Guerra por ‘Bully’

La clasificación para adultos del documental irrita a su distribuidor

Harvey Weinstein (foto derecha) es el distribuidor de 'Bully'. Katy Butler (foto izquierda) es una estudiante que recogió firmas para que se cambiara la clasificación del filme, iniciando así un movimiento popular en defensa del mismo.

Harvey Weinstein (foto derecha) es el distribuidor de 'Bully'. Katy Butler (foto izquierda) es una estudiante que recogió firmas para que se cambiara la clasificación del filme, iniciando así un movimiento popular en defensa del mismo. Crédito: Fotos: AP

NUEVA YORK.- A pocas semanas de alcanzar la gloria en el Oscar con The Artist, su distribuidor, Harvey Weinstein, aprovecha para hablar sobre su próxima película.

El productor, famoso por su espíritu belicoso, protestó por la clasificación R (que pide que los menores de 17 años vayan con un acompañante adulto) que se le dio al documental Bully, que está por lanzar su compañía Weinstein Co. Dirigido por Lee Hirsch, la cinta es una análisis del hostigamiento entre estudiantes que sigue los pasos de cinco chicos y sus familias durante un año escolar.

La película fue clasificada así, pues en ella se pronuncian seis groserías. Weinstein dijo que este tipo de clasificación impide que la audiencia que precisamente se beneficiaría con la película la vea: los adolescentes de secundaria.

Weinstein Co. apeló la decisión, pero la Asociación de Cinematografía de Estados Unidos (MPAA por sus siglas en inglés), que supervisa las clasificaciones para la película, rechazó reducir la clasificación a PG-13, que la definiría como no una cinta no apta para menores de 13 años.

“Me parece escandaloso”, dijo Weinstein. “Esto es, a nivel personal por mi propio temperamento, un acto de redención para mí”.

“Esperamos que la gente inteligente muestre algo de razón”, agregó.

Weinstein ha amenazado con impedir que sus futuras películas entren bajo el sistema de clasificación de la MPAA. Pero John Fithian, presidente de la Asociación Nacional de Propietarios de Cines (NATO por sus siglas en inglés), le ha advertido que esa táctica llevará a que los cines traten las películas sin clasificación como NC-17 (no aptas para menores de 17 años) lo que puede afectar el éxito comercial de una cinta.

“Como padre de un niño de nueve años, estoy muy agradecido de que [Weinstein Co.] haya hablado sobre el importante asunto del hostigamiento en un documental tan fuerte”, dijo Fithian en una carta a Weinstein. “Pero si la MPAA y la NATO fueran a cambiar las reglas cada vez que nos pareciera que una película particular lo amerita, o que de alguna manera fuera más importante que otras películas, dejaríamos de ser organismos neutrales que aplican estándares consistentes, y más bien seríamos censores al contento basados en una moral personal”.

Lo cual hace que los realizadores de Bully se pregunten si deben o no editar las groserías, que son parte del comportamiento antagónico documentado entre los chicos de la película. En este momento Hirsch se ha negado a hacerlo y tiene el apoyo de Weinstein. El director dice que ese tipo de edición minimizaría la dura realidad del hostigamiento.

“Cortar o poner un sonido para que no se escuche la grosería realmente reduce el impacto y se aleja de lo que fue el momento honesto y la horrible sensación que puede provocar el ser hostigado”, dijo Hirsch. “Siento la responsabilidad como cineasta, como la persona designada para contarle a esos chicos historias, de no atenuarlas”.

Weinstein ha tenido otros pleitos con MPAA y NATO antes, uno de los más recordados fue por la clasificación NC-17 a su drama de 2010 Blue Valentine y la R que le dieron a la ganadora del Oscar a la Mejor Película The King’s Speech, que al final fue editada y lanzada nuevamente con una versión PG-13.

Algunos creen que Weinstein está aprovechando sus pleitos por la clasificación para promover Bully antes de su estreno el 23 de marzo. “Esto no es publicidad”, afirma Weinstein. “Eso es ridículo”.

El productor afirma que existen precedentes de películas a las que se les ha modificado la clasificación cuando sirven para lograr un beneficio mayor. Aunque el documental de 2004 Gunner Palace contiene decenas de vulgaridades, se cambió su clasificación a PG-13 por una apelación pues tiene un tema que vale la pena abordar: las experiencias e historias de los soldados estadounidenses en Bagdad durante la guerra en Irak.

Joan Graves, directora de clasificación y Administración de Clasificaciones de la MPAA, dijo que la decisión fue “una anomalía” que se realizó en otro momento con una junta de apelaciones distinta. Graves dijo que la lección de ese fallo fue que la MPAA no debería llegar a un nivel en el que decida las clasificaciones por el mérito de las películas y el tema que tratan.

“El peligro de cambiar nuestro criterio por lo que consideramos que son buenas películas es que un día tú y yo no vamos a estar de acuerdo sobre lo que es bueno y lo que es malo”, dijo Graves, quien agregó que sí considera que Bully es una buena película. “Nuestro sistema siempre se ha creado a partir de marcar el nivel del contenido y permitir que los padres tomen la decisión”.

Muchos apoyan que se cambie la clasificación para Bully, incluyendo a la presidenta de la Federación Estadounidense de Profesores, Randi Weingarten.

“Las películas como Bully son esenciales para mostrarle a los estudiantes las duras consecuencias del hostigamiento contra sus compañeros de clase y nuestras comunidades”, dijo Weingarten en un comunicado. “Desafortunadamente, ya que la película tiene una clasificación R, los estudiantes se sentirán ahuyentados y desalentados para ver esta película. Con una clasificación PG-13 la MPAA puede tomar una postura contra el hostigamiento y asegurar que esta poderosa película llegue a los chicos de todo el país”.

Katy Butler, una adolescente de 17 años que estudia secundaria en Michigan, consiguió más de 185,000 firmas en internet para pedir que se cambie la clasificación.

La clasificación R no impide que los jóvenes vean Bully, pero sí que vayan a verla solos.

Weinstein, quien es padre de cuatro hijas, dijo que ver la película con tus padres es “mata la experiencia”.

“Quisiera vender Bully como si fuera genial ver la película”, dijo el productor. “Y quiero que los chicos salgan del cine y digan: ‘esto está mal’ … Cuando tus hijos toman la decisión es mucho más fuerte”.

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