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Repudian la violencia desatada en Oakland

Indignados se deslindan de los actos vandálicos del miércoles

OAKLAND.- Manifestantes del movimiento Ocupar Wall Street tuvieron pocas horas para celebrar lo que vieron como su mayor victoria hasta el momento: el cierre pacífico del quinto puerto con más actividad del país. Luego comenzaron los disturbios.

Un día después de que algunos manifestantes se enfrentaron con la policía antidisturbios, iniciaron incendios y destrozaron ventanas en Oakland, manifestantes en todo el país condenaron la violencia y se preguntaron si es un cambio que destruiría su causa.

“No hablan por la mayoría de las personas que estuvieron aquí ayer”, dijo Hadas Alterman, un estudiante universitario que recogía basura en un campamento de carpas cerca del Ayuntamiento de Oakland, como parte de las tareas de limpieza tras los hechos de violencia. “Fue una hora de acción, y estuvimos aquí durante 12 horas y fue pacífico”.

La protesta frente al puerto, que reabrió ayer, representó una escalada en tácticas cuando los manifestantes tomaron como objetivo un símbolo importante del comercio de la nación con manifestaciones pacíficas y sentadas.

La violencia que siguió, sin embargo, planteó preguntas sobre si un movimiento sin ninguna estructura organizativa y sin líderes de alto perfil puede hacer algo para detener a los que llamaron alborotadores.

Hasta ahora, pocas ciudades han alcanzado el nivel de Oakland, un lugar único con una larga historia de tensiones entre los residentes y las autoridades policiacas.

Bob Norkus, en el campamento de Ocupar en Boston, dijo que los disturbios no representaron el movimiento más amplio y es probable que tampoco tengan un efecto duradero. El movimiento todavía está evolucionando y los errores son inevitables, dijo.

“Tiene que ser no violento, o de lo contrario solo terminará. No conseguiremos el apoyo”, dijo. “No significa que no se pueda agitar a las personas. Pero no se puede estar también rompiendo ventanas y prendiendo fuego”.

Policías con elementos antimotines arrestaron a más de 80 manifestantes en el centro de Oakland, donde bandas de manifestantes enmascarados tomaron un edificio vacío, levantaron barricadas y lanzaron trozos de hormigón y bombas incendiarias. Cinco personas y varios agentes resultaron heridos.

Chris Hedges, que manifestaba en la sede de Goldman Sachs en Nueva York, dijo que los enfrentamientos en Oakland son un recordatorio a los manifestantes de que solo deben responder pacíficamente a las acciones de la policía.

“Es horrible. Pero la policía quiere que la gente rompa ventanas y prenda fuego los automóviles, porque es el tipo de cosas que saben cómo dominar, con la fuerza”, dijo antes de ser alejado del lugar tranquilamente esposado.

Raymon Curtis, que estaba protestando en Portland, Oregon, dijo que no cree que la policía en su ciudad busque la violencia.

“Los miré a los ojos y al principio pensé que era una mirada dura”, dijo Curtis. “Luego me di cuenta de que era la misma mirada que tenía cuando fui a prisión por primera vez. Están aterrorizados”.

Algunos manifestantes dijeron que la violencia puede llamar la atención a la causa.

“Esto tiene que escalar para que las personas vean la violencia y quién está protegiendo los intereses de las corporaciones”, dijo Dwayne Hudson, manifestante en Denver, de pie junto a una parrilla con troncos ardiendo sobre carbón para mantener el calor después de una tormenta de nieve.

El extendido movimiento que desafía los sistemas económicos y la distribución de la riqueza en el mundo ha cobrado impulso en las últimas semanas, con Oakland convirtiéndose en un punto de concentración después de que un veterano de la guerra en Irak fue herido en los enfrentamientos con la policía la semana pasada.

Los organizadores convocaron a una huelga general el miércoles y seguidores en Nueva York, Filadelfia, Los Ángeles y en otros lugares realizaron manifestaciones de menor escala, algunos en solidaridad con sus contrapartes de Oakland.

Manifestantes en Oakland y en otras ciudades vieron los eventos del día y el cierre del puerto como una victoria significativa.

