muy joven. Me gustaría haber oído más relatos de primera mano, porque eso trae entendimiento”.

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