Museo Mexicano en San Francisco
Aprovecharán la celebración del Día de Muertos para recaudar fondos
Cuando México celebra el Día de los Muertos, La Catrina se adorna el sombrero con más esmero. Creada a principios del siglo pasado por el artista José Guadalupe Posada, la sonriente huesuda de flores en el sombrero renace en diversas expresiones cada 2 de noviembre, como personaje central de una celebración de la muerte y de la vida, encarnando como ninguna otra el folclor mexicano.
Este es también el personaje elegido por el Museo Mexicano de San Francisco para celebrar el 29 de octubre una fiesta de recaudación de fondos, en la que La Catrina será la estrella y, como esperan los organizadores, la inspiración de muchos disfraces.
“Queremos que la gente venga disfrazada”, dice David de la Torre, curador adjunto de artes visuales del Museo Mexicano hablando de la celebración llamada ‘La Catrina: Manteniendo los Espíritus Vivos’. “Esta es una oportunidad para que la gente venga y celebre el Día de los Muertos, que creo que ha pasado a ser un evento nacional en Estados Unidos”.
La fiesta se realizará en el Concourse Exhibition Center de San Francisco y espera recaudar fondos para el museo fundado en 1975. La noche incluirá una exhibición de altares creados por artistas locales y adornados con flores de maravilla, cuyo olor orienta a los espíritus para que puedan encontrar el camino a casa. Además de los mariachis y la comida, estará por supuesto el concurso para premiar a los disfraces más emblemáticos.
“Tendremos muy buenos premios para los mejores disfraces”, dice De la Torre, sin entrar en muchos detalles para no arruinar la sorpresa.
El Museo Mexicano tiene su actual sede en el Fuerte Mason, antigua base militar junto al mar. Es un espacio pequeño que alberga una colección de aproximadamente 14,000 piezas de arte, no todas en exhibición y que incluyen obras de la época anterior a la conquista, coloniales, populares, modernas y contemporáneas.
Originalmente, el Museo Mexicano fue creado para servir como vitrina al arte de mexicanos y mexicanos-estadounidenses, pero ha expandido su visión para dar cabida a las expresiones artísticas chicanas y latinas.
Una de sus actuales exhibiciones es la Colección permanente tequila Don Julio, con la obra de 17 artistas contemporáneos tanto de Estados Unidos como de México. “Esta exhibición fue planeada originalmente como una exhibición itinerante”, explica David de la Torre sobre las obras curadas por la artista Tere Romo. Las obras recorrieron Nueva York, Chicago, Houston y Los Ángeles, pero luego se decidió que sea el Museo Mexicano de San Francisco el que albergue los 90 trabajos de manera permanente.
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“Era una opción del museo comprar las obras para nuestra colección permanente. Creo que es un muestra maravillosa de nuestro compromiso con los artistas, el arte contemporáneo es uno de los ejes del museo”, explica.
Los artistas
Entre las obras que hacen parte de esta colección se encuentran las lenguas de vidrio soplado de la artista Viva Paredes. Para “My Pocha Tongues”, Paredes se inspiró en su abuela y en su propia familia, que le prohibió hablar en español para que se asimilara con más facilidad a la sociedad estadounidense.
Las lenguas están llenas de flores secas y hierbas medicinales, ya que la abuela era curandera.
También están las percusiones de Julio César Morales, cuyo arte es una reflexión de su vida creciendo entre dos culturas, en Tijuana y San Diego. Para Morales, lo importante es exponer las pequeñas cosas que al fin y al cabo modelan a una persona y a su realidad. Así, su pieza “Lowrider Mambo” hace referencia directa al legado musical del cubano Pérez Prado, quien fue el primer artista latino que dio un salto internacional con su “mambo”.
Tequila Don Julio facilitó los recursos para “armar la exhibición” y para transportarla a otras ciudades donde fue expuesta, explicó De la Torre. La muestra está abierta al público desde septiembre en el Museo Mexicano instalado en el edificio “D”, del Fort Mason, en la costa norte de San Francisco.