Piden que centros de trabajo sean santuario de inmigrantes y se respeten derechos laborales

En Emeryville se recordó el décimo aniversario de la lucha de los trabajadores del Hotel Woodfin y se alertó sobre las amenazas de las redadas y los abusos laborales

Trabajadores inmigrantes y activistas celebran en Emeryville el apoyo que reciben de la ciudad y piden que los lugares de trabajo sean santuario para sus empleados y se respeten en ellos  los derechos laborales. (Fernando A. Torres / La Opinión de la Bahía)

Trabajadores inmigrantes y activistas celebran en Emeryville el apoyo que reciben de la ciudad y piden que los lugares de trabajo sean santuario para sus empleados y se respeten en ellos los derechos laborales. (Fernando A. Torres / La Opinión de la Bahía) Crédito: Fernando A. Torres / La Opinión de la Bahía

EMERYVILLE – Apoyados por una firme declaración oficial de protección a los trabajadores inmigrantes por parte del concilio de la ciudad de Emeryville, trabajadores hoteleros, en su mayoría mujeres, celebraron el décimo aniversario de la histórica lucha del Hotel Woodfin y llamaron a mantenerse alerta frente a las deportaciones que se llevan a cabo a lo largo del país.

Jennifer Lin dijo que en 10 años, y gracias al movimiento sindical, se logró establecer el sueldo mínimo más alto del país y derechos laborales para los trabajadores de restaurantes de comida rápida. En Emeryville “las cosas han cambiado, han mejorado… la ciudad estaba controlada por las corporaciones y a nadie le interesaba los trabajadores de hoteles, los de la limpieza, los de almacenes. Si lográbamos el apoyo de un concejal era con mucha suerte”, aseveró Lin, de la Alianza del Este de la Bahía por una Economía Sustentable (EBASE).

Cuando en 2006 los trabajadores del Hotel Woodfin pidieron a la gerencia del hotel que cumpliera con la ley conocida como Proposición C –aprobada en 2005 y que entre otras medidas exigía un salario mínimo de 9 dólares la hora– el hotel respondió despidiendo a 21 trabajadores. Reclamando la acción como una represalia ilegal, los trabajadores llevaron el caso a la corte y el hotel fue obligado a reintegrar a los trabajadores despedidos.

Pero Woodfin no se quedó con los brazos cruzados. Al año siguiente, a través del congresista de San Diego Brian Bilbray se le pidió a la Agencia de Inmigración y Aduanas (ICE) que hiciera una redada despidiendo a otros 12 trabajadores, 10 días antes de navidad.

El caso, que causó conmoción nacional, se revive dramáticamente en la actualidad. Según los trabajadores y sindicalistas reunidos en el Ayuntamiento de Emeryville la semana pasada, las redadas de ICE interfieren dramáticamente con los derechos laborales y permiten que empleadores los violen y se aprovechen del miedo a quejarse contra los bajos salarios y contra las condiciones laborales paupérrimas y se desaliente el organizase en sindicatos.

Pero esta pequeña ciudad de 11 mil habitantes al este de la bahía se ha mantenido firme en el apoyo a sus trabajadores inmigrantes. El caso del Hotel Woodfin “ha sido muy importante en la historia de la ciudad”, dijo el alcalde Scott Donahue después de leer la proclama que “honra” aquellos que se “organizaron para luchar por los derechos laborales de los trabajadores hoteleros inmigrantes”.

María Martínez evocó la lucha de los trabajadores del Hotel Woodfin hace una década y alertói de los retos de los inmigrantes hoy. (Fernando A. Torres / La Opinión de la Bahía)

Leyendo la proclama frente a los atentos ojos de docenas de trabajadores en la cámara del Ayuntamiento, Donahue dijo que “Emeryville le hace un llamado a los empleadores para establecer santuario en los lugares de trabajo en donde los trabajadores sean respetados y no amenazados, ni discriminados… Considerando que las redadas de ICE separan familias, cunde el pánico en la comunidades inmigrantes y encarcelan a inmigrantes… Las amenazas de ICE… [envían] un claro mensaje a todos los trabajadores para que no luchen por sus derechos. Emeryville se declara como una ciudad que le da la bienvenida a los inmigrantes… celebra la continua lucha y los esfuerzos de organización de los trabajadores inmigrantes para ganarse el respeto y la dignidad en sus lugares de trabajo y reafirma el compromiso de la ciudad con sus derechos”.

Según Taliah Mirmalek, del sindicato Unite Here Local 2850, la resolución tiene relevancia en la actualidad. “Sabemos que esto pueda pasar en cualquier momento, mas aun desde que Trump es presidente. Celebramos este aniversario haciendo un llamado para convertir los lugares de trabajo en sitios de santuario. Hay muchos ejemplos de empleadores que colaboran con inmigración solo cuando los trabajadores se levantan por sus derechos. Antes de eso no hay ningún problema con sus documentos. El miedo está bien fundamentado, el miedo no es solo una ansiedad, es real. Pero también hay mucha esperanza”, dijo Mirmalek.

María Martínez, quien trabajó en el Woodfin Hotel por 11 años, fue la encargada de agradecer la resolución del concilio: “Queremos pedirles que todos los lugares de trabajo sean lugares santuarios.

Lo que queremos es que no den información a inmigración… ni permitan la entrada de ICE a los lugares de trabajo. Para que los trabajadores no trabajen estresados… No quiero que les pase lo que me pasó a mí cuando trabajaba en el Woodfin. Por tratar de luchar por nuestros derechos el dueño del hotel llamó a inmigración para intimidarlos”. Martínez, oriunda de Michoacán, México, también agradeció a los concejales y a los habitantes de la ciudad. “Quiero que protejan a todos los trabajadores que trabajan en esta ciudad”, concluyó.

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