Economía clandestina gran costo al estado

Cuando algo suena demasiado bueno para ser verdad, por lo general no lo es. Este es el caso de contrabandistas en California que vendían carteras Gucci a $100 dólares, cuando su precio regular es de 1,500 dólares.

“Si suena demasiado barato para ser cierto, probablemente sea falsificado”, aseguró Jerome Horton, presidente de la Junta de Ecualización de California (BOE) durante la conferencia de prensa sobre economía clandestina que tuvo lugar ayer en el puerto de San Pedro.

La falsificación y el contrabando de productos le cuestan a California miles de millones de dólares. Las cifras hablan por sí solas. Cada año el estado pierde aproximadamente 8 mil millones de dólares de impuestos sin cobrar debido a la economía clandestina. La policía del puerto de Los Ángeles recuperó en 2011 más de 10 millones de dólares en productos electrónicos falsificados y mercancía robada.

Incluso en los casos en que los productos no son falsificados, la mercancía que entra por contrabando no paga impuestos que podrían ser usados para educación y salud. El intercambio clandestino también incluye el grave problema del tráfico de seres humanos.

“Desde la época de Al Capone que no se veía este nivel de criminalidad”, dijo Horton . “La economía clandestina ha ido en aumento en los últimos años, en parte por la crisis económica y en parte porque los criminales han adoptado un nuevo modelo. Les es más redituable vender Viagra falsificada y contrabandeada que vender cocaína”, señaló.

El contrabando no es sólo de productos caros como carteras o cigarrillos, explicó Kris Buckner, un investigador privado cuya agencia trabaja para el gobierno.

“Contrabandean desde desodorantes y productos de limpieza que sólo cuestan 1 dólar, hasta manzanas y pasta dental”, señaló y explicó que a pesar de que estos productos tienen bajos precios, los contrabandistas ganan por la cantidad masiva que venden y el poco costo que les insume.

Los productos falsificados y contrabandeados se pueden encontrar en negocios de ’99 Cents’ o en grandes tiendas de centros comerciales. Diecisiete años de experiencia como investigador le enseñaron a Buckner a identificar cuándo un producto es falsificado. “Pero a veces, ni yo me doy cuenta”, confesó y contó un caso en el que sólo la compañía que producía botellas de soja pudo darse cuenta de que eran falsificadas.

El problema de la falsificación y contrabando de productos no es sólo económico sino de seguridad, ya que ciertos productos pueden afectar la salud de quienes lo compran. El ejemplo más conocido es el de los remedios que se venden en la internet. El alto costo de los medicamentos y los seguros médicos, hacen que muchos pacientes recurran a comprar sus medicinas en la web, donde es aún más difícil detectar las actividades ilegales.

“Hay criminales inescrupulosos que venden hasta medicina para el cáncer que ha llegado a matar a los pacientes”, señaló Buckner y puso como ejemplo el caso de la venta de alimentos para mascotas falsificados que causó la muerte de decenas de perros años atrás. “Otro caso fue el de venta de collares y joyas que tenían 30 veces más plomo que el recomendado para la salud”.

“En este momento, sólo podemos revisar el 1% de los contenedores que llegan al puerto”, indicó Horton y recalcó la importancia del proyecto de ley SB1185 que crearía una agencia centralizada de inteligencia , para compartir información y aunar los esfuerzos en la lucha contra el contrabando.

Todd Rogers, Comandante del Departamento del Sheriff del condado de Los Ángeles recalcó la importancia del consumidor. “Al comprar productos falficados o de contrabando, están solventando a criminales”, señaló. “El apoyo del consumidor es fundamental en la lucha contra la economía clandestina”.