Posición de Romney sobre el Dream Act se magnifica en Florida

Un grupo de jóvenes que defienden el Dream Act participó en una protesta contra el candidato republicano Mitt Romney.

Un grupo de jóvenes que defienden el Dream Act participó en una protesta contra el candidato republicano Mitt Romney. Crédito: la opinion

MIAMI/AP — La promesa de Mitt Romney de vetar una medida que abriría un camino hacia la ciudadanía estadounidense para algunos inmigrantes sin autorización amenaza con alejar a algunos votantes hispanos, cuyo apoyo podría ser crucial en una apretada elección frente al presidente Barack Obama.

El asunto adquiere importancia en momentos que el exgobernador de Massachusetts, por ahora favorito para ganar la candidatura republicana a la presidencia, se enfila a las primarias de Florida, pese a que la mayoría de los hispanos del estado son puertorriqueños o cubano-estadounidenses y, por ende, no se ven afectados por la ley migratoria del país ni la consideran una prioridad.

Aún así, en Florida el 13% de los votantes registrados son hispanos. Las cadenas de televisión en español más importantes del país tienen su sede en el estado, que además posee la tercera comunidad de inmigrantes no autorizados más grande del país, lo que intensifica la atención sobre la posición de Romney en torno al tema.

“Los votantes latinos, al igual que el resto de los votantes en este país, están interesados en que Estados Unidos sea una nación de oportunidades”, dijo Romney la noche del lunes durante un debate en Carolina del Sur, cuando se le preguntó si su promesa para vetar el llamado Dream Act (Ley Dream) alejaba a los votantes.

Dicha ley es un proyecto legislativo bipartidista, sujeto a debate en el Congreso federal, el cual facilitaría obtener la ciudadanía estadounidense a estudiantes que carecen de permiso para vivir en el país y que hayan llegado a Estados Unidos cuando eran menores de edad.

“Desde mi punto de vista, siempre y cuando le hagamos ver a la gente de todo tipo de antecedentes en este país que puede mejorar, y que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades, tendremos esos votos”, afirmó.

Pero tal vez no.

Su promesa de veto —formulada por primera vez días antes de las asambleas partidistas de Iowa— ha tocado una fibra sensible en hispanos prominentes, y a algunos republicanos les preocupa que dicha posición aleje al creciente número de electores latinos en estados de voto oscilante, particularmente en el oeste del país, que ahora están indefinidos luego de favorecer a Obama en 2008.

Estos republicanos insinúan que Romney trataba de quedar bien con los votantes republicanos extremistas a expensas de los hispanos cuyo apoyo podría necesitar a la larga.

“Si Romney es el nominado, va a tener que correrse hacia el centro y tomar algunas decisiones sobre la forma de resolver este asunto”, dijo el republicano Herman Echevarría, un cubano-estadounidense que dirige una agencia bilingüe de publicidad con sede en Miami y participa desde hace mucho tiempo en la política local.

“Está tratando de ser un candidato conservador. Y si uno no se convierte en un candidato conservador no puede ser el candidato de los republicanos. Pero uno no puede ser elegido presidente sólo como candidato conservador”, agregó.

Y ya hay indicios de que el tiro podría salírsele por la culata.

Para la colombiana Ana Rodríguez, diseñadora gráfica que recibió asilo político, vive en Miami y se convertirá en ciudadana estadounidense este año, las declaraciones de Romney son precisamente lo que la motivaron a votar… contra él.

“Debido a lo que yo pasé”, afirmó Rodríguez, “quiero más gente (elegida) que esté interesada en apoyar a los inmigrantes y quiero un sistema de inmigración más igualitario y justo”.

Los activistas en la Florida por el Dream Act, que han estado entre los más destacados de la nación, también prometen mantener la presión sobre Romney a medida que trae su campaña al estado.

Y la semana pasada, en el restaurante El Tropical en Miami, el representante por la Florida Mario Díaz Balart, que ha respaldado a Romney, dijo a un grupo formado en su mayor parte por cubano-estadounidenses republicanos y con capacidad de votar en las primarias del partido que el ex gobernador de Massachusetts es el único candidato que puede corregir la economía y proteger los intereses de seguridad de Estados Unidos.

