¿Le tomaron el pelo a más de 400 hispanos en Queens?

Las autoridades están investigando una supuesta estafa tipo pirámide que podría haber perjudicado a decenas de inmigrantes, en su mayoría ecuatorianos, en el barrio de Queens.

NUEVA YORK (AP) — Las autoridades están investigando una supuesta estafa tipo pirámide que podría haber perjudicado a decenas de inmigrantes, en su mayoría ecuatorianos, en el barrio de Queens.

La oficina del fiscal del distrito de Queens, Richard Brown, está analizando las numerosas quejas presentadas por los inmigrantes, dijo la portavoz Helen Peterson, sin ofrecer más detalles.

El negocio ha provocado la pérdida de miles de dólares para al menos 400 inmigrantes hispanos, dijeron varios ecuatorianos y colombianos que se consideran víctimas de la operación de la empresa Inversionistas Unidos, Inc., con sede en Rego Park, en el condado de Queens.

“Estoy desesperada porque no sé qué hacer”, dijo Janneth Naula, una ecuatoriana de 30 años que asegura perdió $78,000 al invertir su dinero en la compañía. “Cometí la estupidez de confiar en ellos y ahora sufro las consecuencias”.

Inversionistas Unidos ofrecía duplicar el esquema de recaudación de capitales de inversionistas, a quienes se les prometía redituarles una exagerada tasa de interés. La empresa se dedicaba a invertir en la exportación e importación de vegetales y frutas y más adelante de “commodities” o materias primas, según su portal de internet y los inmigrantes entrevistados.

Llamadas a la empresa fueron respondidas por un contestador automático en el que no había espacio para dejar mensajes. Howard Leader, abogado de Inversionistas Unidos, tampoco respondió varias llamadas realizadas por Associated Press y a un mensaje de correo electrónico. Luis Parra, ex contable de la empresa, respondió que él desconoce que ocurrió.

“Sé de todas las quejas pero yo no tengo la respuesta”, señaló. “Yo no tengo información y no tengo ninguna opinión”.

La compañía se describe en su portal como promotora de la unión hispana: “Todo nuestro esfuerzo está enfocado al compromiso de lograr que la empresa, más allá de un negocio, se convierta en un semillero de latinoamericanos de éxito que invierte en el gran mundo del comercio internacional”.

David López, un ecuatoriano de 44 años, admite que confió en los fundadores de Inversionistas Unidos desde el principio, cuando iniciaron el proyecto hace unos cuatro años. Tanto la colombiana Liliana Henao como el ecuatoriano Oswaldo Patiño parecían muy profesionales, organizaban reuniones y fiestas con los inversionistas a menudo e ilusionaban a muchos hispanos con ganas de prosperar.

Ni Henao ni Patiño pudieron ser contactados por Associated Press. Sus números de teléfono móvil han sido desconectados y los inmigrantes aseguran que no logran hablar con ellos desde aproximadamente octubre.

López dijo que le ofrecieron un interés del 6% mensual que se fue reduciendo poco a poco, aunque los intereses variaban según los inversionistas, algunos llegando a niveles desorbitados. López empezó recibiendo dividendos de $1,500 mensuales, explicó

“La verdad, pagaba”, dijo el inmigrante nacido en Guayaquil. “Pero en junio del 2010 dejé de recibir. Les pedí el dinero y nada. Después siguió reclamando mi esposa. Me llegaron a dar un cheque de $100,000 $. Cuando lo deposité, no tenía fondos”.

López admitió sentirse muy mal porque introdujo a muchos familiares y amigos en el negocio. Inversionistas Unidos le pagaba, además, cada vez que lograba atraer a algún inversionista.

Carlos Londoño, un colombiano de 40 años, hacía lo mismo y ahora ambos lideran el grupo de víctimas que se sienten estafadas. Los inmigrantes, entre los que también hay mexicanos, han empezado a reunirse periódicamente en una iglesia de Brooklyn, planean crear una página de Facebook y buscan asesoría legal.

“A la última reunión acudieron unas 130 personas”, dijo Londoño. “La gente está muy frustrada. Siente rabia, desesperación”.

Rubén Loja, un ecuatoriano de 36 años, dijo que perdió aproximadamente $70,000. Asegura que muchos ecuatorianos tienen miedo a denunciar el caso porque no están autorizados a residir en Estados Unidos.

“Estamos intentando reunir a toda la gente pero no es fácil”, dijo. “Yo llevo esperando ocho meses a que me devuelvan el dinero. Estamos todos un poco destrozados anímicamente. Estamos pasando un mal momento, lamentablemente”.

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