Regalos y bendiciones

Como todos los años les recuerdo que el propósito de la temporada no es sólo comprar, ya sea usando efectivo o plástico, como locos y obtener más cosas que muchas veces no necesitamos y quedan en la “nave del olvido” en un abrir y cerrar de ojos.

Es tiempo para detener el paso acelerado que vivimos y contar nuestras bendiciones o, como yo digo, reconocer el valor que han tenido “las lecciones” y retos que la vida nos ha presentado.

Es tiempo para sentarnos con familiares y amistades especiales a partir pan. También es tiempo para hacer recuerdos y compartir memorias. Es tiempo para enseñarles a nuestros hijos nuestras bellas tradiciones tanto espirituales como festivas.

Todos saben que yo asistiré a las misas de aguinaldo con mis maracas y disfrutaré del chocolate caliente luego.

Si tenemos niños pequeños, podemos hacerlos participes de la decoración, de la preparación de la cena tradicional. Pueden ayudar a doblar servilletas, poner los cubiertos en la mesa. Los adolescentes pueden ayudar a cocinar o a servir.

Muchos preguntarán, “¿qué pasa si se quejan y no quieren ayudar?”. Algunas veces tenemos que ser como los vendedores de carros usados y “venderles” la idea de ser parte de esta época especial. También es importante enseñarles que “dar es mejor que recibir”.

Otra actividad muy especial, educativa y que ayuda a poner las cosas en perspectiva es hacer servicio voluntario en el refugio para personas que no tienen dónde vivir ni comida.

Una amiga mía hizo esto con su hija adolescente por varios años y esta dejó su rebeldía de adolescente y hoy día está estudiando Trabajo Social. Aunque no hay garantías…quién sabe si esta experiencia tenga un impacto similar en sus hijos.

Podemos tomar tres páginas o más listando todo el trabajo caritativo y comunitario que podemos hacer durante esta época o el año entero.

Este año agradeceré las bendiciones (grandes, medianas y pequeñas) que he recibido a través de mi vida. Algunas de estas son: mis hijos y nietas; aprender a ser sobreviviente de experiencias desagradables y abusivas; la oportunidad de escribir esta columna y por todas las otras oportunidades que Dios me ha dado para aprender, para ayudar, para perdonar y para amar.

Les exhorto a tomar tiempo para hacer lo mismo. ¡Les deseo muchas bendiciones hoy y siempre!

Puede comunicarse con Eva Pagán Hill, LMHC, al 407-691-4579.

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