Paris.- El Tribunal Supremo de China ordenó revisar el caso de Wu Ying, una joven millonaria china de 31 años de edad condenada a la pena de muerte por malversación masiva de fondos, al acumular una fortuna superior a los 571 millones de dólares.
El destino de esta mujer de negocios ha movilizado a millones de personas en China que aseguran “debe escapar a la muerte”, pues su vida ha sido ejemplar para muchos en su país, de acuerdo con un reportaje del diario francés Le Figaro.
Su caso ilustra los problemas de financiación que enfrenta el sector privado en China, donde las autoridades sin embargo han denunciado “el monopolio de los grandes bancos”.
La historia de Wu, hija de humildes agricultores, comenzó cuando decidió abrir una peluquería en la provincia de Zhejiang y rápidamente se encontró a la cabeza de un verdadero conglomerado regional, Bense Holding.
En unos pocos años amasó una considerable fortuna, que en 2006 fue estimada en tres mil 600 millones de yuanes, (más de 571 millones de dólares), refirió.
Pero su trabajo se volvió peligroso, pues comenzó a operar como una suerte de banco privado, prometiendo a los inversionistas rendimientos exhorbitantes, colocando el dinero en su empresa o en la de otros empresarios.
El hecho de comprar particularmente bienes hipotecarios o productos de lujo, que se aprecian con rapidez, propició su arresto en 2007 acusada de haber intentado defraudar a 11 inversionistas, de quienes presuntamente habría obtenido 124 millones de dólares.
Dos años más tarde y tras un polémico juicio, Wu fue condenada a la pena capital, pero ante tal sentencia muchos académicos y figuras públicas chinas, como el reconocido abogado Zhang Sizhi, tomaron su defensa argumentando que la condena era excesiva.
En China el pueblo siempre está dispuesto a exigir castigos para los ricos y poderosos, sin embargo el caso de esta mujer cobró especial importancia ya que Wu Ying se convirtió en un símbolo del éxito posible para cualquier muchacha pobre.
Su caso es un precedente para todos aquellos que aspiran a ser “nuevos ricos”, pero pone de relieve un fallo importante de la economía china, escribió Le Figaro.
La historia de Wu muestra la relación entre un “todopoderoso monstruo” -el sector estatal- y las humildes empresas del sector privado, que enfrentan una inmensa dificultad para obtener un crédito, ya que los bancos estatales prefieren otorgarlos a las empresas del gobierno.
Ello ha provocado un fuerte aumento de los prestamos informales, lo cual llevó al gobierno a trabajar sobre una reforma integral del sistema financiero para regular y legalizar este sector informal, que se estima en 595 mil millones de dólares en el último año.