Convenciones resaltan divisiones de hispanos (fotos)

Marco Rubio y el alcalde de San Antonio Julián Castro reflejan profundas divisiones políticas y culturales.

El alcalde de San Antonio Julián Castro aquí con su hermano gemelo Joaquín antes de su discurso durante la Convención Demócrata en Charlotte.

El alcalde de San Antonio Julián Castro aquí con su hermano gemelo Joaquín antes de su discurso durante la Convención Demócrata en Charlotte. Crédito: Lynne Sladky / AP

Los dos hispanos que más figuración tuvieron en las convenciones políticas de este año, el senador republicano Marco Rubio y el alcalde de San Antonio Julián Castro, reflejan profundas divisiones políticas y culturales en el seno de esa comunidad.

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Los republicanos eligieron a Rubio, senador de la Florida de ascendencia cubana, para presentar a su candidato a la presidencia Mitt Romney en la convención partidaria de la semana pasada. Castro, quien es de origen mexicano, pronunció el discurso inaugural de la convención demócrata esta semana. Barack Obama hizo lo mismo en el 2004 y cuatro años después era presidente.

Si bien ambos son agrupados generalmente en la categoría “hispanos”, simbolizan las enormes diferencias que hay entre los mexicanos, que son la comunidad latinoamericana más grande de Estados Unidos, y los cubanos, que son los más activos en la política. Pese a compartir el mismo idioma, estas comunidades tienen historias muy diferentes en Estados Unidos y las leyes de inmigración no son las mismas para ambos, pues hay normas especiales, más beneficiosas, para los cubanos.

“Históricamente, los cubano-estadounidenses han tendido a ser un poco más conservadores en las últimas décadas. Por ello, no sorprende ver al senador Rubio y al candidato republicano al Senado por Texas Ted Cruz en las papeletas republicanas”, comentó Castro a la Associated Press. “No los envidio por eso. Creo que las políticas que expresan están muy erradas, no son las mejores. Pero, tú sabes, ellos creen en eso. Y los aplaudo por ello”.

Rubio, de 41 años, nació en Miami. Sus padres llegaron en Miami dos años y medio antes de que Fidel Castro asumiese el poder en Cuba. El 59% de los cubanos de Estados Unidos habían nacido afuera del país en el 2010, según el Centro Hispano Pew, y tres cuartas partes de ellos tenían la ciudadanía estadounidense.

Julián Castro, de 37 años, nació en Estados Unidos, lo mismo que sus padres. Casi el 64% de las personas de ascendencia mexicana que hay en Estados Unidos nacieron en el país, de acuerdo con el Pew.

Moisés Venegas, maestro retirado de ascendencia mexicana y activista comunitario en Alburquerque, Nuevo México, dijo que las dos comunidades tienen poco en común, con excepción de su conexión histórica con España, el idioma y los mismos apellidos hispanos.

“Los cubanos nunca fueron parte de nuestra comunidad”, expresó Venegas. “No vinieron de Chihuahua o de Sonora ni eran pobres. Eran gente de dinero, con una perspectiva diferente de las cosas. El Partido Republicano le abrió las puertas solo a ellos”.

Pedro Roig, abogado de origen cubano e investigador del Instituto para Estudios Cubano-Estadounidenses de Miami, rechaza la noción de que hay una fuerte rivalidad entre ambas comunidades. Atribuye las divisiones entre cubanos y mexicanos en parte a cuestiones geográficas y afirmó que muchos en la comunidad cubana admiran la selección de Castro para que pronuncie el discurso inaugural de la convención demócrata.

“Tal vez los cubano-estadounidenses hayamos creado un enclave en el sur de la Florida que es mucho más limitado comparado con la presencia mexicana en Estados Unidos”, declaró Roig.

De los 52 millones de hispanos que hay en Estados Unidos, 33 millones son de ascendencia cubana. La segunda comunidad más grande es la puertorriqueña, con 4.7 millones de personas, y tercera está la cubana, con 1.9 millones, de acuerdo con el Pew. Luego vienen los salvadoreños (1.8 millones), dominicanos (1.5 millones), guatemaltecos (1.1 millones), colombianos (972,000), hondureños (731,000), ecuatorianos (665,000) y peruanos (609,000).

En las elecciones presidenciales del 2008 9.7 millones de hispanos acudieron a las urnas y más de la mitad, 5.2 millones, eran de ascendencia mexicana. Aproximadamente el 45% de los mexicanos en condiciones de votar lo hicieron, según el Pew. El porcentaje de cubanos que votó fue mucho más amplio, el 69%, o 713,000 personas, indicó el centro.

Obama recibió el 47% del voto cubano en la Florida ese año, de acuerdo con los archivos de la AP.

En Texas algunos republicanos obtienen tal vez el 30% del voto hispano, que es casi exclusivamente mexicano, indicó Antonio González, presidente del Proyecto de Educación del Votante del Sudoeste, de San Antonio.

El tema de la inmigración ilegal es el que más fricciones causa entre los dos grupos. A los cubanos se les despeja el camino para conseguir la residencia legal y la ciudadanía. Las primeras olas de inmigrantes cubanos fueron personas de clase media y alta, aunque los “marielitos” que llegaron en la década de 1980 no eran gente de medios.

Los cubanos comenzaron a acercarse a los republicanos a comienzos de los 60, luego de la fallida invasión de Bahía de Cochinos, apoyada por Estados Unidos, para derrocar a Fidel Castro. Esa lealtad aumentó cuando el presidente Ronald Reagan endureció las políticas hacia la isla, para beneplácito del exilio cubano.

Estados Unidos modificó la Ley de Ajuste Cubano de 1966, que allanaba el camino para que los cubanos recibiesen visas temporales y pudiesen sacar la ciudadanía, y adoptó lo que se conoció como la política de “pies mojados, pies secos”. Esa ley de 1995 establece que si un cubano pisa tierra, puede quedarse y regularizar su situación, pero si es interceptado en el mar, es devuelto a la isla o enviado a otro país que esté dispuesto a aceptarlo.

El Congreso, no obstante, por años se ha negado a reformar las leyes de inmigración para regularizar el status de inmigrantes que están en el país ilegalmente, buena parte de los cuales son mexicanos. También rechazó un proyecto que le hubiera dado la residencia a los inmigrantes que fueron traídos ilegalmente por sus padres cuando eran niños.

Mientras que muchos cubanos expresan deseos de volver a una Cuba libre, numerosos mexicanos consideran que partes del territorio estadounidense son históricamente mexicanas. “No cruzamos la frontera, sino que nos corrieron la frontera”, dice un refrán popular. La inmigración mexicana es responsable de buena parte del crecimiento poblacional de Estados Unidos en las últimas décadas.

DeeDee Blase, fundadora del Tequila Party de Arizona, una organización política independiente formada mayormente por mexicanos, dijo que los cubanos no han apoyado políticas que eran importantes para los mexicanos, como la reforma a las leyes de inmigración y a los seguros médicos, pero quieren que los hispanos respalden el embargo comercial a Cuba. Blase es de ascendencia mexicana.

Guarione Díaz, presidente saliente del Consejo Nacional Cubano-Americano de Miami, dijo que los resentimientos tienden a desaparecer a medida que más mexicanos se radican en Miami y que más políticos que no son cubanos acceden a cargos públicos con el voto cubano. Los casamientos entre personas de ambas comunidades contribuyen asimismo a acortar las diferencias, junto con una creciente unidad en torno a temas relacionados con la igualdad de derechos, indicó González.

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