La reforma de salud

El reciente fallo de la Corte Suprema de Justicia en torno a la Ley de Salud tiene ramificaciones políticas y legales.

No sólo mejora las aspiraciones del presidente Barack Obama de mantenerse en la Casa Blanca por otros cuatro años, sino que también le da una identificación nueva a una corte federal mayoritariamente conservadora que, hasta antes del fallo, se había convertido un sello seco del Partido Republicano.

Los datos económicos negativos se han estado convirtiendo en el talón de Aquiles de la campaña política de Obama. Un 8% de desempleo es un problema serio para cualquier político que busca el apoyo de sus ciudadanos. La recesión económica sigue siendo un fantasma tétrico que busca empañar su reelección.

Empero, Obama no es un político inexperto. Sabe utilizar estrategias para alcanzar sus metas. Cuando una cosa no funciona, entonces busca otra que le sirva como palanca de sustento.

En este sentido, lo que hace el nuevo fallo de la Corte Suprema de Justicia es poner en primera plana el tema de la salud y coloca a la economía en segundo plano. Junto con su iniciativa de no deportar a los estudiantes indocumentados, estas dos medidas jurídicas se han convertido en una armadura de hierro que lo protege momentáneamente de las críticas de sus enemigos republicanos.

Por otra parte, el fallo le da una nueva cara a la Corte Suprema de Justicia. Una mayoría de los jueces que aprobaron la medida buscaban ampararse sobre la Cláusula de Comercio. De acuerdo a esta ley, el Congreso tiene el derecho constitucional a regular el comercio del país con otros Estados internacionales, así como también entre estados nacionales y con las comunidades indígenas norteamericanas.

En el pasado, la Cláusula de Comercio había permitido al Congreso a litigar y emitir nuevas leyes que sobrepasaban los límites del comercio, como derechos civiles, migración, etc.

Hoy, con la nueva ley de Obama, la Cláusula de Comercio tiene una limitante constitucional. En este sentido, el Congreso perdió una de sus armas letales para deliberar y emitir leyes.

Los jueces aprobaron con un voto de 5 a 4. Pero fue Roberts el que se llevó la medalla de oro a través de un razonamiento controversial y acertado. “El gobierno no puede imponer a la gente a que tenga seguro médico (Cláusula de Comercio), pero si puede exigirles a que paguen impuestos”, escribió.

Este nuevo fallo es histórico. Le da una nueva identidad a una Corte que se había caracterizado por su ideología política conservadora. Para los eruditos de derecho fue una sorpresa grata y como también para los creyentes de los contrapesos de democracia norteamericana. El poder Ejecutivo, Legislativo y Judicial están balanceados.

Para el presidente Obama fue una victoria política, aunque temporal.

En junio y julio los liberales respiran con una sonrisa en los labios, mientras que los conservadores hacen gestos de enfado.

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