Familias sin delito aparente

MÉXICO, D.F.- Emma Coronel Aispuro, la esposa de Joaquín “El Chapo” Guzmán, uno de los delincuentes más buscados y ricos del mundo, no se encuentra en la mira de la Procuraduría General de la República (PGR), o al menos no está relacionada con alguna averiguación previa y puede moverse con total libertad en territorio mexicano.

Esta información proporcionada por la fiscalía mexicana forma parte de las novedades en torno a la vida íntima del capo mexicano, quien se convertiría en padre de gemelas el pasado 15 de agosto mientras Estados Unidos ofrece cinco millones por datos que lleven a su captura y la PGR 2.5.

Mujeres, hijos, hermanos, primos y otros parientes de los narcotraficantes más buscados en ambos lados de la frontera llevan una vida en la normalidad del derecho, aunque algunos ya han sido señalados por complicidades o han sido cateados o vigilados intermitentemente.

La joven Coronel entró a la mirilla pública desde que se casó con el líder del cartel de Sinaloa en 2007 cuando ella tenía 18 años y él 51, en una ruidosa boda de cohetes y fiesta que no obstante evadió la inteligencia mexicana en el pequeño poblado La Angostura, Durango.

Los pormenores filtrados a la prensa quedaron guardados para el morbo colectivo hasta el día de ayer, cuando un reporte divulgado por Los Ángeles Times volvió la atención a la singular pareja.

Según el rotativo, la mujer del narcotraficante, cuya fortuna se calcula en 1,000 millones de dólares, tiene la nacionalidad estadounidense. Así que cruzó la frontera desde México para dar a luz en el Hospital del Valle del Antílope, en Lancaster, vigilada por agentes estadounidenses hasta su regreso a México.

“No fue detenida, pues Estados Unidos no tiene cargos criminales específicos contra su persona”, dijo un oficial al diario.

Luego del lado mexicano tampoco tuvo problemas. “No hay ninguna averiguación previa en su contra”, dijo Rocío Torres, directora de prensa internacional de la PGR.

No es así el caso de otros familiares de capos sobre quienes aún se desconoce el nivel de involucramiento.

La Opinión solicitó información a la fiscalía federal sobre 12 parientes de los siete líderes prófugos más poderosos del crimen organizado en México y su probable vínculo con delitos del fuero federal, pero aún no se tiene respuesta.

El listado incluyó a esposas, hermanos e hijos de Heriberto Lazcano “El Lazca”, y Miguel Ángel Treviño Morales, “L-40”, líderes de Los Zetas; Ismael Zambada García, “El Mayo”; Juan José Esparragoza Moreno, “El Azul”, y de “El Chapo”, del cartel de Sinaloa.

Además de Fernando Sánchez Arellano, “El Ingeniero”, principal cabecilla del cartel de Tijuana, y Servando Gómez Martínez, “La Tuta”, de La Familia Michoacana.

Las autoridades mexicanas han tenido episodios bochornosos y capítulos de novelas rosas, negras y rojas con consanguíneos de los barones de la droga.

A Arturo Guzmán Loera, “El Pollo”, hermano menor del líder del cartel de Sinaloa, lo asesinó un sicario de Osiel Cárdenas, el líder preso del cartel del Golfo, el 31 de diciembre de 2004, en el penal de máxima de seguridad de La Palma, Estado de México, aun cuando se encontraba en custodia federal.

En 2009, María Teresa, hija de “El Mayo”, fue señalada por el Departamento del Tesoro de EEUU de adquirir por contrato una guardería del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Culiacán, Sinaloa, para hacerla parte de la maquinaria financiera de lavado de dinero de su padre.

María Teresa y su madre, Rosario Niebla Cardosa -ex mujer del capo-, habían estado entre ceja y ceja del gobierno mexicano, sin que se encontrara ninguna relación con las actividades delictivas de la familia. En 2002 las mujeres se quejaron ante la prensa de los reiterados cateos de la policía federal que no cesaron durante meses.

En situaciones exitosas, los lazos de amor o de sangre han llevado a buen término para los investigadores. La captura de Vicente Carrillo Fuentes, hijo del extinto “Señor de los Cielos”, se logró porque su esposa Celina Karina Quevedo Gastélum no cambió de nombre para ocultar su identidad en la Ciudad de México.

La observación de analistas en temas de seguridad es que los parientes de los criminales no han conducido al centro de la madriguera porque el gobierno no ha combatido la finanzas del crimen, justamente donde intervienen los lazos afectivos.

“Ese también ha sido el error del apoyo de Estados Unidos al papel de las fuerzas armadas mientras se deja a un lado el lavado de dinero y la corrupción”, dijo John Ackerman, experto en el tema de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

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