Un duro golpe para Asad

La deserción del primer ministro Riyad Hijab parece algo inesperado

El primer ministro sirio, Riyad Hijab, antes de desertar.

El primer ministro sirio, Riyad Hijab, antes de desertar. Crédito: EFE

EL CAIRO, Egipto (EFE).— La deserción del primer ministro sirio, Riad Hiyab, supuso ayer el mayor golpe político en los 17 meses de rebelión para el régimen del presidente Bachar al Asad, que mantiene los bombardeos sobre los barrios rebeldes de Alepo y otras áreas del país.

La televisión estatal siria presentó a primera hora de la mañana la defección de Hiyab como si se tratase de una destitución ordenada por el Presidente Al Asad.

Sin embargo, minutos después, los grupos opositores confirmaban lo que es una victoria para su causa: la deserción de mayor nivel desde que comenzaron las protestas y la esperada prueba de que el régimen se quiebra por dentro.

El paradero de Hiyab es todavía un misterio, ya que después de que el Consejo Nacional Sirio (CNS) informara de que se hallaba en Jordania tras haber cruzado la frontera, Amán negó que estuviese en su territorio, lo que disparó los rumores sobre el destino final de Hiyab.

“Anuncio hoy [ayer] mi deserción del régimen del terrorismo y me uno a las filas de la libertad y la dignidad. A partir de hoy formo parte de la revolución”, señaló Hiyab en un comunicado leído en su nombre por su portavoz, Mohamed Aetri, en el canal catarí Al Yazira.

En su mensaje, Hiyab se dirige al pueblo sirio “en un momento crítico, cuando el país se encuentra en el mayor nivel de los crímenes contra un pueblo que ha salido para pedir una vida digna”.

Nacido en 1966 en Deir al Zur, Hiyab había sido nombrado jefe de Gobierno el pasado 26 de junio, cuando era ministro de Agricultura, en sustitución de Adel Safar.

Según el consejero de comunicación de la Comandancia del rebelde Ejército Libre Sirio (ELS), Fahd al Masri, este grupo organizó la huida en la noche del domingo, y en ella participaron también otros tres ministros del gabinete, aunque este extremo no pudo ser confirmado.

Al Masri, que no pudo concretar las identidades de los otros tres ministros, explicó que otros altos cargos del régimen, entre ellos oficiales de la Guardia Presidencial, están en contacto con los insurgentes a la espera del momento para escapar del país.

El representante del Ejército rebelde señaló que el ELS aseguró la salida de toda la familia de Hiyab, incluidos varios de sus hermanos que trabajaban como altos funcionarios del Estado.

Hiyab huyó de Siria acompañado también del general Ahmed Neama, jefe del Consejo Militar de la provincia meridional de Deraa, dijo a Efe el dirigente del opositor Consejo Nacional Sirio, Mohamed Sarmini.

Horas después, la portavoz de los opositores Comités de Coordinación Local, Rafif Juejat, dijo a Efe que tres iraníes secuestrados el sábado por la Brigada Al Bara bin Malek, que forma del ELS, murieron en un bombardeo de las tropas gubernamentales en la periferia de Damasco.

Los tres muertos formaban parte de los 48 iraníes secuestrados el pasado sábado cuando viajaban en un autobús supuestamente como peregrinos.

Además, el general del ELS Abdenaser Samir amenazó este lunes con ejecutar a todos los rehenes, entre los cuales aseguró que hay miembros de la Guardia Revolucionaria iraní, si las fuerzas del régimen de Bachar al Asad no detienen de inmediato los bombardeos indiscriminados, según la misma fuente.

Para Juejati, la muerte de los iraníes pone de manifiesto que el régimen sirio “ya no controla la situación y bombardea de manera indiscriminada sobre todas las áreas. Dentro de la depresión en la que se halla, su comportamiento es totalmente ilógico”.

En otra acción representativa del grado de penetración de los elementos rebeldes, un artefacto explosivo voló este lunes parte de la fuertemente custodiada sede de la televisión nacional siria, en Damasco, lo que causó varios heridos leves.

Fuentes oficiales sirias detallaron a Efe que la explosión causó heridas a tres personas y ocurrió en la tercera planta del edificio, ubicado en la céntrica plaza de los Omeyas.

Pese a estos reveses, el régimen mantuvo su campaña de bombardeos y combates contra el ELS en la mayoría de provincias en Siria, con especial intensidad sobre la de Alepo (norte), donde en la actualidad se libra una de las batallas más decisivas de la guerra siria.

Según los Comités de Coordinación Local, al menos 103 personas murieron durante la jornada, un tercio de las cuales perdió la vida en Alepo, mientras que otras 27 fallecieron en Damasco y su periferia.

Otra de las provincias más castigadas fue la de donde es originario el ex primer ministro, Deir al Zur (noreste), con 15 muertes, mientras que en Hama y en Homs, en el centro del país, perecieron 12 y 10 personas respectivamente.

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