Su interés es ayudar

A Georgina Padilla le apasiona ser útil a la comunidad

Georgina Padilla

Georgina Padilla Crédito: Suministrada

A Georgina Padilla le rompió el alma que una vez una señora a la que quería entrevistar para una encuesta, le rogara que no la robara, que no traía dinero, “solo el pase del bus”.

“Yo solo quería hacerle unas preguntas para saber qué tan segura se sentía la gente en el sur centro”, contó Padilla, quien se topó con esta vendedora de fruta cuando recorría las calles de su vecindario.

Esta necesidad de cambiar las cosas en una de las áreas más inseguras de Los Ángeles es lo que ha evitado que Padilla y su familia se muden a otro lugar. Desde que llegó de México con su familia, hace 20 años, vive en esa zona de la ciudad.

Es también en ahí donde comenzó su labor como trabajadora comunitaria. Primero en la escuela de sus hijos, donde le pedían a los padres unas cuantas horas de trabajo voluntario y donde ella y su esposo cumplían hasta 200 al año. Las maestras, cuando notaron su entusiasmo por ayudar a los demás la postularon para tomar cursos como promotora de salud que ofrecía la Esperanza Community Housing Corporation, donde hasta la fecha trabaja.

Desde 2002, cuando se graduó, ha participado en programas para ayudar y educar a la gente de bajos recursos que padece de diabetes.

Y cada vez que puede, asiste a conferencias o regresa a la escuela para tomar nuevos cursos, como el que tomó en 2011 en la Universidad del Sur de California, donde participó en un programa enfocado en las personas de la tercera edad.

Sus cuatro hijos, tres de ellos ya adultos, y su esposo, han sido parte importante en este proceso porque la han apoyado.

“Ellos son mi base principal. Nunca los descuidé por hacer esto”, dijo Padilla, quien tiene 43 años y quien también trabaja para el St. Johns Well Child & Family Center, que ofrece clases de salud en escuelas, centros de padres, iglesias y centros recreativos.

Su especialidad es la higiene bucal, un tema del que dice, poco se habla entre la comunidad latina y que afecta grandemente a este grupo.

“No le damos la importancia que tiene”, sostuvo Padilla, originaria de Ciudad de México.

Su logro más reciente fue cuando el año pasado participó en un programa en el que se enseña a la gente de bajos recursos a controlar el estrés.

“Es bonito, porque la gente me pide que regrese con ellos”, dijo Padilla, una mujer que habla con mucha energía y entusiasmo. “Mi mayor satisfacción es cuando la gente me agradece por lo que estoy haciendo por la comunidad, cuando me dice ‘dios la bendiga'”.

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