La oposición siria quiere la unidad

Miles de personas intentan salir a la calle para apoyar al 'Ejercito Libre Sirio'

DAMASCO, Siria (EFE).- Miles de personas trataron ayer de salir a la calle en distintos lugares de Siria para manifestar su apoyo al sublevado “Ejército Libre Sirio”, pocas horas después de que esta milicia llegara a un acuerdo de colaboración con el principal grupo de oposición en el exilio.

Desde primera hora de la mañana, cientos de invisibles agentes de los servicios secretos e informadores tomaron las calles de Damasco para tratar de impedir cualquier tipo de reunión a la salida de la ritual oración comunitaria de los viernes.

Sin embargo, y según testimonios de la oposición, varios grupos lograron congregarse en suburbios de la capital como Almaze o Duma, donde exigieron la renuncia del presidente del país, Bachar al Asad.

Los opositores informaron, asimismo, de concentraciones similares en otras grandes urbes como Alepo, Latakia, Homs y Hama, donde los combates entre las fuerzas de seguridad y rebeldes armados propiciaron una nueva jornada sangrienta.

De acuerdo con el Observatorio Sirio pro Derechos Humanos, al menos una persona murió este viernes a manos de unidades del régimen en la localidad de Iblib, próxima a Turquía.

La violencia, que se multiplicado en todo el país desde el inicio hace dos semanas de la criticada misión de observadores de la Liga Árabe, segó también la vida de tres miembros del Ejército en el extrarradio de Damasco, en una señal más de que la oposición armada eleva día a día su nivel de audacia y su capacidad operativa.

Según la agencia de noticias oficial Sana, los tres militares, entre ellos un oficial de alto rango, perecieron en un ataque con armas ligeras contra un centro de comunicaciones situado en un área vecina a la capital.

La acción, similar al ataque con bomba que hace dos días mató a otros cuatro militares en Damasco, causó también heridas de diversa consideración a tres soldados más.

La agencia informó, igualmente, de la muerte de dos agentes del aparato de seguridad sirio en la localidad septentrional de Homs, una de las más conflictivas del país.

En uno de los barrios controlados por el régimen fue asesinado el pasado miércoles, y en un incidente muy confuso, el periodista francés Gilles Jacquier, el primer reportero extranjero fallecido en Siria desde que estalló la revuelta, en marzo de 2011.

París, que no descarta la hipótesis de una encerrona aunque admite que no tiene aún pruebas, ha exigido una investigación imparcial, más allá de la que ha prometido llevar a cabo el régimen de Damasco.

Las sospechas sobre las acciones del régimen se han multiplicado, además, desde que esta semana varios observadores de la Liga Árabe decidieran abandonar la misión, al parecer por dudas morales.

La puerta fue abierta por el delegado argelino, Anwar al Maliki, quien afirmó que temía que su misión sirviera más para proteger al régimen que para esclarecer la verdad.

Pero aunque enseguida el polémico jefe de la delegación, el buscado general sudanés Mustafa al-Dabi, tratara de desacreditarlo, parece que las dudas que albergaba han hecho mella en la organización regional.

En un intento por salir al paso del creciente deterioro que sufre día a día el prestigio de la Liga Árabe, su secretario general, Nabil al Arabi, admitió en una televisión egipcia que existe riesgo de caer en un conflicto fratricida en Siria.

“Sí, me temo que los acontecimientos que vemos desencadenen una guerra civil. Cualquier problema en Siria tendrán consecuencias para los estados vecinos”, afirmó Al Arabi en una entrevista con el canal Al Hayat.

La misión de la Liga Árabe se reunirá el próximo día 19 para evaluar los resultados de sus pesquisas sobre el terreno, y ya ha dado a entender que podría remitir la cuestión al Consejo de Seguridad de la ONU.

Solo Rusia parece aún defender a Damasco -con el que mantiene un fluido comercio- en la arena internacional.

El viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Gennady Gatilov, denunció que, desde su perspectiva, lo único que persiguen las principales potencias es “derrocar a Al Asad”.

Gatilov dijo, asimismo, que Moscú confía aún en la misión de la Liga Árabe para llegar a una solución pacífica.

Y mientras la diplomacia mantiene el ruido de sables, la divida oposición siria dio hoy un nuevo paso en su camino hacia un frente unido.

Burhan Ghaliun, presidente del Consejo Nacional Sirio, grupo bajo el que se cobijan diferentes formaciones y que hasta la fecha reprobaba la acción violenta, se reunió anoche con el coronel Riad al Asad, jefe del denominado Ejército Libre Sirio.

De acuerdo con el CNS, durante el encuentro se estudiaron las vías para aumentar la capacidad organizativa, logística y operativa de las fuerzas sobre el terreno,y se estableció una oficina de coordinación entre los dos grupos.

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