Video: El trastorno que hace que a esta mujer le crezca un segundo esqueleto

Imagina sentir que gran parte de tu cuerpo se encuentra inmovilizado por un bloque de hielo

Imagina no tener la capacidad de mover tus articulaciones, porque todos están bloqueados en una misma posición; sentir que gran parte de tu cuerpo se encuentra inmovilizado por un bloque de hielo.

La pesadilla no acaba ahí: los músculos, tendones, ligamentos y otros tejidos conectivos se van convirtiendo en hueso, formando así un segundo esqueleto.

Esa es la realidad diaria de Jasmin Floyd (23), quien sufre de fibrodisplasia osificante progresiva (FOP), también conocida como “Síndrome del hombre piedra”. Esta “afección está vinculada con un problema en los genes (mutación genética) que controlan a las células productoras de hueso. La mutación sucede cuando el bebé se está desarrollando en el útero”.

Este trastorno genético hace que el tejido muscular y ligamentos se endurezcan y formen en el tejido óseo que se desarrolla fuera del esqueleto normal.

De extraña aparición, en el mundo solo se han confirmado 800 casos de esta enfermedad. En Estados Unidos, Floyd es una de los 285 pacientes registrados.

En el caso de esta joven, tiene que hacer un doble esfuerzo para recoger las cosas del suelo, debido al crecimiento adicional de hueso en su espalda.

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Jasmin Floyd (23) sufre de fibrodisplasia osificante progresiva (FOP).(Captura / CNN)

“Es muy intimidante… algo que no puedo controlar. Está intentando apoderarse de mi cuerpo”, dijo la mujer en una entrevista con CNN.

A la paciente se le hace muy difícil comer, ya que, recientemente, un brote en el lado derecho de su cara le cerró la mandíbula, por lo que no puede abrir su boca más de un centímetro.

Las manifestaciones de la enfermedad que padece Floyd iniciaron poco después de su nacimiento cuando médicos detectaron un bulto del tamaño de un frijol en el dedo gordo de su pie. En principio, los médicos le dijeron a sus padres que no había nada de qué preocuparse. Pero cuando tenía entre nueve y diez meses,  empezó a desarrollar otras masas pequeñas en su cráneo y a lo largo de su espina dorsal. Sin embargo, en ese momento, los doctores no establecieron un diagnóstico específico.

En preescolar, la niña comenzó a quejarse de fuertes dolores en el cuello. Los médicos pensaron que era la enfermedad de Lyme, cáncer o tortícolis. No fue hasta enero de 1999, cuando un doctor de la ciudad de Hartford, en Connecticut, determinó que la niña padecía de FOP.

“El diagnóstico real simplemente nos sorprendió a todos: estábamos absolutamente perdidos”, dijo su padre John.

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