Da resultado la estrategia antipandillas

Exintegrantes de pandillas de Los Ángeles reciben diploma de graduación de la academia que los entrena para alejar a jóvenes de la violencia

Donald García recibe de Constance Rice su diploma de graduado del programa antipandillas.

Donald García recibe de Constance Rice su diploma de graduado del programa antipandillas. Crédito: Ciro Cesar / La Opinión

Si los 9,963 policías de Los Ángeles se enfocaran en los 41,000 pandilleros agrupados en 500 bandas, cada agente tendría que vigilar a cuatro, pero la corporación descuidaría a 3.75 millones de habitantes.

Sin los fondos necesarios para extender la segunda fuerza del orden más grande del país, el municipio aplica una de las estrategias más novedodas en materia de seguridad pública: crear un grupo de voluntarios capaz de llegar hasta el núcleo de una pandilla involucrada en un crimen.

Los llaman “interventores” y son pandilleros “veteranos” que fungen como mediadores en los conflictos entre bandas rivales con el objetivo de evitar que la violencia escale. Este programa, criticado cuando recién se implementó, ha dado frutos: los delitos cometidos por las pandillas bajaron un 40%.

“Si hay un homicidio, la meta principal de los interventores es prevenir que ocurran cinco homicidios, tratan de evitar el tiroteo de uno y otro lado”, explica Guillermo Céspedes, titular de la Oficina de Reducción de Pandillas y Desarrollo Juvenil de la Alcaldía, la única en su tipo en todo Estados Unidos.

Con el respaldo del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD), del Sheriff (LASD) y del alcalde Antonio Villaraigosa, se ha formado la primera academia del país donde se brinda entrenamiento a los “interventores”.

Los Angeles Violence Intervention Training Academy (LAVITA) ha capacitado a unos 100 contratistas (el municipio los considera empleados de tiempo parcial), incluidos los 33 que ayer concluyeron el curso.

LAVITA ha fortalecido la estrategia de intervención de pandilleros del gobierno de la ciudad, mediante el desarrollo de un método uniforme de preparación. De esta manera se busca facilitar el acercamiento a jóvenes de 14 a 25 años, afroamericanos y latinos, los grupos con más muertes violentas.

“Ellos [los ‘interventores’] participan en casi todos los elementos de la estretagia que tenemos. No solo están en medio de la noche, cuando hay tiroteos, sino en el programa de Luces de Noche en el Verano [SNL, que extiende las horas de operación de parques]”, indicó Céspedes. “Ayudan mucho a la Policía porque evitan que ocurran situaciones más serias”.

SNL, que este año ofreció actividades culturales y deportivas a unas 700,000 personas en 32 parques, también forma parte del combate a las pandillas sin la fuerza pública.

“La intervención en las pandillas significa que [los contratistas] están ahí para que la comunidad sea segura, que han sido parte de una pandilla, pero que ahora integran una red que se encarga de que los niños caminen a la escuela y de regreso a casa con seguridad, sin miedo de ser baleados”, expresó la activista de derechos humanos Connie Rice.

Desde que su oficina tomó las riendas del problema, luego de un espinoso debate en el Concejo municipal, Villaraigosa ha tratado de abordar el asunto de manera distinta, sin violencia. Incluso eligió a un jefe de la Policía, Charles Beck, que comparte esta visión .

“Nos enfocamos en bajar el nivel de venganza”, comentó el alcalde. “Aumentar la cantidad de policías nos dio la oportunidad de trabajar más con la comunidad, especialmente donde hay más violencia”.

Cada semana el alcalde y su gabinete de seguridad revisan los índices delictivos e identifican los vecindarios golpeados por la violencia de las pandillas para poner ahí más recursos.

“La vasta mayoría de los crímenes de pandillas han ocurrido en vecindarios marginados, desproporcionalmente en barrios de color”, señaló Villaraigosa.

Maribel Meza, analista de la organización Advancement Project, enfocada en reducir el impacto de la violencia en vecindarios marginados, afirma que la tarea de los “interventores” es única y muy valiosa.

“Muchos han sido pandilleros, por tanto tienen ‘licencia’ para operar en esas áreas, para hablar con esos pandilleros, para convencerlos de que reduzcan la violencia y no recluten a los niños”, explicó.

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