María de la tortura
Ópera revive uno de los momentos más oscuros de Argentina
Gregorio González (izq.) en el rol del payador, Peabody Southwell como María y Gregorio Luke como el duende, en la obra 'María de Buenos Aires'. Crédito: A. Mitisek
Lo que hizo Andreas Mitisek con la obra María de Buenos Aires fue adaptarla a los tiempos cronológicos de su estreno a finales de los 60, y con ello traer a escena uno de los momentos más oscuros de la historia de Argentina, la Guerra Sucia.
“María de Buenos Aires es la representación de América latina”, expresa Gregorio Luke, experto en arte Latino Americano y quien por primera vez participa como actor en esta obra. “María es la América viva, palpitante y verdadera. Esta encarnando a las mujeres de Juárez y a las víctimas de todas las guerras sucias que ha habido en Latinoamérica”.
La ópera que se estrena mañana en el teatro Warner Grand de San Pedro, es una obra de Astor Piazzolla y libreto de Horacio Ferrer, que está originalmente pensada en la época de los 30, pero el director alemán y también responsable de la compañía Long Beach Opera, una de las más antiguas que se haya fundado en Los Ángeles y el condado de Orange, decidió darle un rostro diferente.
“Estos temas [de la Guerra Sucia] están implícitos en la música de Piazzolla y la poesía de Ferrer”, explica Mitisek. “Nuestra producción explora el alma de la obra y le da significado contemporáneo que va más allá de los clichés y estereotipos”.
Unos años después de haberse estrenado la obra en 1968, Argentina vivió uno de los sufrimientos más grandes en su historia. En el periodo entre 1976 y 1983, durante la dictadura militar, más de 30,000 personas “desaparecieron”, muchas más fueron torturadas y sometidas a toda clase de abusos.
Luke asegura que ése, sin pasar desapercibido la profundidad musical, es el gran mérito de esta obra.
“Es muy valioso que una compañía de ópera, recuerde y nos traiga un tema tan dramático como el de la Guerra Sucia”, señala el experto en arte. “Esto también es una oportunidad para que el público norteamericano tome conciencia de la razón de tanta tristeza en América Latina y que son muchos años de dolor, de muertos y olvidos”.
María de Buenos Aires de Mitisek es la historia de una mujer que, en la necesidad de salvar a su amado, arrestado por lo militares, se prostituye. Luego de pedir ayuda a estos soldados para su objetivo, es retenida, violada brutalmente, torturada y finalmente muerta.
Gregorio Luke, en su papel como actor, lleva el personaje de El duende, el enamorado de María personaje realizado por la messo-soprano Peabody Southwell, quien sufre el dolor de la tragedia de su mujer, como sobreviviente de ese drama.
“Para mi esto ha sido un torbellino emocional”, difine Luke. “Yo no estoy actuando esta obra, la estoy viviendo. En México fui educado por personas que fueron víctimas de esta guerra sucia y todas ellas vienen a mi mente al momento de actuar”.
En esta obra también participa el barítono mexicano Gregorio González, quien interpretó el rol de Di Cosimo en el estreno mundial en Los Ángeles y luego en Viena de la ópera de Daniel Catán, Il Postino.
Mientras que Mitisek describe a su María como quien “representa a la mujer argentina que puede ser seductora como el tango, pero también [quien] tiene la resistencia y la fuerza para enfrentarse a la dictadura en un país de acendrado machismo”.
Agrega que esta historia “lleva el tango a su extremo más brutal, la Guerra Sucia fue la danza ensangrentada de la tortura… en María, el tango se convierte en una danza de vida o muerte”.
Para Luke, María representa a las víctimas olvidadas y a la mujer latinoamericana sufrida de todas las guerras sucias, incluso las actuales.
Aunque mucha satisfacción le ha dado participar este proyecto, Luke asegura que la carrera de actuación no es lo suyo.
“Es la primera y la última [vez que actúa]”, confiesa. “No puedo, he perdido más de 10 libras y me siento muy desgastado. Lo mio es dar conferencias [sobre arte], como actor no puedo, no estoy preparado. Los actores se preparan para entrar y salir de su personaje, yo no puedo porque no lo actúo, lo vivo”.