La policía, que tuvo poca o ninguna presencia en la protesta durante el día, dijo que unas 7,000 personas participaron en manifestaciones principalmente pacíficas.

Hubo algunos incidentes de vandalismo en bancos y negocios locales.

No estuvo disponible de inmediato un informe de las pérdidas económicas causadas por el cierre del puerto.

Un organizador de la protesta en Chicago, Joshua Kaunert, dijo que el cierre fue un hecho “increíble” para el movimiento, pero no quiso especular sobre qué efecto tendría la violencia. Dijo que la falta de una estructura de liderazgo formal, y el énfasis en lo que llamó una “democracia verdadera y directa”, hace más difícil dejar fuera a posibles alborotadores.

“Como movimiento, es sin duda difícil mantener lejos ese tipo de elemento, pero es una espada de doble filo”, dijo Kaunert. “Si se quiere una democracia verdadera y directa, va a haber problemas, a pesar de todo”.

Los campamentos del movimiento en parques públicos han atraído a todo tipo de personas, incluyendo a desamparados, familias y anarquistas.

En el campamento en Oakland, Hale Nicholson, quien se describe a sí mismo y a otros como pacifistas, dijo que participó en la manifestación y marcha hacia el puerto del miércoles y que luego se fue a dormir en el campamento cerca de las 9:30 p.m. Alrededor de la 1:00 a.m. dijo que fue despertado por el sonido de granadas de aturdimiento.

Un grupo de manifestantes irrumpió en el antiguo edificio de Travelers Aid con el objetivo de, como explicaron algunos manifestantes que gritaban, “recuperar el edificio para el pueblo”. Manifestaron su enojo por recortes de presupuesto que forzaron el cierre de un programa de ayuda a personas sin hogar.

Bloquearon una calle con madera, contenedores de basura de metal y otros grandes recipientes para desechos, encendiendo hogueras cuyas llamas alcanzaban hasta 15 pies de altura. Varias empresas sufrieron graves daños por vandalismo. Decenas de manifestantes portando escudos fueron rodeados y detenidos.

La policía dijo que se utilizaron gases lacrimógenos y pequeñas bolsas como municiones para dispersar a la multitud.

Brenda Jamison, una madre de cuatro hijos que vive en el centro de la ciudad, miró los disturbios desde su ventana y oró para que terminaran. Dijo que la policía actuó adecuadamente cuando trataron de separar a los manifestantes que causaban daños de los contingentes pacíficos.

“No siento que estoy en casa”, dijo. “No es un asunto de blanco y negro. Solo están estas personas que salen buscando una excusa para romper todo. No está bien”.

Los manifestantes y la policía se enfrentaron luego en un incómodo punto muerto hasta altas horas de la mañana.

Es el tipo de postura con la que Oakland está familiarizado, con enfrentamientos que surgían durante las protestas en la década de 1960 sobre la Guerra de Vietnam y el reclutamiento, entre otros asuntos. Más recientemente, en 2009 y 2010, la ciudad fue escenario de violentas manifestaciones por el asesinato de un hombre negro desarmado por un agente de tránsito blanco. Los negocios en el centro de la ciudad fueron saqueados, las ventanas destrozadas y se iniciaron incendios.

Entonces, como ahora, la policía culpó por la violencia a un pequeño grupo de anarquistas, muchos de fuera de la ciudad.

Las autoridades dijeron que se rompieron 18 ventanas en el área de la violencia. Unas dos docenas de negocios tenían daños en los escaparates. La mayoría de ellos eran cadenas de tiendas, incluyendo Burger King y Foot Locker.

Personas que participaron en las protestas durante el día volvieron a ayudar a barrer los desechos y quitar los graffiti.

Shari Rivers, gerente de un Tully’s Coffee en la plaza de la alcaldía, trabajaba ayer de mañana limpiando después de que los manifestantes rompieron ventanas, robaron algunos bienes y lanzaron al piso la caja registradora durante la noche.

“Lloré. Es muy desalentador. Soy parte del 99% y he apoyado este movimiento”, dijo, agregando que culpa a la ciudad por permitir que la protesta se descontrolara. Agregó: “Esto no debería suceder en una ciudad de Estados Unidos”.

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