Educación: Hipotecar estudiantes

Debido a que el sistema universitario depende cada vez más de los ingresos de matrícula y no de financiamiento estatal para su misión académica, la deuda a las escuelas es mayor que la deuda a las instituciones crediticias

En 2011, el monto de préstamos estudiantiles superó 100,000 millones de dólares por primera vez, reportó USA Today . En 2012 se espera que dos tercios de egresados tendrán una deuda promedio de 29,000 dólares, reportó el Chicago Tribune.

¿Cómo sucedió esto?

Mediante el crédito educativo, cuyos clientes crecen al 2% anual, promovido casi de la misma manera que con las hipotecas de vivienda tramposas que impulsaron para familias de bajos ingresos.

Desde que existe este programa, se han colocado 1.7 billones de dólares y el monto en 2011 es superior al billón, más que el fondo rotatorio de todas las tarjetas de crédito.

“Estos jóvenes aceptaron el equivalente a la hipoteca de una vivienda en deuda antes de gozar de un ingreso normal, basada en promesas falsas y sin saber que la deuda es inapelable (según las leyes estadounidenses), sin importar las circunstancias de vida o la capacidad de pago” de los deudores, escribe Alex Pareene en la revista Salon.

Si hay que identificar una señal como el punto clave en la corporativización de la universidad, esta sería la disminución en el financiamiento público de las universidades.

En una situación en que el dinero era escaso, las instituciones públicas comenzaron a buscar y a obtener dinero de donantes corporativos, que comenzaron a entrometerse en la gobernanza interna de las universidades.

“Una vez que se hace algo semejante, una vez que se reniega del compromiso con una universidad pública mediante dineros públicos, se pone en movimiento toda esta mercantilización y corporativización”, dice Peter Seybold, ex director de la Universidad de Indiana.

Los más altos puestos administrativos en las universidades y sus facultades, que tradicionalmente ocupaban los académicos, comenzaron a ser ocupados por personas cuya formación era la administración y no la vida universitaria y aunque ellos conseguían el dinero, también comenzaron a fijar los criterios para asignarlo.

Comenzó a haber evaluaciones de universidades completas y de departamentos dentro de las universidades en términos de sus productos, en relación con el dinero invertido, de modo que todo se convierte en conteo de personas y departamentos que ganan dinero.

Una vez que se acepta esta lógica, cuesta detenerse.

El gobierno de Barack Obama ha insistido en que la educación superior para jóvenes y trabajadores es lo más importante para superar la crisis económica, y ha promovido préstamos federales o garantizado créditos privados, por lo que ahora los bancos tienen un buen negocio.

Percibiendo un creciente mercado subsidiado por el gobierno, se multiplicaron las instituciones académicas de educación superior con fines de lucro, que se han dedicado a matricular estudiantes con asistencia y préstamos federales, sobre todo alumnos de bajos ingresos o trabajadores que buscan volver a capacitarse al perder su empleo.

En tanto, las colegiaturas en universidades públicas se han incrementado, en promedio, 8.3%, mientras cientos de universidades privadas (sin fines de lucro) ahora cobran entre 40,000 y 50,000 dólares al año por colegiatura y vivienda.

También crecen los casos de impagos que superan el 8,8%. En otras palabras, de los 3.6 millones de personas que empezaron a pagar sus préstamos entre septiembre de 2008 y septiembre de 2009, unas 320,000 entraron en cesación de pagos el 30 de septiembre de 2010.

Con un mercado laboral aún tambaleante, estos préstamos cada vez son más difíciles de pagar. Incapaces de encontrar trabajo.

Algo que complica aún más el asunto es que los préstamos educativos no pueden ser removidos o reducidos en procedimientos de bancarrota, lo que sí ocurre con otras deudas en mora.

Esta restricción fue extendida en 2005 para incluir también préstamos educativos realizados por bancos y otras instituciones financieras privadas y? garantizar su reembolso

Aun así, la perspectiva de cumplimiento en el pago es negativa. El eventual estallido ha movido a Obama a proponer que sólo se pague durante 20 años, y que las cuotas no excedan el 10% de los ingresos del deudor.

En noviembre del año pasado, desde el movimiento Ocupa en Nueva York se lanzó una campaña nacional de estudiantes y profesores cuyo propósito es lograr una moratoria de la deuda por educación.

La campaña afirma que, “como miembros de las generaciones más endeudadas en la historia, nos comprometemos a parar los pagos de préstamos estudiantiles después de que un millón de nosotros hayamos firmado este compromiso: La deuda estudiantil está envenenando el proceso de la educación superior? La deuda distorsiona nuestras prioridades educativas y limita severamente nuestras opciones de vida”.

Concluye: “la educación no es un producto y no debería ser un vehículo para generar deuda o utilidades para los bancos. La educación a todo nivel -desde prekínder a doctorado- es un derecho y un bien común”.