La Bella vs la Bestia

Thalía habla abiertamente sobre cómo venció la extraña infección y da consejos para que latinos la prevengan

Thalía con su libro 'Cada día más fuerte'.

Thalía con su libro 'Cada día más fuerte'. Crédito: AP

NUEVA YORK. – La cantante y actriz Thalía se convirtió, hace pocos años, en la cara más conocida de la enfermedad de Lyme, una rara infección transmitida por garrapatas y que es común en zonas suburbanas y rurales del Noreste de Estados Unidos como Nueva York, Nueva Jersey y Connecticut.

Hoy, ya recuperada, Thalía nos cuenta cómo venció esta enfermedad que le cambió la vida, y narra los padecimientos que sufrió antes, durante y después de su diagnóstico. Además, la estrella mexicana ofrece consejos para que otros latinos residentes en Estados Unidos tomen medidas para prevenir esta plaga y no pasen por la misma pesadilla que ella vivió por más de dos años.

“Es una enfermedad que una vez que la contraes debes tener un cambio total y radical de vida. Es como cuando a la gente le da diabetes. Con Lyme tienes que cambiar tu estilo de vivir, tu alimentación; tienes que tener un enfoque mucho más natural, sano y positivo”, dice Thalía.

“Además, debes evitar el estrés, porque el estrés drena tu sistema inmunológico que ya está comprometido, que ya está luchando con lo que traes dentro, que es la espiroqueta de Lyme”, agrega la actriz de 40 años.

Aunque no conoce la fecha exacta cuando se infectó, Thalía cree que contrajo la enfermedad a finales del 2007, poco meses antes de dar a luz a su primera hija, Sabrina.

“Calculo que fue en el último mes de embarazo, cuando comencé a sentirme extremadamente cansada, adolorida, con unos sudores impresionantes que me hacían cambiar de pijama tres veces en la noche. Me daban dolores de músculos y de coyunturas”, recuerda.

Al igual que ocurre con la mayoría de las personas que se infectan con la enfermedad de Lyme, Thalía nunca se percató que había sido picada por una garrapata. “Jamás me di cuenta. Jamás vi una marca. Muchos doctores piensan que si no tienes una erupción roja redonda en tu piel, entonces que no es Lyme, y eso es un error, porque muchas veces no te sale una marca, o te pica en el cuero cabelludo y jamás te vas a dar cuenta”, asegura la intérprete.

“Me imagino que [me infecté] en un área muy boscosa donde solíamos ir. A mí me gusta mucho hacer ejercicios al aire libre, la yoga, el alpinismo, y definitivamente donde hay más árboles y campo es donde hay mayor propagación de garrapatas”, señala Thalía.

Tras infectarse con el virus, pasaron varios meses antes de que la diva mexicana fuera diagnosticada correctamente con el mal que estaba deteriorando rápidamente su salud, un problema al que se enfrentan la mayoría de los pacientes. En ese tiempo sus síntomas se agravaron hasta un punto que le hicieron pensar lo peor.

“A los seis meses le dije a mi marido ‘veme hoy, porque este es el último día que estoy de pie, que estoy viva, porque siento que mañana voy a morirme. Ya no voy a estar aquí, me estoy muriendo'”, recuerda Thalía.

“Es terrible, no puedes controlar el dolor, sabes que algo te está pasando pero no sabes qué hacer, no te puedes concentrar. Es una enfermedad que te ataca el cerebro, a veces pierdes las palabras, el habla, no te puedes ni mover, ni levantar de la cama”, revela la cantante al recordar los difíciles días que vivió previo a su diagnóstico.

Thalía asegura que al tratarse de una enfermedad “tan compleja y misteriosa”, muchos doctores no la conocen bien, o la confunden con otros padecimientos de salud que presentan síntomas similares. “Es muy difícil detectarla. Ellos decían que tal vez me sentía así porque acababa de dar a luz, que tal vez eran las hormonas, la lactancia, pero se fue agravando y pasaron seis meses sin atacar la enfermedad”.

“La bacteria del Lyme creció y obviamente se apoderó de casi todo mi cuerpo: cerebro, corazón, sistema nervioso central, músculos, coyunturas, todo. Y fue mucho más difícil tratarla”, cuenta la estrella quien asegura que pasó mucho tiempo antes de poder recuperarse de esta patología que requiere largos y costosos tratamientos.

“Estuve por dos años a punta de inyecciones fortísimas, las mismas que por ejemplo se dan para la malaria y la tuberculosis… Me ponían inyecciones de penicilina un día sí, un día no”, recuerda. “Tenía que tomarme cinco o seis antibióticos súper potentes al mismo tiempo, más hierbas, probióticos y cosas naturales”, declara.

Thalía nunca pensó que se podría infectar con este extraño mal. Por esta razón, uno de los principales consejos que da a otros hispanos es informarse sobre el tema o hablar con sus doctores.

“Desde que me sentí mal empecé a ir al doctor para que me hiciera pruebas de sangre. Yo sola había hecho una investigación en mi computadora y todos mis síntomas indicaban que podía tener Fibromialgia, Lupus o Lyme, por lo que le dije que me hiciera la prueba de Lyme”, recuerda.

Sin embargo, la cantante subraya que en varias oportunidades los resultados de sus pruebas salieron negativos porque las mismas se enviaron a laboratorios sin la experiencia y capacidad de detectar esta infección.

“Esa es otra de las grandes piedras y obstáculos para el diagnóstico, porque la mayoría de los laboratorios, sino es que casi todos, no pueden localizar el Lyme en la sangre”, advierte la artista, quien asegura que tuvo que averiguar ella misma dónde se encontraban laboratorios especializados en este virus. “Los mandaron a dos y los dos salieron positivos”.

“El Lyme es una de las epidemias infecciosas número uno que hay ahorita, pero no se habla mucho, porque hay como un bloqueo entre los doctores, las aseguradoras y los mismos laboratorios. Es como un submundo que se está manejando con el móvil del dinero, porque se trata de una enfermedad costosa”, reflexiona la intérprete.

“Es una enfermedad difícil de detectar y luego requiere de muchos antibióticos y medicinas para tranquilizar a tu sistema, por lo que ninguna aseguradora quiere reconocerla y darle a la gente ese tratamiento porque es carísimo”, dice con firmeza.

“La gente está sufriendo porque no se hace más hincapié en la importancia de esta enfermedad que le puede dar a todo el mundo y no existe vacuna para curarla”, concluye.

Hoy, recuperada y con una actitud muy positiva y optimista, Thalía vive en las afueras de la ciudad de Nueva York con su esposo, el empresario Tommy Mottola y sus dos hijos, Sabrina Sakaë y Matthew Alejandro.

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