Hispanos intercambian riñones en Chicago

Y de esa forma se le permitió una nueva vida a una madre de 27 años y a un abuelo de 70.

De izda a dcha, (atrás) Sam Vegas, el Dr. Juan Carlos Caicedo, Nina Sanchez, con su hija Violeta en brazos, Lino Martí­nez y su hija Marí­a Ortega posan en esta foto de archivo suministrada por el hospital Northwestern Memorial de Chicago.

De izda a dcha, (atrás) Sam Vegas, el Dr. Juan Carlos Caicedo, Nina Sanchez, con su hija Violeta en brazos, Lino Martí­nez y su hija Marí­a Ortega posan en esta foto de archivo suministrada por el hospital Northwestern Memorial de Chicago. Crédito: EFE

Chicago – Dos familias latinas, que no se conocían antes de los trasplantes, comparten una unión especial después de un intercambio de donantes de riñón realizado en un hospital de Chicago que permitió una nueva vida a una madre de 27 años y a un abuelo de 70.

“Me siento muy bien, tengo una nueva vida saludable y plena, y puedo ser la madre que mi hija de 7 meses merece”, dijo Nina Sánchez, quien se enteró que padecía de insuficiencia renal a las 13 semanas de embarazo pero a pesar de contar con su hermano como donante potencial, eran incompatibles.

Su donante y salvadora fue la mexicana María Ortega, de 40 años, oriunda de Guanajuato y una total desconocida que padecía un drama similar con su padre de 70 años.

Lino Martínez, guanajuatense de Acámbaro, no podía recibir órganos de sus hijas y la solución a pasar el resto de sus días en diálisis era un intercambio de riñón con un donante vivo compatible.

Fue entonces que María donó el órgano a Nina, y el hermano de ésta, Sam Vega, de 25 años, hizo lo mismo con Lino Martínez.

Nina y Sam son tejanos, hijos de mexicanos, y radicados en Chicago desde hace siete años.

El intercambio de donantes anónimos compatibles fue coordinado por el Programa de Trasplantes para Hispanos del Northwestern Memorial Hospital de Chicago, encabezado por el cirujano colombiano Juan Carlos Caicedo.

En los trasplantes las identidades de receptores y donantes se mantienen en reserva, pero en este caso los participantes quisieron conocerse, sobre todo, al trascender que todos eran de ascendencia hispana.

Fue así que Caicedo, Nina y Sam se reunieron hoy en una entrevista con Efe para relatar sus experiencias con el primer programa de este tipo en los Estados Unidos, fundado en diciembre de 2006, y que hasta el momento ha realizado 90 trasplantes con intercambio de donantes.

Nina se sometió a diálisis seis veces por semana a partir del séptimo mes de embarazo, y a pesar de que el parto se adelantó seis semanas su hija Violeta nació sin problemas.

“Antes del trasplante estaba muy enferma, sin energías y sin esperanzas. Ahora me siento muy bien y sobre todo puedo comer lo que quiero, desde aguacate a frijoles y tortillas, que me lo prohibía la diálisis”, dijo Nina.

A su lado, su hermano Sam dijo que a pesar de su miedo a los médicos y hospitales, “me decidí a donar porque por mi hermana hago cualquier cosa”.

“Ella dice que está buscando el regalo perfecto de Navidad para mí, pero no es necesario, nada puede superar la felicidad de tenerla sana y completamente recuperada”, agregó.

María Ortega fue entrevistada telefónicamente desde Milwaukee donde reside y dijo haber vivido “una experiencia muy bonita” con la donación de un riñón a Nina. A pesar del miedo, “estoy muy contenta de haber hecho algo que repercutió en mi padre, que recibió el riñón de Sam”.

Caicedo dijo a Efe que los intercambios de donantes son cada vez más comunes porque casi un tercio de los donantes vivos “no son compatibles con los seres queridos a los que desean donar sus órganos”.

La National Kidney Foundation tiene 90,000 personas en lista de espera para trasplante de riñón en Estados Unidos, de las cuales 16,000 son hispanas. De esa lista, unas 4,000 personas mueren anualmente por falta de órganos.

“Con el intercambio, que hace coincidir a una pareja incompatible de donante-receptor con otra, se da vida a personas que pueden ser productivas para la sociedad”, dijo el cirujano.

Caicedo, oriundo de Bogotá y de 40 años de edad, era cirujano de trasplante de riñón en Colombia y en 2003 vino a Chicago a capacitarse en trasplantes multiviscerales en el mismo hospital.

En tres años se especializó en trasplante de páncreas, hígado e intestinos en adultos y niños, y al ser invitado a establecerse en Chicago por el Northwestern Memorial Hospital se asoció con el jefe de trasplantes de ese centro, Michael Abecassis, hijo de españoles.

El programa hispano está integrado por 26 profesionales que hablan español y realizan trasplantes de riñón, hígado y páncreas, además de cirugía hepatobiliar, dijo Caicedo.

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