Editorial: Dejen que la verdad se conozca

No es normal que sin haber asumido la presidencia, el futuro asesor de seguridad nacional del presidente electo ya esté negociando con Rusia como si fuera vocero del gobierno, cuando todavía el que manda es otr

Flynn habría discutido las sanciones de EEUU a Rusia con el embajador ruso en el país, Sergey Kislya, durante la presidencia de Obama.

Flynn habría discutido las sanciones de EEUU a Rusia con el embajador ruso en el país, Sergey Kislya, durante la presidencia de Obama. Crédito: Win McNamee | Getty Images

La figura del exasesor de seguridad nacional, Michael Flynn, fue controversial por su comentarios contra los musulmanes, por las teorías conspirativas y por su cercanía con Trump.

Precisamente esto último es lo que hoy sobresale en medio de las revelaciones de que Flynn tuvo a fin del año pasado una conversación telefónica con el embajador ruso Sergey Kislayk, en donde se habló de las sanciones que la Administración Obama había impuesto a Rusia.

Primero la administración, a través del vicepresidente Mike Pence, dijo que en la conversación no se habló de las sanciones. Los reportes posteriores indicaron que de acuerdo a la intercepción del FBI del teléfono del diplomático, Flynn sí habló de ellas. Luego se supo que el Departamento de la Justicia le informó al gobierno de Trump, poco después de hacerse cargo, que Flynn estaba expuesto a un chantaje por parte de los rusos.

La Casa Blanca dice que Flynn mintió a Pence cuando negó el contenido del llamado con Klayk, que por eso perdió la confianza de Trump y debió partir. Y todo demás está bien y es legal.

Pero no está claro.

No es normal que sin haber asumido la presidencia, el futuro asesor de seguridad nacional del presidente electo ya esté negociando con Rusia como si fuera vocero del gobierno, cuando todavía el que manda es otro.

Es impensable que Flynn mantuviera esa conversación sin autorización de Trump, es difícil creer que el asesor de seguridad negó el contenido ante el vicepresidente por iniciativa propia.

Sorprende que ante la advertencia del Departamento de Justicia, la Casa Blanca no haya actuado con rapidez. Lo hizo solo cuando la situación era insostenible ante los reportes.

No extraña que la administración Trump culpe al Departamento de Justicia de demorar su advertencia y esté disgustado con los medios por las filtraciones que llevaron al conocimiento público todo esto.

Esto es grave, porque involucra la relación Rusia-Flynn-Trump que ya era sospechosa desde la campaña. La confusión de hoy parece esconder algo y que Flynn es un chivo expiatorio.

Es necesario conocer el pormenor de lo ocurrido y el papel del presidente porque al estar Rusia de por medio es un tema de seguridad nacional.

La Casa Blanca ha perdido toda credibilidad en poco tiempo. Es necesario formar un comité especial del Congreso para que investigue los pormenores de la relación Rusia-Flynn-Trump.

Se especuló mucho desde la campaña, pero hoy las intrigas de palacio cobraron una víctima de alto nivel. Hay que saber qué pasó.

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