Unica hispana en ayuntamiento de Escondido combate políticas antiinmigrantes

De padres mexicanos, Olga Diaz es el único contrapeso de los conservadores.

San Diego, California (EFE).- Olga Díaz combate desde su posición como la primera y única hispana electa al ayuntamiento de la ciudad de Escondido, al norte de San Diego, las políticas antiinmigrantes que han hecho famosa a esta municipalidad.

Díaz, madre de cuatro hijos y casada con un teniente de la policía local, dijo en entrevista con Efe que la experiencia de sus padres mexicanos, que participaron del programa Bracero y luego trabajaron en empacadoras de carne de Chicago, ha impulsado su defensa de los hispanos en Escondido.

Dueña de una cafetería local, “estilo San Francisco, la primera en su tipo en la ciudad”, que le ha servido como base para crear redes sociales entre los vecinos, Díaz se ha convertido en el ayuntamiento en el único contrapeso a sus colegas conservadores.

Desde que fue electa en 2010, esta hispana que también es investigadora del Departamento de Investigación Institucional de la Universidad de Santa Clara, busca expandir los derechos y reconocer las contribuciones de los hispanos a la economía y cultura local, así como el desarrollo económico de la ciudad.

“Me mudé a Escondido buscando una ciudad similar a Salinas (donde creció) respecto al clima, pero más barata. Nunca me fijé en la política de la ciudad. No fue sino hasta que fui testigo de la forma en que la policía golpeó a jóvenes estudiantes que se manifestaban contra leyes que amenazaban con deportar a sus padres que comencé a involucrarme”, dijo Díaz.

Fue entonces que Díaz comenzó a acudir a las sesiones del ayuntamiento, y sorprendida por la insensibilidad de los concejales ante las necesidades de los hispanos, decidió meterse en la política.

Díaz, que busca reelegirse en noviembre, tiene como plan convertirse en la primera alcalde hispana de Escondido en 2014, cuando la ciudad adopte el sistema distrital, además de ayudar a la elección de aliados en el ayuntamiento a fin de transformar las políticas locales.

Entre las controvertidas medidas adoptadas por Escondido, que le han valido retos legales principalmente por parte de la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU), se encuentran retenes en las carreteras que han afectado desproporcionadamente a inmigrantes indocumentados sin licencia, una inusual colaboración entre el Departamento de Policía y la Oficina de Inmigración y Aduanas (ICE) que ha aumentado las deportaciones, además de ordenanzas que acusan a indocumentados de ser una carga para la ciudad.

“Los otros concejales no entienden que no pueden solo ofender a los indocumentados sin ofender también a quienes cuentan con documentos, pues las familias tienen estatus mixto”, indicó Díaz.

La concejal dijo que su victoria en 2010 cambió el tono de las conversaciones en el ayuntamiento, pues de hablar casi exclusivamente sobre inmigración o jornaleros, comenzaron a discutir el desarrollo económico o cultural de la ciudad.

Escondido, una ciudad que históricamente se ha destacado por sus cultivos de uvas y aguacates, tiene una población de 145,000 personas, de las cuales 48.8% son hispanos y el 40.4% blancos.

De acuerdo con la Asociación de Gobiernos de San Diego, en el 2000 los hispanos conformaban el 39 por ciento de la población de la ciudad, y se espera que para 2016 sean cerca del 60%.

“Como es la primera vez que los blancos han sido superados por otro grupo, se sienten amenazados y los oficiales electos se habían dedicado a promover el miedo. La incapacidad de razonar con los concejales fue una de las razones por las que entré en la política”, dijo Díaz.

La hispana, demócrata desde que tenía 18 años, fue electa pese a que la ciudad de Escondido tiene una proporción de 2-1 republicana y es mayoritariamente conservadora.

Díaz considera que la adopción de distritos para la ciudad, a la que accedió el ayuntamiento para evitar una acción legal, permitirá una mayor diversidad de representantes electos, lo que puede beneficiar a la comunidad hispana.

“Mientras he manejado con mis niños en el auto, ha habido conductores que se me han emparejado para gritarme insultos, o en la calle para decirme que regrese a México. Si esto me pasa a mí, solo puedo imaginar lo que experimentan personas que hablan con acentos. Esas son las cosas que me motivan, el ponerme en el lugar de las víctimas. Ningún grupo quiere ser tratado de esta manera”, finalizó Díaz

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