Preocupa número de víctimas hispanas por violencia en Chicago

Organizaciones latinas redoblan esfuerzos para combatir la violencia callejera que ha cobrado 259 vidas en el primer semestre de 2012.

La violencia en las calles de Chicago es cosa de todos los días.

La violencia en las calles de Chicago es cosa de todos los días. Crédito: AP Photo / Robert Ray

Chicago (EFE).- La organización latina Grupo Enlace Chicago redobló sus esfuerzos para combatir la violencia callejera en Chicago, donde en los primeros seis meses del año hubo 259 homicidios, de los cuales 44 fueron de jóvenes hispanos.

“Son víctimas que no merecemos”, dijo su director Michael Gutiérrez a Efe, al relatar el trabajo que realizan principalmente en el barrio La Villita, al suroeste de la ciudad.

Esta organización comenzó a funcionar en 1990 como un grupo de líderes comunitarios preocupados por el desarrollo del barrio, hasta que en 1998 abrió una oficina para comenzar a implantar programas dedicados a servir a unos 5,000 jóvenes en un área de 100,000 habitantes.

Según Gutiérrez, en la década de 1990 había un promedio de 30 a 35 muertes violentas en La Villita y el año pasado fueron 15. Las cifras de este año recopiladas por la Policía indican 44 latinos asesinados, de los cuales 27 fueron varones de entre 15 y 35 años y de ellos 11 con antecedentes penales.

Las cifras no especifican los barrios, pero Gutiérrez dijo que su organización no se merece la violencia que se registra en las calles de La Villita, por el esfuerzo que realizan para crear programas en las escuelas que atienden a los jóvenes “propensos a ser víctimas u ofensores”.

“El énfasis es que sigan en la escuela, y no en las pandillas”, dijo.

Thalía Almazán, una joven vecina de este barrio, dijo que “hay muchos gangueros (pandilleros) afuera” y muchas veces se producen tiroteos entre los diferentes grupos. “Desafortunadamente es la verdad, así vivimos”, aseguró.

Otra vecina de La Villita, Cynthia Gutiérrez, reclamó la instalación de más cámaras policiales de vigilancia, porque considera que, de esa forma, “la gente se portaría mejor”.

El Grupo Enlace Chicago trabaja con otras iniciativas de prevención de la violencia como CeaseFire, Urban Life Skills, la iniciativa Cultura de Calma de las Escuelas Públicas de Chicago y Community Watch.

CeaseFire Illinois, organización que emplea a expandilleros y expresidiarios para ayudar a combatir la violencia callejera, recibirá este año $1 millón de la Municipalidad para contratar a 40 personas para mediar en conflictos en los distritos policiales Ogden y Grand Crossing, que son los más conflictivos en el sur de la ciudad.

CeaseFire había trabajado hasta ahora como entidad paralela al Departamento de Policía porque entiende que los pandilleros y otros criminales con los que lidian para resolver conflictos no confían en las autoridades.

Su director, Tio Hardiman, dijo que el grupo no hará nada diferente a lo que es habitual en sus intervenciones. “Tampoco vamos a convertirnos en informantes de la Policía”, aseguró.

El trabajo del proyecto de prevención de violencia CeaseFire, inaugurado por Hardiman en 2004, fue motivo del documental “The Interrupters” producido en 2011 con la historia de tres de sus trabajadores, entre ellos el latino Eddie Bocanegra, un expandillero que pasó 14 años en prisión por homicidio.

Los tres comparten sus experiencias con la violencia callejera y los esfuerzos para dirigir a los jóvenes en la dirección correcta, lejos de las pandillas.

De los 259 homicidios registrados en el primer semestre, 201 de las víctimas fueron afroamericanos jóvenes con antecedentes.

Ello también motivó la movilización de la poderosa Nación de Islam, que realizó recientemente una marcha de 500 hombres vestidos de negro por el barrio Auburn-Gresham, encabezados por su líder Louis Farrakhan.

“Estamos enfocando nuestra atención en acciones que queremos que den resultado. Dios habla por nosotros”, dijo Farrakhan en un comunicado.

En otras medidas, la Municipalidad de Chicago ha cerrado comercios de barrio que fueron identificados por la Policía como “lugares que ofrecen protección y sirven de punto de reunión de pandilleros”.

Asimismo, inició la demolición o el tapiado de las primeras construcciones de una lista de 200 edificios abandonados que son considerados polos de atracción del delito en áreas de alta criminalidad.

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