Un peruano que ve el mundo a través del grano del café

Oswaldo Aguilar, curtido en la distribución a negocios, quiere que EEUU ponga en su cafetera el producto de su país

Oswaldo Aguilar dice que está en un negocio de volumen pero a este se llega poco a poco. De la misma manera que gota a gota se hace el café con colador.

En ello está. Literalmente.

Este peruano, nacido en El Callao hace 62 años tiene una empresa que distribuye mercancía para supermercados, bodegas y minimercados, desde productos de limpieza hasta medicinas sin receta. Dice que es un humilde empresario porque su negocio es pequeño, tiene algo menos de 100 clientes cuando las empresas de su sector sobrepasan el millar, y son tres empleados que tienen su sede en Queens. Aguilar abrió su negocio en 2009 después de haber trabajado para una empresa también de distribución de productos mexicanos. Antes se había empleado en compañias de comunicaciones y trabajado muy duro, “como todos los emigrantes”, dice al hablar de una época anterior en la que incluso tuvo un negocio de joyería.

En la distribuidora en la que empezó a conocer el consumo de negocio a negocio le ofrecieron un puesto de manager pero él decidió establecerse por su cuenta. “Empecé vendiendo todo lo que me pedían, como no tenia negocio, hacía todo, yo solo, con mi dinero, guardando mercancía en mi casa y distribuyendo con mi camioneta”, explica. Hace tres años empezó a distribuir café de Colombia y “me di cuenta que no había café peruano”.

Ahora, mientras sigue haciendo crecer esta compañía, ha decidido poner en el mapa el café de su país. Para ello está importando café verde y fresco cultivado con técnicas ecológicas. Lo tuesta en Nueva York y lo empaqueta bajo la marca Peruchi, “el gentilicio con el que me llamaban, nadie me llamaba Oswaldo”, explica. Además del certificado de orgánico, el café también es kosher. “Si lo quiero vender en Whole Foods o en Manhattan me lo van a pedir así”, explica.

Oswaldo Aguilar trae el café orgánico y kosher en grano y lo tuesta en Nueva York./Mariela Lombard
Oswaldo Aguilar trae el café orgánico y kosher en grano y lo tuesta en Nueva York./Mariela Lombard

Peruchi llegó al mercado hace apenas unos meses y desde su página web abierta hace unas semanas vende el café al por menor a todo el país mientras él sigue comercializando al por mayor en supermercados generales y restaurantes peruanos. Su aspiración es vender entre los peruanos establecidos en EEUU en el estado que sea.

Peruchi reconoce que teniendo en cuenta que el consumo de café diario es de 700 tazas, su incipiente negocio es pequeño. “Yo digo que soy un intruso en el mundo del café”, dice sonriendo, “pero lo que yo hago es abrir el camino para que las empresas y las cooperativas de Perú puedan exportar café”.

Aguilar, que emigró en los setenta primero a Venezuela y luego a EEUU, ha estudiado empresariales y economía aunque no terminó la universidad. Pero esos estudios y su experiencia le han enseñado que hay límites a lo que puede hacer como empresario por lo que mantiene los pies en la tierra y objetivos poco descabellados: “en cinco años espero tener una parte importante del mercado cafetero para peruanos”.

Oswaldo Aguilar, manager de Perucchi Trading, y el propietario del restaurante peruano Pollo D' Or, Manuel Santisteban, en Brooklyn. /Mariela Lombard
Oswaldo Aguilar, manager de Perucchi Trading, y el propietario del restaurante peruano Pollo D’ Or, Manuel Santisteban, en Brooklyn. /Mariela Lombard

Sus razones es que para salir adelante se necesita dinero, infraestructura, tiempo y know how (experiencia) y si falta uno de estos elementos no se puede llegar lejos. “A mi siempre me ha faltado más de uno, el capital y la infraestructura que van de la mano”.

Ahora ya tiene financiación, “no la que quisiera pero hay oportunidades porque los bancos ya tienen dinero y los intereses son bajos. “Barack Obama deja el país con una economía sólida”, explica dando salida a su formación económica.

Este empresario peruano reconoce que el tratado de libre comercio de su país con EEUU que fue efectivo en 2009 está ayudando a que el país esté exportanto más palta (aguacate) y espárragos que nunca, es decir, ha sido muy beneficioso. Al hablar de las tarifas a la importación hace el gesto del cero para referirse a cómo esto ha ayudado a florecer la agricultura en Perú. “Ya estamos en el mapa”, asegura.

En ese sentido es crítico con las llamadas a revisar los acuerdos de libre comercio. “Sería nefasto que se revisara el libre comercio. Si yo no pudiera traer café en las condiciones actuales romperíamos una cadena de valor que estamos construyendo desde mi país hasta aquí”.

Ahora bien, mirando al futuro económcio, Aguilar cree que para que Latinoamérica y con este área del mundo su país despegue es necesario que no solo se exporten materias primas, sino productos procesados. “Veo el mundo a través del grano del café”, dice y está bien exportar lo que se tiene pero hay que procesarlo también, como en Asia, darle valor añadido, porque sin esto no se llega lejos.

Después del almuerzo

Peruchi vende su café ya a 20 restaurantes en Nueva York. “La comida peruana nos va a ayudar a crecer” dice después de admitir que le cuesta más la mercadotecnia que el café. Mi idea es tener una fuerte presencia en la comunidad peruana de este país y apoyarme también en el consumo general”. Lo dice en el restaurante Pollo D´Oro de Brooklyn que a la hora en la que llega está casi lleno de empleados de los negocios de la zona para un almuerzo tardío. “El 60% de ellos son de todos los lados”, calcula mientras apura el final de su taza.

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