Asesinan a una emigrante hondureña en México

Es segundo ataque a indocumentados en el Estado de México en 2 meses

MÉXICO, D.F.— María Marisol Ortiz Hernández, una emigrante hondureña de 33 años, murió la noche del jueves después de dejar el albergue para indocumentados San Juan Diego en Lechería, Estado de México, en un segundo ataque violento contra indocumentados en la región en dos meses.

Su hijo, que llevaba en brazos y tenía entre 10 meses y un año de edad, se encuntra desaparecido.

“No sabemos nada de él”, dijo el sacerdote Hugo Raudel, director del refugio en el municipio de Tultitlán.

La mujer oriunda del departamenteo de Santa Bárbara llegó al albergue San Juan Diego el pasado 30 de septiembre a las 7:00 de la noche y solicitó ayuda para ser repatriada a su país; sin embargo, una hora después dejó el albergue.

“No volvimos a saber nada de ella hasta que nos hablaron para identificar el cuerpo”, recuerda Raudel.

El cura y su ayudane Arturo Montoya identificaron a María Marisol en el Sevicio Médico Forense local y avisaron a las autoridades hondureñas quienes esperan los resultados de la autopsia para determinar las causas de la muerte.

“Si se trata de un asunto violento pediremos a las autoridades mexicanas por el esclarecimiento de los hechos”, adelantó en entrevista telefónica el cónsul de Honduras en la Ciudad de México, Josué Rivera.

Desde el 15 de agosto pasado, la organización Amnistía Internacional pidió al gobierno mexicano protección para la posada San Juan Diego -que opera en la región desde hace dos años- frente a múltiples amenazas de habitantes de la comunidad que se oponían al albergue.

“Fuera casa del migrante”, gritaban en recientes manifestaciones.

En agosto fue también asesinado en la zona el migrante guatemalteco Julio Fernando Cardona Agustín, de 19 años, cerca de las vías del tren de carga que cruza el país hasta EEUU.

De acuerdo con declaraciones de algunos testigos, un grupo de policías locales lo detuvieron tras acusarle de robo. Horas después, lo encontraron con fracturas en el cráneo: aparentemente lo golpearon hasta matarlo.

No obstante a la hostilidad de la población, Raudel descarta que la muerte de María Marisol, haya sido un acto de xenofobia de los lugareños. “Puedo asegurar que no y en los últimos días ellos han tenido un cambio de actitud”.

El consulado de Honduras, por su parte, no descarta ninguna hipótesis, aunque reconocen que la chica tenía problemas de bipolaridad.

“En varias ocasiones vino al consulado a pedir ayuda: la primera para su bebé que estaba enfermo y la segunda para buscar trabajo y cuando le encontramos un empleo como mesera en un restaurante dijo que no lo necesitaba”, reveló Rivera.

También solicitaba constantemente la repatriación y después se arrepentia: El hijo había nacido en México y la madre lo registró como soltera.

“Ahora él es quien nos preocupa más”, detalló el cónsul. María Marisol, descansará en su tierra, donde serán enviados sus restos.

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