Proponen servicios de salud mental para jóvenes inmigrantes

El sentimiento de desesperanza en la comunidad inmigrante por la deportación de la joven indocumentada Yanelli Hernández –quien padecía depresión, intentó suicidarse y nunca recibió terapia apropiada– se transformó en movilización y discusión de opciones para lidiar con los problemas emocionales que enfrentan muchos muchachos en situación similar

Una de las obras creadas para la exhibición "El rompimiento de la familia", de la Universidad de Illinois en Chicago.

Una de las obras creadas para la exhibición "El rompimiento de la familia", de la Universidad de Illinois en Chicago. Crédito: Fabiola Pomareda / La Raza

Chicago – Pocos días después de que la joven Yanelli Hernández, de 22 años, fuera deportada a México, activistas, estudiantes, religiosos y profesionales de salud insistieron en la necesidad de lugares seguros y redes de apoyo sobre salud mental para los jóvenes indocumentados.

Hernández emigró a Estados Unidos a los 13 años; trabajaba desde joven y llevaba una vida independiente. Desde hacía siete años tenía un empleo en una fábrica manufacturera del sector de aviación, en las afueras de Cincinnati, Ohio, contó a La Raza Marco Saavedra, del grupo ‘Ohio es indocumentado’.

La joven había tenido problemas de depresión y un intento de suicidio en 2008 y no tuvo acceso a algún tipo de terapia. Fue detenida por la policía en abril pasado por conducir bajo la influencia del alcohol.

Según comentó Tania Unzueta, activista de la Immigrant Youth Justice League –grupo con sede en Chicago que se involucró en el caso– “a Yaneli le encontraron un porcentaje de alcohol en la sangre de 0.9 y el límite era 0.8”.

“Allí pudo haber entrado la discrecionalidad del oficial de policía, pero ella lo llamó ‘cerdo racista’ “, contó Unzueta, quien junto con otros jóvenes llevaron a cabo una campaña enfocada en que en vez de estar en un centro de detención y ser deportada, Hernández necesitaba servicios de salud mental y estar cerca de su familia.

El oficial de policía la arrestó bajo sospechas de conducir ebria y cuando ella le mostró su matrícula consular, la acusó de falsificación de documento, al no reconocer dicha identificación.

Hernandez tuvo que cumplir una sentencia de nueve meses en Butler County Jail, en Ohio, y luego fue puesta en proceso de deportación por encontrarse indocumentada en el país.

La joven intentó suicidarse una segunda vez estando detenida. Allí fue cuando Saavedra conoció su caso y junto con otros activistas pro inmigrantes y religiosos de Ohio organizaron una campaña para intentar detener su deportación.

El apoyo vino de todas partes, incluso del Valle de Río Grande, en Texas. Allí, Santa Mendoza escribió: “Espero que ICE y las autoridades adecuadas busquen en su corazón y decidan liberarla [a Yanelli]. Necesita estar afuera con su madre. Sólo una madre sabe cómo cuidar de su hijo y sólo una madre sabe lo que es perder un hijo después de que se ha hecho todo lo posible para mantenerlo a salvo”.

Santa Mendoza es la madre de Joaquín Luna, joven que se suicidó en noviembre pasado a los 18 años, sucumbiendo a la frustración de estar indocumentado.

“Espero que la historia de mi hijo sirva de ejemplo de por qué es importante ayudarles y darles la oportunidad de cumplir sus sueños”, expresó Mendoza.

Mientras tanto, la lucha continuaba en el caso de Hernández.

“Hace un año nos enteramos de su caso y cuando las cosas se pusieron peores lanzamos la campaña”, narró Saavedra. Sin embargo, las autoridades migratorias negaron la petición para que se suspendiera su deportación debido a que no se presentó documentación que comprobara que enfrentaba dificultades debido a su historia de enfermedad mental.

Hernández fue deportada a México el 31 de enero pasado y, según Saavedra, actualmente se encuentra en Michoacán. Sin embargo, la mayoría de su familia inmediata vive en Ohio. El joven dijo que iba a comprar una tarjeta telefónica para llamar a Hernández y platicar.

En Chicago hubo desesperanza y al mismo tiempo movilización a partir de lo que sucedió. Fanny Lopez Martínez, una joven activista con el grupo Latin@ Youth Action League, de Chicago, cuestionó qué tipo de acciones se pueden tomar a partir de este caso.

“Yanelli fue deportada y muchos se preguntan ‘¿y ahora qué?’ “, escribió López, estudiante en la Universidad de Chicago.

