Suben quejas de abusos en sedes de ICE

Documentos revelan acusaciones contra guardias y empleados por ataques sexuales

PRIMERA PARTE

Más de 170 acusaciones de abuso sexual fueron presentadas en los últimos cuatro años por indocumentados en centros de detención de inmigración de Estados Unidos, principalmente contra guardias y empleados de estos sitios, según documentos del gobierno obtenidos por FRONTLINE y la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU).

Una investigación de FRONTLINE no encontró evidencia de que la mayoría de las quejas hayan sido investigadas o resueltas. Estas pasaron por la Oficina del Inspector General del Departamento de Seguridad Interior (IG), principal agencia encargada de investigar quejas externas.

Los registros de IG muestran solo 15 “reportes de investigación”, que resultaron en seis casos sustanciados o parcialmente sustanciados. Dos guardias fueron hallados culpables de abuso sexual; otros tres fueron despedidos de sus puestos.

Los documentos, junto a entrevistas de docenas de detenidos, empleados, investigadores y agentes, revelan una situación en la que los detenidos tienen muy pocos recursos efectivos si son víctimas de un delito cuando están encarcelados. Muchos dicen que enfrentan constante presión para firmar órdenes de deportación. Y a diferencia del sistema de justicia, los detenidos por autoridades migratorias no tienen un derecho garantizado de ser representados por abogados, por lo cual tienen dificultad para acceder a consejería legal cuando quieren presentar una queja.

Un excoordinador de salud mental en el Centro de Detención Willacy en Raymondville, Texas, dijo a FRONTLINE que los oficiales de los centros intentaban encubrir quejas de abuso sexual, que como describió suelen ocurrir comúnmente con las mujeres detenidas. La coordinadora reveló que renunció posteriormente debido al trato que recibían los detenidos en ese establecimiento.

En respuesta a preguntas sobre estas quejas, Gillian Christensen, vocero de la Oficina de Control de Inmigración y Aduanas (ICE), dijo que la Oficina del Inspector General y la Oficina de Responsabilidad Profesional -otra agencia de DHS que investiga ese tipo de quejas- investigaron “todas las acusaciones de abuso sexual o conducta inapropiada” y que la agencia toma acciones “cuando esas acusaciones tienen base”.

En 2009, una inmigrante canadiense en Florida fue parada durante una detención de tránsito rutinaria. Cuando el policía puso su nombre en una computadora, encontró que había una orden para su arresto por haber pagado con un cheque sin fondos de 230 dólares en Walmart hacía 10 años.

El cheque sin fondos en combinación con su estatus migratorio de no tener documentos legales fue lo que llevó a su arresto.

La supuesta víctima de abuso sexual estuvo de acuerdo en ser identificada como Mary en este reportaje en el que FRONTLINE protege su identidad.

Ella dijo que cuando fue arrestada dejó a sus cuatro hijos menores de edad y ciudadanos estadounidenses al cuidado de un familiar. Después de que un agente del Sheriff la llevó a la cárcel, las autoridades contactaron a ICE.

Mary fue enviada a Willacy. Y cuando llegó otra detenida le advirtió que una mujer en detención había sido violada por un guardia del sexo opuesto.

Mary, quien nunca antes había sido privada de su libertad, no sabía qué creer.

“Este es el gobierno, el gobierno de Estados Unidos”, recordó sobre lo que pensó en ese momento. Mary comentó que trató de tener un perfil bajo cuando estaba en Willacy. Durante ese tiempo se la pasaba en la biblioteca de leyes en el centro para no estar en su celda y preparar una apelación de su caso de deportación. Un oficial se le acercó por primera vez mientras estaba en la biblioteca, dijo a FRONTLINE.

“Me hablaba amablemente y me hacía preguntas como de dónde era y [decía] ‘eres hermosa’”, contó.

Durante otras visitas a la biblioteca, le hizo sentirse incómoda, pero Mary tenía mucho miedo de decir algo al respecto.En su tercer encuentro el guardia la tocó, dijo Mary.

“Se me acercó y me tomó de la mano. Y me besó. Yo le dije: ‘No deberías hacer eso… No me gusta lo que estás haciendo’”.

“Puedo ayudarte a salir de acá”, le contestó el guardia.

Mary dijo que lo empujó para que se alejara y le mencionó que iba a denunciarlo.

“¿A quién le vas a decir?”, le respondió él. Mary dijo que se sintió sola y no le contó a nadie.

“¿Quién me iba a escuchar?”, explicó.

“¿Quién te va a creer? Eres una delincuente, eres una detenida. ¿Con quién te vas a quejar?”. Poco tiempo después, dijo Mary, el guardia abusó de ella sexualmente.

El guardia se le acercó diciendo: “Me encantan las mujeres que tienen un busto grande”.

Ella dijo que él puso su mano sobre sus piernas, y la penetró con sus dedos. Mary lo empujó y el guardia le dijo: “Si le dices a alguien, no vas a salir viva de aquí para ver a tu familia”.

