Migrantes y comerciantes solidarios

La llegada de trabajadores hispanos estacionales cambia la vida de Glencoe y su comunidad latina

Jesús Mendoza y su hijo, afuera de La Michoacana, ubicada en Glencoe. Esta es la única tienda mexicana en el área.

Jesús Mendoza y su hijo, afuera de La Michoacana, ubicada en Glencoe. Esta es la única tienda mexicana en el área. Crédito: Leonor Villasuso

GLENCOE, Minnesota – Glencoe es la cabecera del Condado de McLeod y cuenta con una población de 5,631 personas, 14.8% de ellas latinas. Cada año, casi con la primavera, cientos de trabajadores hispanos temporales procedentes de Texas llegan a trabajar en el cultivo y procesamiento de vegetales en una empresa empacadora, labor que dura varios meses. Este fenómeno cambia la dinámica de la tranquila ciudad.

“Se pone alegre el pueblo, bastante gente, y pues [hay] mucho más negocios. Mucho más dinero hacia México que se va y mucho más negocio aquí para uno, para la tienda”, dice Jesús Mendoza, de 33 años, originario de Michoacán, México y propietario junto con su hermano de la única tienda mexicana en el área: La Michoacana.

La tienda abrió sus puertas hace dos años y ha sobrellevado los vaivenes de la economía nacional. Pero además de vender productos de procedencia mexicana en su mayoría, es el único lugar -que no es una iglesia- en el que la comunidad hispana se reúne, platica, se entera de las últimas novedades e intercambia opiniones y chismes.

Como el mismo Mendoza dice: “aquí vienen y cada quien trae diferente plática”.

La Michoacana también ofrece servicios de envío de dinero a otros países, lo cual tiene mucha demanda a lo largo del año, y se acentúa en los meses en que los trabajadores temporales están en Glencoe.

Y aunque no es un servicio que ofrece en sus anuncios, Mendoza es con frecuencia traductor-intérprete para muchos de los hispanos que no hablan inglés en la comunidad y que, conociendo su generosidad, le piden el favor.

Como buen latino, para él que todos son como una gran familia y cuenta la anécdota de ‘El Pollito’, un hombre de edad avanzada que no tenía familia en Glencoe y prácticamente en ninguna parte porque perdió el contacto con sus hermanos en México muchos años atrás. Pobre, sin casa ni trabajo, “él empezó a llegar aquí a la tienda y aquí lo tuvimos por dos años, ayudándolo por dos años hasta que finalmente lo mandamos a un lugar donde le pueden brindar un mejor servicio”. Los hermanos Mendoza pidieron ayuda a la comunidad y las iglesias y entre todos juntaron el dinero necesario para que ‘El Pollito’ llegara a un asilo para desamparados que se hizo cargo de él completamente. Así se organiza la comunidad hispana en un pueblo pequeño de Minnesota.

Suscribite al boletín de Noticias

Recibe gratis las noticias más importantes diariamente en tu email

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y Google Política de privacidad y Se aplican las Condiciones de servicio.

¡Muchas gracias!

Más sobre este tema
Contenido Patrocinado
Enlaces patrocinados por Outbrain