Zona de Juego: Del dicho al hecho…

Es increíble, y a veces hasta divertido, el ver a gente cuyas acciones son completamente diferentes a lo que profesan.

La semana pasada, en menos de 48 horas, comentaristas deportivos de radio y televisión tuvieron que tragarse sus palabras.

Ante situaciones similares, los comunicadores fustigaron a los autores de un acto arbitrario, y llamaron cobardes a las víctimas por no defender sus derechos laborales.

Por otro lado, los mismos que en los micrófonos alentaban el despertar de un levantamiento gremial, se abstuvieron de aliarse a la lucha de compañeros de profesión que se vieron afectados por una decisión tomada por la cúpula dictatorial que maneja al futbol mexicano.

Cuando se dio la información de que la directiva del Club San Luis retuvo los salarios de sus jugadores debido a los malos resultados obtenidos, los comentaristas pedían agritos que los futbolistas defendieran sus derechos.

“Esto nada más pasa en Mé-xi-co”, expresó un comentarista de televisión que cada vez que repite esta frase golpetea con fuerza el escritorio.

“Los futbolistas mexicanos son unos agachones, se dejan de los dueños, la culpa de que no les paguen y los pisoteen es de los futbolistas por no defenderse entre ellos, por no crear un gremio que los proteja de estas cosas”, dijo el presentador de televisión, conocido por su tendencia prosindicalista.

Es cierto, los jugadores de San Luis debieron de haberse declarado en huelga y no jugar el partido de la semana pasada ante Chivas ya que sus derechos constitucionales fueron pisoteados por los dueños del club.

Sin duda alguna, era la coyuntura perfecta para que el resto de los jugadores de los otros equipos se solidarizaran con sus colegas para declarar una huelga general ante tal atropello.

Ésta hubiera sido la primera vez que México viera a sus futbolistas unidos por una causa justa, y seguramente hubieran recibido el apoyo de la afición.

Pero no, los futbolistas mexicanos -tiene razón el comentarista de televisión- son unos agachones y dejaron escapar una magnífica oportunidad para hacerle ver a los dueños de los equipos que están cansados de su tiranía.

Un par de días después del escándalo suscitado con los jugadores potosinos, otra bomba explotó en el futbol mexicano.

De manera arbitraria, y en un acto nunca antes visto, 15 de los 18 equipos que conforman la Primera División, y la Federación Mexicana de Futbol, decretaron un veto en contra de reporteros y fotógrafos del Diario Deportivo RÉCORD.

De acuerdo a los “afectados”, RÉCORD se dedica a golpear sistemáticamente, sin pruebas ni fundamentos, a importantes directivos del futbol mexicano.

El veto era una gran oportunidad para que los comentaristas deportivos se aliaran con RÉCORD para decretar la suspensión a la cobertura de los equipos y la selección mexicana hasta que se levantara el veto.

De haber actuado conforme a sus ideales, los periodistas mexicanos hubieran logrado establecer un parteaguas entre la forma déspota que los jerarcas del futbol mexicano tratan a los medios de comunicación.

El común denominador de las dos situaciones se llama miedo. Los jugadores no confrontan el cacicazgo de sus patrones por temor a perder su empleo.

Los periodistas no declaran una moratoria en su cobertura al futbol por el miedo a perder audiencia.

Queda muy claro que los dueños y los federativos mexicanos son más fuertes y mucho más poderosos que todos los futbolistas y comunicadores deportivos mexicanos juntos.

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