Fiesta azul en todo su esplendor

Señales de humo azul anunciaban la gran fiesta inaugural en los alrededores del 'Dodger Stadium`, que llega a los 50 años de su nacimiento

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Señales de humo azul anunciaban e invitaban a la gran fiesta inaugural en los alrededores del Dodger Stadium`, que llega a los 50 años de su nacimiento.

Como todos los años, ahora en la era de “Magic” Johnson, centenares de fieles fanáticos y seguidores de los Dodgers compartían felices, con vaso lleno del líquido espumoso en mano.

Estaban custodiando los asadores con las brasas apenas tomando vida. Era el clásico ritual muy propio de las jornadas de inauguración en el Elysian Park.

Era el prólogo de las festividades que hoy tienen un significado muy especial: las Bodas de Oro del ya longevo estadio de Chávez Ravine.

“Es el quinto año seguido que vengo con mis hermanos y primos”, dijo Arturo Martínez, de abuelos mexicanos oriundos de Sonora, que reside en Whittier.

“Todos esperamos que esta temporada sea como la del 1988 [los Dodgers ganaron la Serie Mundial]. Hay esperanzas con ‘Magic’ al frente de un grupo que tiene suficiente dinero para invertir y hacer un gran equipo”, agregó.

La carne, hot-dogs y hamburguesas iban rumbo a las brasas ya color naranja; ya cerca se podía apreciar el monumental coloso de cemento vistiendo sus mejores galas.

Los actos ceremoniales siguen cubiertos por el óxido de la rutina. En Grandes Ligas aún no han rasgado el velo de lo clásico.

La misma gigantesca bandera de Estados Unidos sostenida por miembros de la Guardia Nacional cubrió todos los jardines, y tres escuadras del Cuerpo de la Marina y Fuerza Aérea portaban los colores patrios, así como de California.

Luego fueron presentados los peloteros de cada equipo que se alinearon del home hacia primera y tercera base.

Cuando los Beach Boys, esa famosa banda de surf rock y pop de los años 60 e inquilina del Salón de la Fama del Rock and Roll interpretó el Himno Nacional, los eternos morteros surcaron el espacio y un puñado de palomas blancas fueron liberadas, mientras un jet bombardero de la Fuerza Aérea irrumpió de pronto e hizo vibrar el estadio ya casi lleno.

Uno de los grandes ausentes en las ceremonias fue el superveterano narrador Vin Scully, quien no estuvo presente en un juego inaugural por segunda vez en la historia de los 50 años del Dodger Stadium.

La primera fue en 1977, cuando tuvo que transmitir el Master de Golf en Augusta, Georgia, ayer, un problema estomacal se lo impidió.

Otro personaje del beisbol, Joe Torre, expiloto de los Dodgers, ahora investido como alto ejecutivo de MLB, recordó unos pasajes como pelotero jugando en este estadio antes del partido.

“Nunca pude batear un jonrón aquí a Sandy Koufax. Lo hice, pero contra Don Drysdale”, contó Torre, quien inició su carrera en Grandes Ligas con los Bravos de Milwaukee a inicios de la década de los 60.

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