Cierran planta de cromo en Sur de LA

Triunfa comunidad sobre Palace Plating que tiene hasta 31 de diciembre para desalojar

Varias de las activistas lloran de emoción al saber que la planta ya no estará en los límites de su comunidad.  En el centro, la concejal Jan Perry, quien se unió a la celebración de los residentes de la zona.

Varias de las activistas lloran de emoción al saber que la planta ya no estará en los límites de su comunidad. En el centro, la concejal Jan Perry, quien se unió a la celebración de los residentes de la zona. Crédito: Ciro Cesar / La Opinión

Una planta de revestimiento de cromo que operaba en uno de los barrios más marginados de Los Ángeles y frente a una escuela primaria desde la década de los 40, tendrá que cerrar completamente luego de que se detectaran violaciones ambientales.

Se trata de Palace Plating Inc. que desde el año 2003 fue blanco de acusaciones por parte de la comunidad de Sur Centro al darse a conocer múltiples casos de cáncer, altos niveles de asma, y donde los estudiantes de la escuela solían padecer dolores de cabeza, vómito y enfermedades respiratorias.

La orden judicial del cierre de la fábrica fue emitida por un juez del Tribunal Superior de Los Ángeles el pasado 2 de noviembre, pero ayer los residentes de esa zona hicieron el anuncio para celebrar lo que consideran una victoria de la comunidad.

La concejala de esa área, Jan Perry, se unió a la celebración.

“Personalmente me siento rebosante de alegría por haber jugado un papel importante para sacar este negocio de esta zona residencial”, mencionó la funcionaria.

Hay zonas de la ciudad que son apropiadas para la industria y donde se impulsa el desarrollo de empresas, explicó.

“Pero en vecindarios donde las industrias colindan con casas y escuelas, no hay excusa”, dijo Perry.

Palace Plating tiene hasta el 31 de diciembre para desalojar el lugar, según la orden del juez. La resolución judicial también implica un pago por 750,000 dólares al Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles (LAUSD).

El Departamento para el Control de Substancias Tóxicas de California (DTSC) desde 2005 tenía en la mira a Palace Plating, cuando le realizó una serie de inspecciones que le valieron multas administrativas y se le requirió apegarse a una serie de medidas correctivas al detectar el mal manejo de residuos químicos.

Martha Sánchez, quien pertenece a la organización ACCE ( Alliance of Californians for Community Empowerment) fue quien puso el dedo en la llaga para dar inicio a una larga batalla legal que aún no termina, ya que existe una demanda de acción de clase que involucra a 50 familias.

A la señora Sánchez le cayó de sorpresa la decisión de clausurar la fábrica, ya que durante ocho años ha estado peleando para demostrar que los químicos estaban causando daño a los niños y a toda la comunidad.

Cuando inició su batalla, recordó Sánchez, denunció la contaminación que estaba provocando Palace Plating ante las autoridades de salud del condado, pero minimizaron el problema.

“Me dijeron que no era tan grave, que no había estudios que causaran una alerta, que para que alguien padeciera de cáncer tendría que ser expuesto durante 30 años a esos químicos, y yo les dije, osea que mi hija cuando tenga 35 va a tener cáncer”, mencionó Sánchez.

Su lucha por demostrar los peligros de una planta de cromo, que estaba utilizando un proceso muy antiguo para el recubrimiento de metales, no paró ahí y se fue a los tribunales.

Sánchez se dio a la tarea de documentar los casos de enfermedades entre los estudiantes de la Primaria de la Calle 28 y detectó que en cuatro años la enfermería de la escuela reportaba un promedio de 50 casos diarios de niños con dolor de cabeza, vómito o problemas respiratorios, mientras que en otra escuela cercana, que se ubica debajo de la autopista 10, la cifra era de 3 o 4.

La Primaria de la Calle 28 se construyó en 1885, mientras que la fábrica Palace Plating inició operaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Hoy en día el plantel escolar cuenta con una población de 550 alumnos, pero en 2003 era de alrededor de 2,300.

“Siempre se nos había dicho que todo estaba bien”, recordó Sánchez. “Ahora lo vemos como una victoria, porque ya los estudiantes van a tener una comunidad más segura”.

En el lugar, luego de que se realicen los trabajos de supervisión y limpieza del subsuelo, se contempla construir un conjunto habitacional para personas de bajos ingresos y un centro comunitario.

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