El doctor colombiano Mauricio Silva sirve a niños latinos de bajos ingresos de LA

El ortopedista colombiano Mauricio Silva ha encontrado en su trabajo como director médico asistente del Hospital Ortopédico de Los Ángeles (LAOH), una muy buena oportunidad para acercarse a la comunidad hispana, especialmente a los niños de bajos ingresos, apoyándolos en el proceso de rehabilitación

El ortopedista colombiano Mauricio Silva en su consultorio del Hospital Ortopédico de Los Ángeles.

El ortopedista colombiano Mauricio Silva en su consultorio del Hospital Ortopédico de Los Ángeles. Crédito: EFE

El ortopedista colombiano Mauricio Silva ha encontrado en su trabajo como director médico asistente del Hospital Ortopédico de Los Ángeles (LAOH), una muy buena oportunidad para acercarse a la comunidad hispana, especialmente a los niños, apoyándolos en el, a veces muy difícil, proceso de rehabilitación.

Bajo su liderazgo, el cuerpo médico del hospital atiende diariamente decenas de pacientes, la mayoría niños hispanos de bajos recursos, para curarlos y facilitar su recuperación desde una fractura de brazo hasta una reconstrucción de rodilla o cadera.

“Para mí personalmente, como hispano y como médico colombiano, ha sido fantástico poder devolver un poco a nuestra misma comunidad y poderle servir”, destacó el ortopedista en una entrevista reciente.

Para Silva, el ser hispano y hablar español ha significado una gran oportunidad para servir a una comunidad muy necesitada y que cuenta con pocos recursos.

“Para la comunidad, encontrar un médico que habla su idioma es una gran ventaja. Realmente marca la diferencia pues ellos se sienten cómodos y a mí me encanta trabajar con ellos porque son muy agradecidos”, explica.

Sin embargo, la carrera en EEUU de este especialista hispano no siempre fue una opción clara. Inicialmente, el proyecto era venir unos meses para obtener más experiencia y preparación luego de haber terminado su especialización en Colombia.

“Nunca pensé quedarme en los Estados Unidos. Pensaba venir por un período entre seis meses y un año”, explica el doctor Silva recordando su intención al venir a este país en 1999, recién casado, “gracias al apoyo de un mentor maravilloso que tenía, el doctor Luck”, para regresar luego a ejercer la medicina en su país.

Los primeros meses de su preparación estadounidense no fueron nada fáciles.

“Fue una época muy difícil porque, yo no hablaba inglés y llegaba mi casa del trabajo completamente frustrado porque primero, no me podía hacer entender y segundo, entendía muy poco lo que me decían”, apunta.

Con esfuerzo y después de medio año, pudo manejar el idioma y comenzó a trabajar en investigación, encontrando muchas oportunidades en el mismo hospital donde hoy además de director médico asistente es responsable del servicio de urgencias.

Al mismo tiempo, su esposa decidió hacer una hacer una especialización en salud pública en la Universidad de California de Los Ángeles (UCLA), y “esos primeros seis meses se nos convirtieron en un año y medio, un tiempo en el que tuve que trabajar muy fuerte y sacar adelante mucha investigación que me permitió publicar muchos artículos”, relata.

Sin embargo, “siempre pensamos en volver a Colombia, tuvimos las maletas empacadas tres veces y alcancé a mandar cajas con libros, pero siempre algo pasaba”.

A los tres años de haber venido, y cuando su esposa ya tenía un año de estar trabajando después de terminar su maestría, decidieron que definitivamente era el momento de volver a su país.

Cuando Silva comunicó su decisión la junta directiva del LAOH, explicándoles que no se podía quedar porque no tenía licencia para practicar la medicina, su mentor quiso buscar una alternativa.

“Como yo tenía experiencia en hemofilia y hay muy pocas personas trabajando en esa área, él logró hacerme miembro del personal de UCLA y me dieron un permiso especial que me permitía trabajar mientras tomaba los exámenes”, recuerda.

Así, el especialista colombiano terminó tomando los exámenes para la licencia médica “quince años después de haber terminado los estudios de medicina, lo cual no fue nada fácil”.

Ocho años después de haber venido “para estar seis meses”, los Silva decidieron que éste era su hogar y que aquí era donde querían sacar adelante su familia, incluyendo sus dos hijos, Martín, hoy de nueve años, y Nicolasa, de cinco, “formándolos en los mismos valores en los que nos formaron a nosotros”.

Hoy, tras años de esfuerzo y trabajo duro, Silva quiere seguir apoyando a la comunidad hispana del sur de Los Ángeles, no sólo en la solución de sus problemas físicos sino motivándolos a que se eduquen.

“Yo sé que cuesta trabajo, hay que trabajar duro, pero si lo hacen con disciplina y se esfuerzan y estudian, con seguridad eso va a pagar dividendos a largo plazo”, concluye el médico hispano.

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