“Para aquellos a quienes nos importa, esta fue una situación trágica y triste. Desafortunadamente hay muchos más jóvenes indocumentados que están luchando con la depresión y otros problemas de salud mental porque viven en miedo o se sienten atrapados”, afirmó.

López insistió en que muchos jóvenes viven “preocupados tratando de evitar ser detenidos y arrestados por la policía o ICE”.

Marilú González, de la Oficina de Asuntos para Inmigrantes de la Arquidiócesis de Chicago, explicó que tanto los encargados de las parroquias como sacerdotes y religiosas son quienes están recibiendo muchas de esas llamadas de ayuda.

“Recibimos las llamadas de los padres que buscan ayuda para sus hijos, de las jóvenes sufriendo porque su madre está a punto de ser deportada. Nuestros sacerdotes reciben esas llamadas, nuestras hermanas religiosas las reciben y muchas veces el factor respuesta no está allí, y la gente termina esperando semanas y semanas y lidiando con el trauma”, afirmó.

González dijo a La Raza que si bien algunas personas necesitan ubicar a un familiar en el sistema de detención de ICE o encontrar un abogado de buena reputación, “específicamente en el caso de salud mental, hay momentos en que la familia tiene que decidir si se van o se quedan”, refiriéndose a regresar o no a su país de origen.

“Lo que hacemos es que los referimos a su iglesia local y gente de esa parroquia se reúne con la familia o la visita, o a veces sólo le proveen oración, que es gran parte de la sanación”, manifestó.

Al igual que otras personas que han trabajado con jóvenes, González destacó que una forma de lidiar con los temas de salud mental es a través del arte o proveyendo un espacio seguro en las parroquias. “Estamos operando en 68 parroquias en el Condado de Cook y Lake”, dijo.

En este momento la red de parroquias está necesitando voluntarios con la habilidad de ayudar a otros a lidiar con el trauma asociado a problemas migratorios, añadió.

Recientemente también fue lanzada la página web UndocuHealth.org, iniciativa que tiene como fin servir las necesidades de inmigrantes con problemas de salud mental a nivel nacional. Es un proyecto de la National Immigrant Youth Alliance (NIYA) y la coalición DreamActivist.

La página incluye varios testimonios de jóvenes de todo el país que cuentan su experiencia lidiando con la depresión, por ejemplo. También hay artículos sobre el tema y un espacio en el que se comparten ejercicios de relajación, respiración y para manejar el estrés.

Según Saavedra, si bien quienes están detrás de este proyecto no son profesionales, quieren proveer vías para abordar la salud mental, ya que la comunidad indocumentada muchas veces no tiene acceso ni a servicios de salud básicos.

“Hay consejería y la idea es ponerlos en contacto con grupos de todo el país para que se sientan menos solos y aumentar poco a poco el apoyo de profesionales de la salud involucrados en el proyecto” dijo Saavedra.

En Chicago, por otra parte, se llevó a cabo un entrenamiento para profesionales y activistas que trabajan el tema de salud mental y jóvenes indocumentados.

Este se dio durante la conferencia anual de la Coalición de Illinois pro Derechos de Inmigrantes y Refugiados (ICIRR) en el colegio Malcolm X.

Allí, Jacqueline Luna, trabajadora social en el programa Violence Recovery Services de la agencia Heartland Alliance, respondió la pregunta de qué recomendaciones da a jóvenes que no saben si “salir de las sombras” y decir abiertamente que son indocumentados.

“Esto es una decisión personal, ya sea que lo hagan en la reunión de un grupo de apoyo, en un taller sobre inmigración, en un show de talentos, lo importante es que sepan que hay apoyo para ellos”, opinó Luna.

Los demás panelistas coincidieron en que se trataba de un proceso que debía ser respetado y que lo importante es que haya un sistema, una red que los pueda apoyar, que les ayude a lidiar con eso.

Antonio García, integrante de la Immigrant Youth Justice League, puso como ejemplo los eventos ‘Shout it out’ (Grítalo), que ellos organizan y que describió como “una experiencia muy catártica, en un espacio seguro”.”Sales de las sombras (…); es un proceso muy emocional por el que pasamos”, reconoció García.

-Oficina de Asuntos para Inmigrantes de la Arquidiócesis de Chicago. (312) 534-5333. 3525 S. Lake Park Ave. http://www.archchicago.org/immigration

– Immigrant Youth Justice League. (312) 725-4955. http://www.iyjl.org y http://www.facebook.com/ImmigrantYouthJusticeLeague

-Undocuhealth.org. undocuhealth.org/

-Latino Youth Action League. http://www.facebook.com/loyaldupage

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