“Sin miedo a ser felices”

La Misión recordó a Eric Quezada con anécdotas, música, ofrendas, incluso risas

SAN FRANCISCO.– Voces entrecortadas por el llanto. Y también risa franca, música, ofrendas, acciones solidarias, gritos de batalla; pero no silencio. Así recordó la Misión a Eric Quezada, uno de sus héroes.

Quezada, quien al momento de morir era el director ejecutivo de Dolores Street Community Services, hubiera cumplido 46 años este próximo diciembre.

“Nunca se venció. Jugó futbol como vivía”, mandó a decir uno de sus familiares, “el tío Luis”, a los más de 500 que se reunieron el domingo 25 de septiembre, en el auditorio de la escuela Horace Mann.

El futbol soccer era una de las pasiones de Quezada, que también fue fanático de los Gigantes de San Fran cisco y saxofonista aficionado. Según sus amigos, no perdía ocasión para luchar por las causas populares, aunque a veces sin cartera o sin llaves, pues solía olvidarlas con frecuencia.

Hijo de inmigrantes guatemaltecos, tras graduarse en Estudios Latinoamericanos en la Universidad de California, Quezada se convirtió en activista comunitario. Nació en Los Ángeles; se crió en la Misión.

“Fue un verdadero revolucionario”, lo describió su amigo Francisco Ugarte, quien trabajó con Quezada en la defensa de los derechos de los inmigrantes. Aclaró que Eric no era un ideólogo, sino alguien que prefería luchar por beneficios materiales.

Quezada trabajó en organizaciones de barrios, en la Misión y Bernal Heights; se movilizó en respaldo de inquilinos, de enfermos de SIDA, de los expulsados por las guerras en Centroamérica.

Fernando Gómez dijo que aprendió de Quezada, que se debe ser relevante en cualquier cosa que se haga. Más: ElMensajero.com

Entre los asistentes al evento en memoria del activista estaban su madre doña Clara Quezada, y su hermano Carlos. También su esposa, Lorena Melgarejo, y su hija, Ixchel.

Melgarejo fue la última oradora del programa, que se prolongó por tres horas. Contó su historia de amor. Y con ese relato íntimo -el de un hombre predispuesto a morir joven por causa del cáncer, el de una mujer enamorada con inteligencia para valorar cada hora de una existencia amenazada- también provocó carcajadas, al describir los irrisorios detalles de su cortejo por parte de Eric, además de dejar la lección más perdurable de la tarde: “Vivimos sin miedo a ser felices”.

Luego, los sísmicos tambores de Loco Bloco irrumpieron en el salón, y fueron los que guiaron a parte del público al recién bautizado Centro político cultural Eric Quezada, en el 518 de la calle Valencia.

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