EEUU entrega su última base
Irak ahora enfrenta el reto de mantener la seguridad por sí mismo en el país
BAGDAD, Irak (EFE).- En un nuevo capítulo del repliegue estadounidense, las autoridades iraquíes asumieron ayer el control de la última base militar que estaba en poder del Ejército de EEUU en Irak, que ahora afronta al reto de mantener la seguridad por sí mismo.
EEUU traspasó a Irak el control de la base del Imán Ali, como la conocen los iraquíes, o Camp Daer, como la llaman los estadounidenses, situada en Al Nasiriya, 350 kilómetros al sur de Bagdad, según la televisión oficial Al Iraqiya.
“Hemos completado hoy [ayer] la recepción de todas las bases estadounidenses en Irak y ya no queda ninguna bajo control de EEUU”, afirmó en declaraciones a la prensa el representante del gobierno iraquí Husein al Asadi, encargado de firmar los documentos para la entrega de la base.
Al Asadi calificó el día de ayer de “histórico” para el pueblo iraquí y explicó que durante el repliegue estadounidense su país ha asumido el control de un total de 505 bases, entregadas por las Fuerzas Armadas de EEUU.
El miércoles pasado, el propio Al Asadi confirmó que los militares estadounidenses habían traspasado el control de la otra base que quedaba en su poder, la del aeropuerto de Basora, 550 kilómetros al sur de la capital.
La entrega de la base de Al Nasiriya se produce un día después de que se escenificara en Bagdad la salida estadounidense del país con una ceremonia simbólica en la que se arrió la bandera de EEUU y en la que participó el secretario de Defensa Leon Panetta.
Aunque oficialmente el Ejército de EEUU ha transferido ya el control de todas las bases a Irak, todavía quedan algunos soldados norteamericanos en el país árabe preparando su marcha.
De acuerdo con el pacto de seguridad, firmado entre Washington y Bagdad en diciembre de 2008, la retirada de los cuatro mil efectivos estadounidenses que aún quedan en territorio iraquí debe completarse para el próximo 31 de diciembre.
A partir de ese momento, las fuerzas de seguridad iraquíes estarán solas a la hora de hacer frente al terrorismo y otras amenazas.
El analista político Ibrahim Yaburi explicó que el reto más grande que afronta Irak “son los grupos armados que puede que se unan para cambiar la ecuación política y de seguridad y difundir así el caos para tomar el control del país”.
En ese sentido, el experto consideró esencial la colaboración ciudadana porque “son los ciudadanos los que pueden garantizar el éxito de la lucha contra los grupos armados”.
Asimismo, Yaburi destacó que todavía existen asuntos pendientes por las discrepancias entre los bloques políticos como las zonas en disputa y la autonomía de ciertas provincias, “algo que hay que resolver cuidando primero del interés patriótico”.
Yaburi se refería al contencioso mantenido entre algunas comunidades sobre algunas áreas como Kirkuk, disputada entre árabes, kurdos y turcomanos, y las reivindicaciones de mayor autonomía de provincias como Suleimaniya y Diyala, al norte y noreste de Bagdad.
Por ese motivo, el analista consideró muy importante que las fuerzas políticas alcancen la reconciliación nacional y se elimine la desconfianza entre las autoridades y la oposición.
A ese respecto, el político iraquí Abdul Moneim al Asam señaló en un artículo publicado recientemente en el periódico “Bagdad” que “empezar un diálogo nacional será la única señal de que se puede ir más allá de un desastre que pueda llevar al caos político y que compensará el vacío tras la retirada de EEUU”.
Para los observadores locales, el desafío más grande es sin duda la reconstrucción de un país que ha sufrido una guerra en la que sus infraestructuras han quedado arrasadas, además del coste social que ha supuesto con un aumento de la pobreza que afecta al 30 % de los iraquíes.
Con la retirada total, cuyo plazo expira el próximo 31 de diciembre, EEUU pondrá fin a nueve largos años de guerra que ha causado la muerte de más de 100 mil personas.