Los ocho sobrevivientes del 7-1 contra Alemania, que todavía atormenta a Brasil en Belo Horizonte

El Scratch vuelve a jugar en el Mineirao, donde sufrió hace dos años la peor derrota de su historia

Brasil vs. Alemania

Aquel 8 de julio de 2014 fue una tarde de olvido para la selección de Brasil. Crédito: MEXSPORT

No hace falta ser argentino para agitar el fantasma. En esta ciudad, la evocación viene pegada a cualquier comentario vinculado al gran partido que está por llegar: el Mineirazo vivirá por siempre en la memoria colectiva del Brasil futbolero. Porque fue aquí, en el mismo estadio donde el jueves se volverá a jugar el clásico sudamericano, que la selección local enterró de una manera humillante su sueño de salir campeona mundial de local. Lo mencionan los taxistas no bien descubren el acento visitante en el aeropuerto, lo repiten los mozos en los bares, lo machacan los cronistas de TV: Brasil vuelve a la escena del crimen. Y justo contra la Argentina.

Pasaron 856 días desde el inolvidable 1-7 que le embocó Alemania. El término tiene relación con el boxeo, claro: esas trompadas todavía duelen. Lo saben los futbolistas que entrena Tite, el técnico que le lavó la cara al equipo y lo colocó en la primera posición de la clasificación a Rusia 2018 con tan solo cuatro partidos en el cargo (todos ganados). Y ante cada pregunta sobre el asunto, responden mirando más hacia adelante que hacia atrás: “Queremos darle una alegría a la afición de aquí. Vamos a hacer lo mejor posible para devolver el cariño que nos dieron”, eludió el defensor Gil. “Aquello no se apagará jamás, pero ahora están pasando cosas nuevas, cosas buenas. Es el momento exacto para volver”, se animó un poco más el delantero Douglas Costa.

La seleção sigue una estrategia cuidada: da pasos lentos para recuperar ese cariño del público que se volvió abucheo en las fotos finales del Mundial. Por eso, la Confederación Brasileña ideó una trayectoria de norte a sur: el equipo jugó sus primeros cinco partidos de local en aquellas ciudades que menos reciben al equipo, un reaseguro de que sería bien tratado. Y sucedió, más allá de los resultados: hubo amor en Fortaleza (contra Perú), Salvador (Venezuela), Recife (Uruguay), Natal (Bolivia) y Manaos (Colombia). Ahora toca la parada especial de Belo Horizonte y en 2017 serán ojos todavía menos amables los que examinarán a los muchachos: volverán a jugar en Río de Janeiro y San Pablo, las dos ciudades donde más partidos registra. Y menos se la perdona.

Y justamente para acercar más a los jugadores al público mineiro, ayer el entrenamiento en el estadio de América fue a puertas abiertas y con un fin benéfico: se podía ingresar a cambio de donar un alimento. Al final, alrededor de ocho mil personas vieron los movimientos leves de 16 jugadores. No estaba Neymar, que llegaría a la ciudad durante la madrugada de este martes en el vuelo puesto a disposición por Barcelona, junto con Messi y Mascherano.

No estaba Neymar tampoco la noche sórdida del 8 de julio de 2014. Lesionado en el partido anterior ante Colombia, el crack sufrió la peor derrota de la historia de Brasil desde la tribuna. En cambio sí jugaron esa vez cuatro futbolistas que se presume serán titulares el jueves: Marcelo, Fernandinho, Paulinho y Willian (los dos últimos ingresaron en el segundo tiempo). En el plantel hay otros tres que también eran parte entonces: Thiago Silva, Miranda y Dani Alves. Ocho que ahora tratarán de no experimentar un déjà vu.

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