La herencia hispana

El 15 de septiembre marca el inicio del mes de la herencia hispana. Esta celebración honra la cultura y las contribuciones realizadas por los hispano-americanos al país.

En 1968, el entonces presidente Lyndon Johnson instituyó la semana de la herencia hispana, y en 1988, el expresidente Ronald Reagan extendió las celebraciones a un mes.

De acuerdo a los últimos reportes del Buró del Censo los hispanos somos la minoría más grande en Los Estados Unidos con 50.5 millones de habitantes, esto es, el 16% de la población total del país. De acuerdo a las proyecciones para el año 2050 habrán 130 millones de hispanos en Los Estados Unidos, lo que corresponderá al 30% de la población total.

De manera personal estas cifras simplemente me impresionan y de alguna manera, también me asustan un poco.

Y pensando en esto, no puedo menos que sonreír con un poco de saña cuando pienso en las caras de aquellos que con pánico y mucha ignorancia ven este crecimiento como una tragedia sin precedentes, y como dicen repetidamente los presentadores de los programas de radio de corte ultra conservador “El fin de los Estados Unidos como se lo ha conocido hasta ahora”.

Y es cierto, la presencia hispana en los Estados Unidos se puede convertir en un problema a largo plazo, pero no porque seamos una horda de bárbaros que hemos llegado como dicen ridículamente algunos desubicados a destruir el país o a “reconquistar” los territorios de Aztlán, sino porque el país se esta disparando en el pie al desarrollar políticas públicas que en lugar de integrar a los inmigrantes hispanos, los están marginalizando, estigmatizando, y creándoles un ambiente tal que se vuelve cada día mas difícil que se rompan las brechas generacionales en materia de educación y economía.

El futuro de los Estados Unidos de América dependerá en gran parte del nivel de desarrollo educativo que alcancemos los hispanos. La educación, y sólo la educación es capaz de romper las barreras de la pobreza y eso es lo que deberían entender nuestros políticos oportunistas y mediatistas que utilizan la demonización de los hispanos como un medio para alcanzar réditos electorales.

Pero olvidemos de lo que los demás pueden hacer por nosotros y tratemos de enfocarnos en lo que podemos hacer de manera personal para contribuir directamente al éxito académico de nuestros hijos e indirectamente al éxito de los Estados Unidos de América.

El primer desafío que debemos plantearnos es entender que el único camino habilitado es el de la educación, y partiendo de ahí se hace indispensable que nos involucremos en las actividades escolares, que participemos de las reuniones con los maestros y que le repitamos todos los días a nuestros hijos que la educación superior no es una posibilidad sino que debe convertirse en una meta segura e inevitable.

Somos el futuro, no abandonemos nuestra responsabilidad, no le demos la razón a los que nos odian o desprecian ya sea por ignorancia, por racismo, o por un miedo sin sentido.

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