No hacer nada

Estados Unidos tiene tantos y tan serios problemas que se va a esperar 13 meses para empezar a resolverlos.

Lo sé; ese argumento no tiene lógica. Pero estamos en un momento en que la lucha por el poder está haciendo a un lado todo lo demás. Y en la raíz de este estancamiento se encuentra una sola explicación: los republicanos y los demócratas no están dispuestos a trabajar juntos. ¿Por qué? Los republicanos están obsesionados con capturar la presidencia en 13 meses; los demócratas están haciendo todo lo posible por conservar la Casa Blanca.

Y mientras el país se desmorona.

Gente cercana al presidente Barack Obama insiste en que eso no es lo que sucede: la reelección, dicen, no es una prioridad de la Casa Blanca en estos momentos. Pero el espíritu de cambio y esperanza que Obama inspiró durante la campaña electoral de 2008 se está desvaneciendo rápidamente mientras la nación continúa su lucha interna y los demócratas no se muestran dispuestos a tomar la iniciativa. Al mismo tiempo, los republicanos insisten públicamente que su único interés es el bien del país. Pero están bloqueando todas las propuestas del presidente y, al final de cuentas, aquí no pasa nada.

En una frase digna de Cantinflas, los dos partidos hacen como que hacen pero no hacen nada. Han perfeccionado el arte de no hacer nada y así será por más de un año.

En tanto, el país sigue profundamente dividido y carente de una dirección clara, tanto económica como socialmente. He vivido en Estados Unidos durante casi 30 años y nunca he visto a la nación en tal estado de zozobra. En lo referente a la economía, el gobierno opera con dinero prestado, gastando más de lo que obtiene en recaudaciones, aunque los políticos todavía tienen que presentar un plan viable que reduzca el déficit, permita pagar nuestras deudas y mantenga la esperanza de crecimiento económico.

Los más afectados, sin duda, son los 14 millones de personas sin empleo, los 46 millones de pobres y las miles de familias que han perdido sus casas en el país más rico del mundo. Con una economía tan debilitada y sin un consenso entre los partidos políticos sobre la estrategia para salir adelante, la simple idea de esperar hasta noviembre del 2012 resulta desgarradora.

Y cada vez que hay problemas económicos en Estados Unidos le echan parte de la culpa a los inmigrantes. Urge hacer algo con los 11 millones de indocumentados en el país. Pero como no hay voluntad política en el Congreso para una legalización, entonces muchos estados han decidido implementar sus propias leyes migratorias.

El último en hacerlo fue Alabama. Su ley HB56 es la más antiinmigrante de todo el país. Le permite a los policías actuar como agentes migratorios, las escuelas pueden preguntar sobre el estatus migratorio de sus estudiantes y convierte en delito el simple hecho de solicitar una licencia para manejar. Además, todos los contratos hechos por indocumentados han quedado nulificados.

¿Es este el país de las oportunidades para los recién llegados? En Alabama no es así.

Pero los problemas no terminan con la inmigración y la economía. Estados Unidos está involucrado en dos guerras – Irak y Afganistán – cada vez más impopulares y muy difíciles de justificar. Los funcionarios de la NASA han dejado de enviar transbordadores al espacio, lo que es como si una fábrica de automóviles dejara de producir coches. El Departamento de Justicia anunció recientemente que hay 21 millones de drogadictos en Estados Unidos, y la cifra va en aumento. Los estudiantes estadounidenses están siendo superados por los de China e India en cuanto a su dominio de las matemáticas y las ciencias.

En otras palabras, a Estados Unidos le urge reinventarse y encontrar su futuro. Pero sus políticos han decidido que todo puede esperar hasta las elecciones del martes 6 de noviembre del 2012.

Confío, firmemente, en que Estados Unidos saldrá adelante. Este es el país en que he decidido vivir porque admiro su libertad de expresión, su democracia, su idea de que nadie está por encima de la ley y de que todos somos iguales. Ésta también es la nación de la innovación y la creatividad, de Facebook y Twitter, de IBM y Apple, de Hollywood y Disney, de Wall Street y Harvard, de la Clínica Mayo y el Children’s Hospital de Boston.

Por eso molesta y desilusiona tanto, ver que esta generación de políticos haya decidido que el país completo debe esperar 13 meses mientras ellos maniobran para destruir a sus enemigos y ganar la presidencia.

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