El ‘moreirazo’ en México

México tiene un nuevo término en su léxico político: el “moreirazo”. En pocas palabras significa el hacer desaparecer miles de millones de dólares durante una gestión de gobierno, protegerse las espaldas con su hermano y las autoridades estatales leales.

Eso no es todo, también es concebir desde la interna partidaria la manera de que su candidato llegue a la nominación presidencial sin obstáculo alguno. Y, cuando estalla el escándalo por la gigantesca deuda que deja su gobierno, da un paso al costado para no dañar al ungido, recibe los agradecimientos de todos y tanto él como el partido actúan como si aquí no hubiera pasado nada.

Humberto Moreira es quien le levantó el brazo en señal de victoria innumerables veces al actual candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto. La gestión del exgobernador de Coahuila como presidente del PRI consiguió la candidatura de Peña Nieto, además de importantes triunfos electorales en Michoacán, en el Estado de México y, entre otros más, Coahuila, donde dejó a su hermano Rubén como gobernador hasta 2017.

Ante estos hechos es inevitable preguntarse si el ‘moreirazo’ es el ingrediente del nuevo PRI al debate nacional, porque así como está se asemeja mucho a las mañas de la organización caduca y corrupta que gobernó México por 71 anos ininterrumpidos.

Es cierto que Moreira renunció al liderazgo partidario para evitar que la sombra escandalosa de su gobierno de Coahuila afecte al PRI. Pero eso no es suficiente para lavar la cara del partido porque el blindaje de Moerira (la protección) va mucho más allá de eso.

Por ejemplo, la Auditoría Superior de Coahuila dijo a los medios que solicitaron detalle del incremento -en mas del 9,000%- de la duda estatal, que la información relacionada con este tema no se hará pública hasta 2019.

Y como si esto fuera poco, el auditor superior del estado, Armando Plata, ya determinó antes de la investigación que a Moreira no le llegará ninguna sanción porque la ley le permite al gobernador delegar las funciones de administración económica. Ya hay absoluciones antes de averiguarse qué ocurrió.

El ‘moreirazo’ es un síntoma de que el PRI, en el mejor de los casos, sigue hoy tan tolerante a la corrupción interna como en el pasado. La cercanía de Moreira a Peña Nieto y la actitud protectora del partido le quita autoridad moral al candidato cuando promete un gobierno limpio.

Millones de coahuilenses verán su calidad de vida afectada con planes de austeridad para pagar la misteriosa deuda en la que incurrió el gobierno de Humberto Moreira. El precio siempre lo paga la gente.

Todo esto deja un mensaje muy preocupante para el futuro de México. El PRI de Peña Nieto ha demostrado que prefiere la lealtad y la protección del presunto corrupto por sobre las apariencias y la indignación popular. Si el despecho y la arrogancia son tan altos en campaña política, ¿cómo será si llega victorioso a Los Pinos?

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