Argentina llega a Roma
Directora Laura Citarella reivindica el cine cotidiano en 'Ostende'
ROMA, Italia.- La cineasta argentina Laura Citarella presentó ayer en el Festival Internacional del Cine de Roma, el filme Ostende, una obra independiente que defiende “el cine cotidiano y banal” y que recrea el suspense de Alfred Hitchcock sin apenas recursos económicos.
“En Ostende hay un cine cotidiano y banal que representa a personajes de la vida real y que se ve interrumpido por otro tipo de influencias más clásicas, como el suspense hitchcockiano”, explicó la argentina en una entrevista.
De esta manera, según apuntó, se ha demostrado que es posible “poner en conversación dos tipos de cine tan distintos” como el independiente y el clásico.
La joven directora, que tiene 30 años, subrayó que su manera de trabajar es “muy particular”, ya que aprovecha todo tipo de recursos, incluidos los artísticos, para abaratar los costes de la película y recrear así una atmósfera más cercana al espectador.
De hecho, uno de los personajes de Ostende está interpretado por su padre, un ingeniero que “nada tiene que ver” con el séptimo arte; la protagonista del largometraje es una amiga; y el hotel que sirve de escenario y da título a la película es “territorio conocido”.
Esta característica, que asegura que seguirá presente en sus próximas creaciones, es un signo de identidad de la pequeña productora El Pampero Cine, que ella misma gestiona junto a sus socios.
La cinta, que es su primer largometraje y cuenta con muy pocos personajes, narra la historia de una joven mujer, Laura (Laura Paredes), que se traslada al Hotel Ostende para pasar unas vacaciones junto a su novio. La protagonista entabla relación con uno de los camareros del bar (Julián Tello) y un hombre mayor, de quienes se obsesiona .
“La protagonista asiste a situaciones que acaparan toda su atención y, como en todo momento está muy estimulada por los objetos que la rodean y las señales que le ofrece la realidad, va forjando una teoría casi detectivesca”, comentó.
También explicó que su punto de partida tuvo que ver con “la capacidad de crear fantasías que tienen las mujeres”.