Este gato no es muy animado
Banderas y Hayek, muy bien. ¿La historia? Es otro maullar
Este año no ha sido precisamente el mejor de la última década para el cine animado.
Hasta la productora Pixar Animation Studios presentó su primer fracaso creativo, Cars 2, la cinta peor recibida por la crítica de la historia de la compañía responsable de obras maestras como la trilogía Toy Story, Ratatouille, Up o Wall-E.
Mientras, las otras empresas se han decantado por secuelas correctas pero olvidables (Dreamworks Animation con Kung Fu Panda 2), mediocres pero muy exitosas adaptaciones cinematográficas de personajes clásicos (Sony Animation con The Smurfs) o largometrajes inocuos sin interés alguno en revolucionar el género (Fox con Rio).
Solo Paramount se arriesgó y dio en la diana con Rango, una experiencia visual extraordinaria, novedosa y adulta que, si The Adventures of Tintin: The Secret of the Unicorn, de Steven Spielberg -y aún por estrenar-, no lo remedia, es hasta el momento el título que parte con ventaja para ganar el Oscar a la Mejor Película Animada.
Puss in Boots, clasificada PG, no cambia para nada el panorama deprimente del cine animado de 2011.
Y es una lástima, porque sus primeros 20 minutos son extraordinarios: la presentación de Puss (interpretado con gusto por un carismático Antonio Banderas) es presentado de nuevo, tras su paso por tres de las cuatro entregas de Shrek, al tiempo que se lo rodea de una rival astuta, Kitty Softpaws (seductora Salma Hayek).
Ese primer acto cuenta con un ritmo insuperable, diálogos ingeniosos, animación impecable y argumento atractivo.
La verdad es que uno no entiende muy bien como todo se puede ir a la deriva tan rápido… y tan mal.
Tan pronto como hace acto de presencia el personaje de Humpty Dumpty (el siempre irritante, ya sea animado o no, Zach Galifianakis, visto en las dos entregas de The Hangover), un huevo que no se entiende muy bien por qué interrumpe la excelente química entre Puss y Kitty, el argumento deriva en una confusa y aturdidora versión del cuento inglés Jack and the Beanstalk.
Con How to Train Your Dragon, los creativos y ejecutivos de Dreamworks Animation demostraron que eran capaces de ofrecer historia, emoción, encantadores personajes y maestría visual, alejándose de los excesos narrativos, sonoros y animados de sus títulos previos, como la sobrevalorada saga Shrek o cintas absolutamente terribles como Shark Tale, las dos partes de Madagascar o Monsters Vs. Aliens.
Es una lástima que en lugar de ir por ese camino, sus responsables -a pesar de la incorporación de Guillermo del Toro como asesor creativo- sigan apostando por el ruido y el caos que emerge de la mayor parte del metraje de Puss in Boots. Sin motivo o razón.