Papa llama a derrotar la idolatría por el dinero

El papa Benedicto XVI saluda a su llegada al aeropuerto internacional del Bajío, a las afueras de la ciudad de Silao, México.

El papa Benedicto XVI saluda a su llegada al aeropuerto internacional del Bajío, a las afueras de la ciudad de Silao, México. Crédito: EFE / Jorge Núñez

Silao, México.- El Papa Benedicto XVI empezó un peregrinaje a la Latinoamérica que habla español con un llamado para que los mexicanos derroten la “idolatría del dinero” que alimenta la violencia y el tráfico de drogas.

El Papa Benedicto reconoció en su primer discurso al llegar a México la gran preocupación que viven los migrantes mexicanos, “los mexicanos que viven fuera de su patria natal pero que nunca la olvidan y desean verla en la concordia y con un desarrollo integral”.

Al arribar al aeropuerto Internacional de la Ciudad de Guanajuato, se refirió a los “acontecimientos presentes poco gratos” que parecen “insuperables y sin sentido”.

El Sumo Pontífice aseguró que pedirá al Señor “por este pueblo y muy particularmente por quienes sufren por antiguas y nuevas realidades, sentimientos y formas de violencia”.

Previamente el presidente Felipe Calderón, al darle la bienvenida, agradeció la presencia del Sumo Pontífice en tiempos de la lucha contra la crisis económica, la sequia y la violencia criminal.

“Lo recibe un pueblo que ha sufrido”, enfatizó el mandatario. “Su visita es un gesto de solidaridad que nunca olvidaremos”.

El Papa centró su mensaje en las tres directrices de la fe cristiana: fe, esperanza y caridad.

El Mensajero de la Esperanza, como lo llaman, amplió las razones del por que las personas “que no encuentran sentido ni porvenir, deben volcarse en la fe, en Dios”.

“La esperanza despeja las tinieblas que asustan y atenazan”, dijo. Agregó que la intención de la iglesia católica en el país no entra en competencia con otras iniciativas privadas o públicas, ni pretende otra cosa que hacer, de manera desinteresada y respetuosa una muestra de amor auténtico”.

“¡Benedicto hermano, ya eres mexicano!”, gritaron personas reunidas en el aeropuerto internacional de Guanajuato, animados por un locutor que hablaba en un micrófono y que pedía a la gente alzar y agitar las banderas del Vaticano que llevaban.

Miles de personas y voluntarios esperaban al Pontífice apostados a lo largo de los 32 kilómetros que recorrió desde el aeropuerto y hasta el Colegio Miraflores, donde se hospeda.

A bordo del avión que lo trasladó, el Papa condenó la violencia del narcotráfico en México y consideró que la “idolatría del dinero” es la causa de la espiral violenta que ha dejado más de 47,500 muertos desde diciembre de 2006, cuando Calderón asumió el poder.

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