Amanece para Allen

Sonaron las campana de la medianoche en París, pero en Hollywood amanece otra vez para Woody Allen tras su mayor éxito comercial en varias décadas y una avalancha de elogios de la crítica.

En 45 años, Woody Allen no se ha desviado de la forma en que hace películas.

En 45 años, Woody Allen no se ha desviado de la forma en que hace películas. Crédito: AP

Sonaron las campana de la medianoche en París, pero en Hollywood amanece otra vez para Woody Allen tras su mayor éxito comercial en varias décadas y una avalancha de elogios de la crítica.

¿Hasta qué punto cambiará su carrera Midnight in Paris (Medianoche en París)? Ni un ápice, dice Allen.

En casi 45 años de alternar entre los reflectores y las tinieblas, Allen casi no se ha desviado de una fórmula sencilla: realizar una película por año con un presupuesto módico y evitar las chucherías del mundo del espectáculo -contar los ingresos de taquilla, obsesionarse con las críticas, codiciar los premios- que lo distraerían de su rutina.

“Durante décadas he logrado evadir el síndrome del éxito-fracaso”, dijo Allen en una entrevista en Los Ángeles durante una gira reciente de su banda de jazz tradicional por seis ciudades. “La mayoría de los cineastas trabajan en ese espectro, con sus más y sus menos. Obtienen el júbilo y el placer de un gran éxito, disfrutan de los premios, los agasajos, las fiestas de la noche de estreno. Las taquillas se les van a la cabeza, les encanta. Pero cuando algo sale mal, frecuentemente les resulta difícil conseguir los fondos para su próxima película”.

“Yo nunca he tenido ese problema. Nunca he padecido sus alegrías ni sus depresiones. Desde 1968, llevo una suerte de existencia con la realización de películas, digamos, a fuego lento. Y eso está bien, porque lo que a mí me divierte es hacer la película”.

Cuando la fantasía romántica Medianoche en París llenaba las salas a mediados del año pasado, Allen ya trabajaba en su siguiente proyecto, preparando el rodaje de su comedia Nero Fiddled (literalmente, Nerón tocaba el violín) en Roma. Medianoche había quedado atrás, pero su carta de amor a París seducía a críticos y fanáticos como ningún otro filme de Allen en muchos años.

En esa fantasía ingeniosa que explora la insatisfacción perenne de la gente con los tiempos que les toca vivir, Owen Wilson es un escritor estadounidense que añora el París de los años 20 y puede pasar unas gratas veladas con sus ídolos Hemingway y Scott Fitzgerald.

A diferencia de Allen, el resto de Hollywood sí lleva cuenta de su desempeño en taquilla: Medianoche en París fue el mayor éxito del cine independiente del año con recaudaciones de 56.4 millones de dólares en Estados Unidos y más de 100 millones en el mundo.

La cinta recibió cuatro candidaturas a los Globos de Oro (de las que ganó una al Mejor Guión), una al premio al mejor guión del Sindicato de Guionistas de Estados Unidos (WGA) y la primera para Allen del Sindicato de Directores de Estados Unidos (DGA) desde Crimes and Misdemeanors (Crímenes y pecados) de 1989.

Allen, quien ya posee el récord de 14 nominaciones al Oscar al mejor guión, probablemente mejorará esa marca este año. Además, podría ser nominado a mejor director por primera vez desde Bullets Over Broadway (Balas sobre Broadway; Balas sobre Nueva York) de 1994 y conseguir su primera postulación a mejor película desde Hannah and Her Sisters (Hannah y sus hermanas), de 1986.

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