Momentos de angustia

Francisco (quien pidió que su verdadero nombre no fuera revelado) dice que escuchó alrededor de 30 tiros en los alrededores de su casa la noche del sábado.

“Nos tiramos detrás de los muritos para protegernos”, dijo al describir la escena que tuvo lugar en su barrio, en la intersección de las calles Magnolia y Leeward, en Koreatown.

A las 9:15 de la noche, según el parte policial, dos agentes encubiertos de la policía de Los Ángeles (LAPD) resultaron heridos en un tiroteo cuando intervinieron a favor de una mujer que era atacada a balazos.

Las autoridades arrestaron a dos jóvenes por su presunta participación en el ataque a los agentes y, según informó la policía, buscan a otros dos que aparentemente huyeron en un carro sedán Nissan o Mitsubishi de color oscuro.

A la hora en que ocurrió el tiroteo se celebraba una misa en el estacionamiento de una casa particular, a unas cuadras del incidente.

“Somos cristianos; acabábamos de terminar el culto cuando aparecieron dos carros y detrás de ellos los policías”, dijo Alina Mendoza, que ha vivido en este barrio por 16 años. Cuando los tiros empezaron a sonar, dijo, los participantes en la ceremonia religiosa corrieron a refugiarse detrás del apartamento.

Un joven que se encontraba a la par de ella dijo que decenas de vecinos, incluyendo niños y bebés que estaban fuera de sus casas cuando se desató la balacera, no pudieron regresar a sus casas hasta las tres de la mañana de ayer debido a que la policía no dejaba ingresar o salir a nadie del área, unas ocho manzanas aproximadamente.

Ayer, el sector seguía acordonado, mientras unidades especiales del LAPD llevaban a cabo una investigación.

De acuerdo con información de Associated Press, uno de los agentes heridos en el incidente fue sometido a una operación quirúrgica en uno ojo, en el que habría recibido impactos de perdigón de escopeta. La intervención, según esa fuente, fue exitosa, agregándose que otro agente recibió heridas leves.

Según los residentes de ese sector de Koreatown, esta es la tercera vez en poco menos de un mes que se registran hechos violentos en su vecindario.

“Tengo 13 años de vivir, y no había habido problemas hasta que se mudaron esos ‘cholillos”, dijo una persona, apuntando hacia un edificio dentro del área que estaba acordonada por la policía.

Los vecinos del barrio se toman la situación filosóficamente. Ninguno está hablando de mudarse a otro lugar por ahora.

“Las rentas dondequiera están carísimas”, dice Mendoza cuando se le pregunta si tiene planes de irse.

Según el mapa de delitos por vecindario llevado conjuntamente por el LAPD y el diario Los Angeles Times, entre el 22 y el 28 de septiembre, tuvieron lugar siete actos de violencia en Koreatown, un sector en que residen aproximadamente 125 mil personas.