Mary agregó que confió en una mujer que era guardia allí, pero le dijo que era “inútil” tratar de quejarse.

“Nadie te va a creer, nadie va a hacer nada”, le comentó.

La guardia le dijo a Mary que quejarse empeoraría las cosas.

Desesperada por salir de Willacy, Mary estuvo de acuerdo en que la deportaran de inmediato a Canadá. “Les dije que quería regresar a mi casa. Por favor. Quiero regresar a mi casa. Sáquenme de aquí, porque si esto me pasa una vez más y yo no salgo de aquí, me voy a suicidar”.

No ha visto a sus hijos por dos años, que continúan en Estados Unidos. Todavía están viviendo con un familiar.

Su padre vive en otro país. A pesar de su experiencia, Mary tiene esperanza de regresar a Florida algún día; mientras tanto está luchando por llevar a sus hijos para Canadá.

Sigrid Adameit, una exguardia del transporte en Willacy, declaró a FRONTLINE que el encubrimiento de casos de abuso sexual y físico sucedían con frecuencia en Willacy.

Un día dijo que un supervisor la llamó para que transportara a una mujer detenida que afirmaba que había sido violada.

Adameit llegó al trabajo cuando la mujer detenida todavía estaba en la enfermería donde le realizaban una prueba para víctimas de abuso sexual.

Adameit dijo que el supervisor le pidió que reservara el vuelo de salida más inmediato para la detenida.

“Asegúrate de que nadie hable con ella”, le dijo.

“No le digas nada. Ponla en la camioneta y llévala con el alguacil federal en el aeropuerto’”, le dijo el supervisor.

FRONTLINE solicitó información a ICE sobre todos las pruebas de abuso sexual con resultados positivos realizadas en Willacy, pero la agencia no respondió a la solicitud.

La compañía que administra Willacy para el gobierno, Management Training Corporation (MTC), rechazó la solicitud para hacer comentarios sobre la operación de ese centro de detención.

El abuso sexual es uno de los crímenes que se reporta mucho menos de lo que sucede en Estados Unidos, de acuerdo con el Departamento de Justicia (DOJ). Más del 60% de las víctimas nunca reporta el abuso con la Policía.

Varios abogados de inmigración y defensores de los derechos humanos dijeron a FRONTLINE que el problema es mucho más grave en los centros de detención de inmigrantes.

“Todo está en contra de los inmigrantes que son violados o asaltados en los centros de detenciones para que defiendan sus derechos”, dijo Anthony Romero, director ejecutivo del ACLU. “Estás tratando con la población más vulnerable de todas, que no tiene acceso a abogados, que está alejada de todo”.

“Solamente estamos rasgando la superficie de algo que sabemos es un fenómeno mucho más grande”, dijo Romero. “Sabemos que hay muchos más casos que no son investigados, en los que no se responsabiliza a la gente por el abuso o violación de los inmigrantes”.

De acuerdo con 170 registros analizados por FRONTLINE, el Centro de Detención de Willacy tiene más quejas de abuso sexual que cualquier otro establecimiento.

MTC también recibió más de 900 casos presentados por detenidos mediante su sistema de procesamiento de quejas interno, según una auditoría realizada en 2009 por Creative Corrections, una compañía contratada por ICE para efectuarlas.

De las 900 quejas, cuatro fueron solucionadas a favor de los detenidos. No hay ninguna información sobre la naturaleza de las quejas, o si fueron enviadas a agencias supervisoras en Washington, D.C.

La auditoría reveló que hubo 49 casos de asalto físico en Willacy, pero no contiene información sobre los asaltos o quién estuvo involucrado. Ninguno de los ataques fue clasificado como sexual.

Pero durante el mismo período referido en la auditoría, la Oficina del Inspector General de DHS recibió por lo menos dos acusaciones de abuso sexual en Willacy, de acuerdo con los documentos examinados por FRONTLINE.

No está claro si las quejas fueron resueltas o no.

Recientemente, Edwin Rodríguez, un exguardia, se declaró culpable de abusar sexualmente a una detenida el 26 de octubre de 2008, lo cual coincide con el mismo período en el que se realizó la auditoría.

Los documentos legales indican: “Rodríguez metió a la víctima en el baño de los guardias adjunto a la celda de la víctima y la penetró sexualmente”.

La víctima lo reportó de inmediato, incluyendo a uno de los exguardias supervisores de su sección. No está claro por qué se tardó más de dos años para que Rodríguez fuera encausado, o por qué continuó trabajando en Willacy durante ocho meses más después de que el abuso sucedió, de acuerdo con un correo electrónico obtenido por FRONTLINE.

“ICE sujeta a todos sus empleados y contratistas al máximo nivel de profesionalismo y nadie está por encima de la ley”, dijo Brandon Alvarez-Montgomery, vocero de ICE en respuesta al caso de Rodríguez.

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