Siguen comicios normales en Egipto

Ello se llevó a cabo pese al complejo sistema de realizar las votaciones

EL CAIRO, Egipto (EFE) .— La segunda jornada de las históricas elecciones parlamentarias egipcias transcurrió ayer con normalidad pese al complejo sistema de votación y al analfabetismo político que todavía sufre una población poco acostumbrada a ejercer la democracia.

La votación se desarrolló sin incidentes destacables, al igual que ayer, y en un ambiente pacífico que echó por tierra los temores acerca de la seguridad que existían antes de los comicios.

Pese a la ausencia de problemas graves, el analfabetismo, que en Egipto alcanza al 40 % de la población, y el desconocimiento del complejo universo de partidos ensombrecen en parte los comicios, los primeros tras la caída, el pasado 11 de febrero, del presidente egipcio Hosni Mubarak.

Egipcios de todas las clases sociales constataron ante las urnas que les faltaban herramientas para decidir su voto, según reconocieron electores y jueces consultados.

En el exclusivo barrio cairota de Zamalek, varias mujeres vestidas con ropa occidental y luciendo largas melenas aseguraban sentirse tan impotentes como quienes no saben leer ni escribir.

“No tenemos mucha información, no conocemos a los candidatos, es difícil para nosotros y estamos confundidos”, explicó a Efe la ingeniera Raja Milad, que destacó que asistió a conferencias y leyó los periódicos para estar al día de la actualidad de las elecciones.

Esta complejidad del sistema electoral hizo que muchos electores se sintieran inseguros al introducir la papeleta en la urna, como le sucedió a la joven Alia Jaled.

“Somos todos analfabetos en este sentido”, afirmó Jaled, de pie sobre una alfombra de césped artificial que cubría el suelo del patio de una colorida escuela de Zamalek, una imagen en las antípodas de los centros escolares sucios, grises y medio en ruinas de los barrios más humildes.

Al otro lado del Nilo, en Bulaq, uno de los barrios más pobres de El Cairo donde no es raro que los vecinos vendan su papeleta al mejor postor, un juez de mesa que solo quiso revelar su nombre de pila, Ayman, reconoció que “hay mujeres que no saben ni leer ni escribir y eligen al azar”.

Ayman afirmó que algunos ciudadanos le consultaron el voto y explicó que muchos acudieron por miedo a ser multados por abstenerse, una posibilidad que recoge la Ley Electoral.

“Mucha gente, sobre todo gente mayor, viene por la multa, pero en realidad no quieren votar y me dicen que si quiero puedo escoger yo al candidato”, contó Ayman, que denunció que “todos” los partidos políticos aprovechan este fenómeno para comprar los votos de “la gente pobre e ignorante que no conoce nada”.

En Abdin, otro barrio popular del este de El Cairo, el votante Taher Sakaria criticó el complicado sistema electoral egipcio, en el que dos tercios de la Asamblea del Pueblo (Cámara Baja) se eligen por listas cerradas y un tercio se escoge por listas abiertas con candidatos individuales.

“La gente conoce los partidos, pero el problema son las listas abiertas, porque solo en esta circunscripción se presentan 122 candidatos individuales”, manifestó Sakaria, que agregó que esto hace más difícil la elección en los comicios, que terminarán el 10 de enero.

Según el observador Rahman Hussein, muchas personas optaban por marcar al azar las dos casillas obligatorias o por votar a los candidatos cuyos símbolos les resultaban más atractivos- “Eligen por los dibujos y a veces me preguntan sobre los candidatos, pero yo no tengo derecho a decidir”, dijo.

Está previsto que mañana se den a conocer los resultados solo de las listas abiertas para candidatos individuales, y, en los casos en los que sea necesario, se celebrará una segunda vuelta los días 5 y 6 de diciembre.

En el colegio electoral de Abdin, un anciano se mostraba orgulloso de apoyar a su partido favorito- “Voy a votar a la Coalición de Jóvenes de la Revolución”, afirmó Adil Abdel Salam mientras esperaba pacientemente su turno a las puertas de la mesa.

A pesar de su avanzada edad, Abdel Salam se declaró contrario a los políticos demasiado mayores como Mubarak, de 83 años, y aseguró que está a favor de los jóvenes que quieren llevar al Parlamento egipcio el espíritu de Tahrir porque Egipto “necesita gente joven en el gobierno”, aseguró.

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