¡Misión cumplida!
México cierra los Juegos Panamericanos con saldo blanco y con una actuación histórica de sus atletas
GUADALAJARA, México (NTX).- Luego de 17 días de hazañas deportivas y que sirvieron para que México escribiera historia al sumar 42 medallas de oro para mejorar lo hecho en Mar del Plata 95, llegó ayer a su fin la justa regional considerada como la mejor en 16 versiones efectuadas.
El presidente de la Organización Deportiva Panamericana (ODEPA), el mexicano Mario Vázquez Raña, clausuró los Juegos Panamericanos Guadalajara 2011, y pidió que para 2015 se vuelvan a reunir los atletas de América.
“Hago un llamado a la juventud de América para que dentro de cuatro años nos veamos en Canadá. Nos vemos en Toronto 2015”, dijo.
En la ceremonia de clausura de la justa continental, a la cual asistieron cerca de cinco mil atletas, estuvo presente el gobernador de Jalisco, Emilio González, quien de manera simbólica entregó a la gente de Guadalajara la medalla de oro.
“En estos Juegos Panamericanos, más que construir estadios y una Villa Panamericana, lo que construimos es confianza y orgullo, pero sobre todo reconocimiento y futuro para nuestra patria”, indicó el mandatario estatal.
Asimismo se premió a los ganadores de la maratón panamericana, el brasileño Solonei Silva, quien se colgó el oro seguido por los colombianos Juan Carlos Cardona y Diego Alberto Coronado.
Luego vino la entrega de estafeta para Toronto, y a partir de ese momento el espectáculo musical con Camila, luego The Wailers, la banda de Bob Marley con mucho reagge, el argentino Diego Torres y el puertorriqueño Ricky Martin cerró la noche poniendo a bailar a todos los asistentes.
La “Fiesta de América” llegó a su fin, y qué mejor momento que recordar los momentos en que los deportistas mexicanos hicieron que su país vibrara.
Ayer llegó el momento de decir adiós a una de las ciudades más emblemáticas del país. A su tequila, a su mariachi y a sus hermosas mujeres.
Ahora, dentro de cuatro años en otra ciudad, a donde tal vez, haya alguien mejor para contar aquellas anécdotas que en Guadalajara hicieron vibrar, gritar y desprender el corazón de emoción, se vuelva a encontrar en uno solo.
No se puede describir con exactitud lo que se siente cuando se ve ganar a un atleta. Cuando está en el éxtasis de la gloria, pero también en lo más profundo de la derrota.
Lo que sí se puedo contar es que anoche, en el majestuoso Estadio Omnilife de las Chivas, se vivieron sentimientos encontrados. Los pocos atletas entraron como un solo equipo a despedirse de Guadalajara.
Ya no fue la fiebre de empezar una travesía, sino de regresar a casa a contar todo lo sucedido. De repasar y repasar lo que quedó pendiente y guardar los recuerdos en un baúl. Algunos se consagraron y otros a la espera de no volver a fracasar.
El ambiente fue inmejorable, el estadio estuvo estadio pletórico.
Un recuerdo imborrable para todos aquellos que vieron cómo un hincha se desvive por su héroe.
Cómo te unes a aquellos atletas que dejan todo en sus arenas, estadios, piletas o plataformas, en un ring o diamante beisbolero para subir a lo más alto del podio y hacer que la piel se erice al escuchar el himno nacional.
Se extinguió la llama Panamericana. La que encendió la mejor clavadista mexicana de la historia, Paola Espinosa, hace 17 días, y se esfumó para dar paso a otra llama de esperanza.
“Vengo de muy lejos a ganar”, dice Alejandro Fernández en su canción. Luego, el momento de la consagración tras la extenuante carrera de 42.195 kilómetros. Los medallistas el colombiano Juan Carlos Cardona (bronce), Diego Alberto Coronado, también de Colombia (plata) y el monarca, el brasileño Solonei Silva, aquel que barría las calles de su país.
Alguien dijo que el dolor de la fatiga desparecerá, pero la gloria nunca.
Y tiene razón, porque cada uno de los atletas dejó a su paso ese algo que los hace distintos, pero a la vez iguales. La estela de victoria.
Ahora, aquí, en el templo de las batallas se encendió algo más que un sentimiento, es la llama de decir un adiós sin que salga una lágrima, ni el corazón se rompa. Porque todo fue alegría y se compartió con aquellos que no tienen nombre, pero que también son el alma de los juegos: los voluntarios.
Lo que llegó fueron las palabras del gobernador de Jalisco, Emilio González, cuando dijo que el México que se vio en 17 días, es en el que los mexicanos creen, para dar paso al mosaico multicultural de lo que Canadá, pero en especial Toronto, ofrecerá dentro de cuatro años.
Y el estadio entero cantó, a ritmo de Cielito Lindo. Se estremeció y quizá muy adentro, en su intimidad lloró. Por eso Camila, la sensación de pop, hizo explotar el escenario, mientras miles de estrellas fugaces destellaban en el firmamento.
Camila recreó el ambiente e hizo subir de emoción en cada nota para despedir la llamada “Fiesta de América”.
Luego The Walleres, la banda de Bob Marley con mucho reagge y para cerrar el argentino Diego Torres y más tarde, el puertorriqueño Ricky Martin y más emociones.
Sí, Guadalajara tuvo lo suyo, pero seguramente que Toronto brindará sus mejores momentos para volver a cautivar, para volver a ver a los héroes escribir sus propias gestas históricas en las pistas, en las albercas, en las canchas.
Por eso Guadalajara y su gente anoche dijo adiós y… Bonjuor Toronto.