Capriles será el rival de Hugo Chávez

El gobernador de Miranda, de 39 años, se impone fácilmente en primarias de la oposición venezolana

Henrique Capriles celebra con sus seguidores el triunfo en los comicios de la oposición, que lo convierte en candidato presidencial.

Henrique Capriles celebra con sus seguidores el triunfo en los comicios de la oposición, que lo convierte en candidato presidencial. Crédito: EFE

CARACAS, Venezuela (EFE).- El ganador de las elecciones primarias de la oposición venezolana, Henrique Capriles, afirmó que “el futuro de Venezuela” fue el ganador de la cita electoral celebrada ayer y que le convirtió en el contrincante opositor del presidente, Hugo Chávez, en los comicios presidenciales de octubre.

“Hoy ganó el futuro de Venezuela (…) y como lo dijimos lo repetimos a todo nuestro pueblo- hay un camino, hay un camino para el progreso, para el futuro”, dijo Capriles en sus primeras palabras tras anunciarse su triunfo en los comicios con un 63.9% de los votos en las primarias de la oposición.

Portando una gorra con los colores de Venezuela y vestido con camisa verde, Capriles se dirigió a una masa de enfervorizados seguidores a quienes aseguró que va a servir “con mucha humildad, con mucho compromiso, para ponerlos a todos otra vez a soñar, porque con nosotros nuestra Venezuela va al siglo XXI”.

Capriles, gobernador del céntrico estado de Miranda (que abarca parte de Caracas), obtuvo ayer 1,806,860 de los 2,827,040 votos válidos emitidos en los comicios de la oposición, muy por encima de los 867,601 del gobernador de Zulia (oeste), Pablo Pérez, de acuerdo a los resultados con el 95% de sufragios escrutados.

El nuevo líder de la oposición venezolana hizo reiteradas llamadas a la unidad al asegurar que “los venezolanos están agotados de la confrontación, de la división”, y subrayando que quiere ganarse la confianza de todos sus compatriotas.”Aspiro a ser el presidente de todos los venezolanos, de todos. Aspiro a ser el presidente de los amarillos, de los blancos, de los verdes, de los azules, de los naranjas, de los rojos y aspiro a ser el presidente de los que no tienen color”, afirmó.

“No es la hora ni de la izquierda ni de la derecha, es la hora de Venezuela”, afirmó.

El ganador de las internas opositoras celebró la alta participación en los comicios y exclamó- “cuando un pueblo quiere cambiar, cuando la fuerza de la esperanza avanza siempre derrota a la fuerza del miedo, porque el bien siempre derrota al mal”.

Capriles también hizo alusiones al presidente venezolano, Hugo Chávez, gritando: “No quiero ser líder del mundo, quiero ser líder de Venezuela”, y afirmó, asimismo, que “el poder es un préstamo, no es de uno”.

“No va a haber presión ni chantaje ni obstáculo ni ninguna oscuridad que pueda detener esta luz que estamos encendiendo. No tenemos que apagar la luz de otro para que brille nuestra luz”, dijo poco antes de llamar al resto de precandidatos a subir al escenario.

Capriles insistió en que su proyecto representa el futuro “en un país en crisis”, porque, dijo, el gobierno “se dedica solo a hacer política” y “pretende definir a los venezolanos por un color político”.

Cerró el acto con un llamamiento a todos sus contendientes en los comicios de ayer a la tribuna y junto a Pérez, la diputada María Corina Machado, el exembajador Diego Arria y el exsindicalista Pablo Medina, afirmó: “en la unión está la fuerza”.”Prohibido fallar, vinimos a construir un futuro distinto, vinimos a construir un futuro para todos los venezolanos”, señaló.

De discurso conciliador y moderado, Capriles es

descendiente de judíos del gueto de Varsovia y biznieto de víctimas del campo de exterminio de Treblinka.

El gobernador de Miranda se declara católico practicante y mantiene un discurso en el que trata de alejarse del discurso radical de algunos de sus contrincantes para las primarias.

No tiene problema en reconocer la necesidad de mantener los programas sociales de Chávez, además de subrayar la necesidad de ir al grano, asegurando que él, a diferencia del presidente venezolano, no va a estar hablando durante horas en la televisión.

Con una gorra siempre enfundada en la cabeza, el gobernador Capriles ha mantenido una prudente distancia de los partidos tradicionales como Acción Democrática y Copei y se ha asociado con otros líderes jóvenes como el exalcalde Leopoldo López, quien declinó su candidatura a las primarias para apoyarle.

Pertenece a la clase alta caraqueña. Por el lado paterno, forma parte de una familia de dueños de medios de comunicación y empresas inmobiliarias, entre otros intereses, y por el ala materna sus parientes poseen un importante complejo de salas de cine.

Pero, aunque sus apellidos están asociados al poder empresarial, Capriles ha procurado desvincularse de una imagen elitista o poderosa para captar simpatías entre las clases más desposeídas.

Pese a su juventud, 39 años, el político ya cuenta con un grueso currículum. Llegó a gobernador de Miranda tras vencer en las urnas a Diosdado Cabello, una de las piezas duras del Gobierno de Chávez y actual presidente de la Asamblea Nacional (AN).

Además, Capriles fue dos veces alcalde del municipio caraqueño de Baruta y hace 14 años se convirtió en el presidente más joven de la desaparecida Cámara de Diputados

Es militante del partido Primero Justicia prácticamente desde su fundación y se ha mantenido en la militancia de este grupo que se ha erigido como uno de las principales organizaciones políticas de la oposición desde el año 2000.

El 3 de mayo pasado lanzó su candidatura a las elecciones primarias de oposición y desde entonces no ha dejado de ocupar el primer puesto en las preferencias de los potenciales votantes en estos sufragios.

Capriles nunca se ha casado y tampoco tiene hijos aunque se le conocen algunos romances como el que mantuvo durante varios años con la locutora y animadora Erika de la Vega.

En el último año ha comentado que su único deseo es conseguir una novia con la que pueda casarse y así se lo manifestó a Efe en enero pasado cuando fue a la procesión de la Divina Pastora en el occidental estado Lara y aseguró que su petición a la virgen era, justamente, una esposa.

Sus detractores le acusan de “inacción” durante el ataque que sufrió la embajada de Cuba en Venezuela por parte de radicales antichavistas durante el golpe de Estado que sacó a Chávez del poder dos días en abril de 2002.

El entonces embajador cubano en Venezuela, Germán Sánchez, aseguró que Capriles, que entonces era alcalde de la zona donde se encuentra la sede diplomática, no intentó evitar las agresiones y destrozos, con automóviles destrozados y el corte de electricidad y el agua de la legación.

Aquellas acusaciones terminaron con su encarcelamiento 119 días, algo poco habitual en Venezuela, y su caso llegó hasta el final de la vía judicial, donde fue exonerado de culpa.

“Yo lamento que mi buena fe se convirtió luego en una película para llevarme a la cárcel, juzgarme y tener una película de terror todos estos años, a mi me llevaron a la cárcel sin ni siquiera haber sido imputado”, indicó Capriles en una entrevista a Efe, al afirmar que él fue a la embajada para garantizar la seguridad de la legación y sus funcionarios.

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