Tarjeta roja al migrante

En el último debate republicano, el precandidato Newt Gingrich aseguró que se debería asumir una postura más humana en el tema migratorio, y que los indocumentados que tienen tiempo en el país, con familias estadounidenses, deberían ser beneficiados con algún estatus legal, sin que se les otorgue la ciudadanía. En una entrevista posterior, Gingrich dijo que el favorece el plan propuesto por The Krieble Foundation y que se denomina “The Red Card Solution”, es decir, “La solución de la tarjeta roja”.

Este plan parte de una idea no probada, y es que al indocumentado solo le interesa el dinero que puede ganar, por lo tanto no hace falta que se le conceda una vía a la ciudadanía, sino basta un permiso para que se quede legalmente hasta que se regrese a su país. Partiendo de esta premisa, divide a los indocumentados en dos grupos: Los que podrían desear hacerse ciudadanos (que estiman son pocos), y los que simplemente necesitan un programa de “trabajadores invitados” para trabajar en paz. Para los primeros este plan no concede ninguna opción, ya que establece que deberán seguir los mismos mecanismos ya establecidos en la ley para hacerse ciudadanos. Y como sabemos, para los indocumentados este camino no existe actualmente. Es decir, que en la práctica la única opción real que tienen los indocumentados es aceptar la tarjeta roja.

El primer requisito es que los indocumentados salgan libremente de los Estados Unidos, y apliquen para reingresar desde sus países de origen. El plan además establece que como este beneficio es de carácter humanitario, solo deberá ser concedido a aquellos ciudadanos de países con extrema pobreza general, por lo tanto los ciudadanos de países de economía media, según el propio plan lo menciona, como México y Brasil, se quedarían fuera.

Y si todo lo anterior no fuera suficiente para descartar esta locura propuesta por The Krieble Foundation, parte esencial del proyecto es negar la ciudadanía estadounidense a los hijos de los portadores de la “tarjeta roja” nacidos en territorio estadounidense.

Es decir, parece que doña Helen Krieble, autora del proyecto, sabe bien que los inmigrantes, usualmente conocedores de las reglas del futbol, entendemos que “tarjeta roja” es sinónimo de mala conducta, castigo y expulsión.

Este supuesto proyecto “humanitario” tiene en el fondo los siguientes fines: Expulsar la mayor cantidad de indocumentados sin garantizarles su regreso. A los que regresaren usarlos hasta que puedan producir y luego devolverlos a sus países de origen. Mantener un grupo de ciudadanos de segunda clase descartables y sin ningún otro derecho que no sea no ser perseguidos por las autoridades migratorias. Asegurar mano de obra barata y sometida. Negar la ciudadanía a los hijos de los indocumentados y además al hacerles imposible el convertirse en ciudadanos, impedirles el derecho al voto. Y como el plan tampoco concede una residencia legal, con la “tarjeta roja” se va la posibilidad de otros derechos como la seguridad social, y se irían además por la borda los sueños de los estudiantes indocumentados que sin un estatus legal tendrían como única posibilidad buscar un trabajo de mala paga para susbsistir y poder quedarse en el país.

Es esto un plan “humanitario”? Lo dudo mucho.

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