Entonces, un joven inmigrante colombiano le preguntó a Díaz Balart —que ha defendido los derechos de los inmigrantes, entre ellos el Dream Act— que cómo era posible que respaldara a Romney.

“Usted ha sido tan amigo de nosotros, que simplemente no entiendo”, dijo Juan Rodríguez, estudiante de la Universidad Internacional de la Florida. Rodríguez participó con media decena de alumnos que caminaron desde Miami hasta Washington en los meses de fin de año para incrementar la conciencia en torno a la legislación.

El intercambio de palabras fue captado en video por varios medios de comunicación en español que llegan a televidentes de todo el mundo.

Romney tiene presumiblemente la posición más dura para el control de la inmigración de cualquiera de los aspirantes republicanos. Newt Gingrich le daría estatus legal a los inmigrantes que carecen de autorización para vivir en el país pero que tienen profundas raíces en Estados Unidos y se han apegado al estado de derecho.

En contraste, Romney se ha opuesto firmemente a otorgar cualquier tipo de amnistía a los inmigrantes no autorizados desde que se postuló por primera vez a la Casa Blanca en 2008. Anteriormente, había considerado razonable una propuesta bipartidista para permitirle a los inmigrantes buscar la credencial de residencia a cambio de ciertas sanciones, aunque dice que nunca respaldó oficialmente una legislación así.

El año pasado, Romney se opuso al Dream Act. Pero fue más allá antes de las asambleas partidistas de Iowa cuando se le preguntó si vetaría la medida.

“La respuesta es sí”, respondió Romney a los votantes en ese entonces.

Aunque dijo que no se opone a crear una ruta para que los que revistan en las fuerzas armadas estadounidenses se conviertan en residentes permanentes, también dijo que no cree que esos individuos deban poder ajustar su estatus migratorio al asistir a la escuela, ni tampoco deberían recibir financiamiento del estado para sus cuotas escolares.

Desde que ganó las asambleas partidistas de Iowa por un apretado margen, Romney ha estado enviando mensajes confusos a los hispanos.

Trabaja para atraerlos y convencerlos de su sinceridad en la lucha por sus causas. Recientemente lanzó comerciales de televisión en la Florida en los que aparecen los cubano-estadounidenses Díaz Balart y su colega representante Ileana Ros Lehtinen, así como su hijo Craig hablando en español.

Pero en Carolina del Sur también ha estado haciendo campaña con Kris Kobach, secretario de Estado de Kansas y el principal arquitecto de las duras leyes estatales contra la inmigración al estilo de Arizona.

Incluso muchos latinos que respaldan la aplicación de medidas migratorias más severas temen que éstas desemboquen en actos de etiquetación racial, porque le dan amplio margen de maniobra a los sectores policiales para que detengan a cualquiera sospechoso de estar en el país sin autorización.

“En estos momentos, todo esto gira en torno a sus primarias”, dijo Benjamin Bishin, profesor de ciencias políticas de la Universidad de California, plantel Riverside, que desde hace tiempo ha estudiado las actitudes políticas de los cubano-estadounidenses y otros hispanos.

Jennifer Korn del grupo de centroderecha Hispanic Leadership Network (Red de Liderazgo Hispano), que será anfitrión de un debate de las primarias republicanas y un congreso latino este mes en la Florida, dijo que Romney corrió un riesgo al alejar de sí a los votantes hispanos. Pero, agregó, también ha dicho claramente que desea corregir el sistema de inmigración en general.

“Si lo explica correctamente, definitivamente tiene una oportunidad de que la comunidad hispana escuche lo que él tiene que decir”, afirmó.

Durante los recientes debates pareció intentar hacer justo eso, al afirmar: “Me encanta la inmigración legal”, pero “para proteger nuestro sistema de inmigración legal tenemos que proteger nuestras fronteras y detener el flujo de inmigración no autorizada”.

Eso pareció ser suficiente para Peter González, un abogado demócrata cubano-estadounidense y conservador en temas fiscales.

“Es agradable escuchar a un señor de quien los medios de comunicación han dicho está dando un giro radical hacia la derecha en el tema de la inmigración decir que le encanta la inmigración legal”, afirmó.

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