ONU denuncia ola de terror contra sirios

Gobierno de Al Asad ha hecho uso de su artillería pesada contra la población

Ciudadanos heridos y otros llorando la pérdida de familiares tras los bombardeos en el barrio de Baba Amr, en Homs, Siria.

Ciudadanos heridos y otros llorando la pérdida de familiares tras los bombardeos en el barrio de Baba Amr, en Homs, Siria. Crédito: EFE

GINEBRA, Suiza (EFE).— La alta comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Navi Pillay, denunció ayer que en Siria se vive una ola de terror, con el continúo asalto a la ciudad de Homs y el uso de artillería pesada -morteros, cohetes, tanques e incluso helicópteros- contra la población civil.

Pillay incidió en la “extrema urgencia” de que los países rompan sus lazos políticos con el régimen de Bachar al Asad, como lo han hecho últimamente los de la Unión Europea, del Golfo Pérsico y Estados Unidos.

Igualmente, les instó a que tomen acciones “efectivas” para proteger al pueblo sirio.

Consideró que el último fracaso del Consejo de Seguridad de la ONU en condenar y acordar sanciones contra el régimen sirio “parece haber avivado la disposición del gobierno de masacrar a su propio pueblo en su objetivo de aplastar la disidencia”.

El Consejo de Seguridad ha abordado en tres oportunidades la situación en Siria, pero ha sido incapaz de adoptar medidas concretas por la oposición de Rusia y China que afirman que ello sería una injerencia en los asuntos internos del país árabe.

Pillay reiteró a través de un comunicado que existen los elementos para afirmar que en Siria se están cometiendo crímenes contra la humanidad.

La Organización de Naciones Unidas cuenta con información que indica que los hospitales, que ya hacían esfuerzos por atender a la gran cantidad de heridos en las últimas semanas, ahora están simplemente saturados o son inaccesibles, por lo que la gente ha levantado clínicas de campaña en la ciudad de Homs.

Por esta razón, Pillay dijo que además de las violaciones a los derechos humanos le preocupa en grado sumo el fuerte deterioro de la situación humanitaria en Siria, sobre todo en la castigada Homs, que en realidad es la cuna de la rebelión y donde importantes zonas han sido aisladas por las fuerzas de seguridad de Al Asad por largos periodos.

Sin atreverse a avanzar una cifra de muertos -la última ofrecida por la Organización de las Naciones Unidas hace un mes indicaba más de 5,400 muertos-, Pilay dijo que la naturaleza y el alcance de las violaciones es de tal magnitud que pueden equivaler a considerarse como crímenes contra la humanidad.

Para estos últimos, recordó, no existe prescripción del delito, por lo que “habrá esfuerzos sostenidos durante el tiempo que sea necesario para hacer justicia a las víctimas”.

En agosto y diciembre pasados, la alta comisionada pidió al Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas que remitiera el caso de Siria a la Corte Penal Internacional (CPI).

Lo que hace unos once meses empezó tan solo con protestas pacíficas que pedían cambios y una apertura democrática, así como mayores libertades en Siria, este país se ha transformado en un cruento y despiadado baño de sangre que la comunidad internacional no ha sido capaz de detener ni de evaluar en su exacta dimensión portener la imposibilidad de entrar en ese país, como normalmente pasa en otros paí ses que tienen prensa y organizaciones internacionales o civiles.

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